Hay luz al final del túnel, también con la variante delta

Centro de vacunación en León (España), Shutterstock / alvan.ph
por Antonio Gutiérrez Pizarraya

 

Martes, 31 de agosto de 2021. El SARS-CoV-2 no es como el virus de la gripe, el campeón de la variabilidad, sino que tiene una capacidad de mutación limitada. Aun así, la variante delta (B.1.617.2), que cuenta con dos mutaciones relevantes (L452R y P618R), se identificó inicialmente en India en diciembre de 2020 y hoy es mayoritaria en muchos países, incluida España.

La delta se contagia más fácilmente. Aunque se desconocen los motivos, por lo que sabemos en la actualidad es entre un 40 % y un 60 % más transmisible que la variante anterior dominante, la alfa, según confirma el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). También es más transmisible que el linaje original –aunque menos que otros virus, como el del sarampión–.

Además,ocasiona una carga viral en la persona infectada del orden de mil veces mayor que la alfa, y un periodo de contagiosidad más prolongado.

¿Qué implica una mayor transmisibilidad?

Para empezar, la inmunidad de grupo no podrá alcanzarse con solo el 70 % de la población vacunada. Casi con toda seguridad, debido a varios factores, la inmunidad de grupo como la conocemos en otras enfermedades infecciosas no pueda alcanzarse como tal, y quizá debamos centrarnos en controlar funcionalmente la epidemia.

Los principales factores que rodean de incertidumbre la inmunidad de grupo son esta alta transmisibilidad, que las vacunas disponibles no bloquean la transmisión, que no sabemos con seguridad la duración de la inmunidad proporcionada por las vacunas ni por haber superado la enfermedad, la disparidad en la distribución y administración de las vacunas y la mayor interrelación social estos meses.

No tenemos pruebas sólidas de que la enfermedad que causa esta variante del virus sea más grave, ni de que se relacione con una mayor mortalidad. No obstante, un estudio reciente que evaluó el riesgo de ingreso hospitalario en Escocia sí concluyó que el riesgo de hospitalización de una persona no vacunada es el doble si se infecta con delta que con alfa.

¿Protegen contra delta las vacunas disponibles?

En lo relativo a la efectividad de las vacunas frente a esta variante hay que decir que es buena con la pauta completa, aunque disminuye un poco respecto a la respuesta que se obtiene frente a la variante original. Se debe entender bien esto. Las vacunas sirven para el propósito para el que fueron pensadas: esta variante no escapa.

Sí se ha comprobado que una sola dosis es insuficiente. Según un estudio reciente de Public Health England, la vacuna de Pfizer-BioNTech fue solo un 33 % efectiva contra la enfermedad sintomática causada por la variante delta tres semanas después de la primera dosis.

De hecho, hemos visto incluso que vacunas aún pendientes de autorización en Europa, como la de Novavax, muestran una alta eficacia para variantes diferentes a la original y que hace unos meses eran miradas con mucha preocupación, como la sudafricana.

Por tanto, para evitar fallecimientos por la variante delta y por cualquier otra es vital vacunar con prontitud al mayor número de personas, incluyendo los más jóvenes, ya que las vacunas de que las disponemos –con pauta completa en las de doble dosis– ofrecen una alta protección.

Lo más importante es que con la delta las vacunas siguen protegiendo muy bien de desarrollar una enfermedad grave y de morir.

¿Qué hacemos entonces?

Necesitamos incentivar la vacunación más aún. En España estamos en la senda. Necesitamos vigilar: diagnosticar, secuenciar, rastrear, y aislar cuando sea necesario. Necesitamos mantener precauciones aún un tiempo más.

Estamos viendo la luz, pero hay que ser precavidos. Las vacunas disminuyen en buena medida la transmisión, pero su verdadero potencial se muestra contra la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte.

En un mundo globalizado e interconectado, con un virus que viaja con tanta facilidad entre personas, solo un abordaje global de la pandemia conducirá a una solución. Esta situación nos obliga a ser humildes y a aprender de los errores. De poco sirve vacunar mucho en algunas zonas mientras en otras, países empobrecidos o de renta baja, apenas reciben unas dosis. Es la pandemia dentro de la pandemia.


Este artículo fue publicado originalmente por la agencia de noticias científicas SINC.


Antonio Gutiérrez Pizarraya, Investigador Doctor y Epidemiólogo. UGC Farmacia. Hospital Universitario de Valme., Salud Pública Andalucía. Farmacéutico de carrera, posteriormente desarrollé mi doctorado en enfermedades infecciosas, concretamente sobre la infección grave por el virus pandémico influenza H1N1 pdm09. He cursado Máster en uso racional del medicamento por la universidad de Sevilla, en enfermedades infecciosas en una unidad de cuidados intensivos por la politécnica de Valencia así como en investigación clínica y gestión de ensayos clínicos por el Colegio de Médicos de Barcelona. Soy además Diplomado por la universidad autónoma de Barcelona en metología de investigación y Bioestadística y Experto Universitario en técnicas de estadística avanzada por la UNED y en Resistencias microbianas por la universidad de Sevilla. Adicionamente, me diplomé en epidemiología clínica por la Universidad de Granada. He trabajado fundamentalmente en el área de las enfermedades infecciosas, en medicina intensiva, terapias avanzadas y farmacovigilancia, con múltiples colaboraciones con entes públicos y privados así como de evaluador de proyectos internacionales. Actualmente desarrollo mi tarea investigadora en un hospital universitario de Sevilla, el hospital Virgen de Valme.

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