El titular de Interior tiene intención de reforzar la seguridad de las fronteras de Ceuta y Melilla elevando la altura de las vallas un 30%.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, parece que nada a contracorriente en el Gobierno progresista que prioriza los derechos humanos. El ministro ha anunciado en su primera comparecencia ante la comisión parlamentaria que controla su departamento su intención de reforzar la seguridad de las fronteras de Ceuta y Melilla elevando la altura de las vallas un 30%. Y sí, va a retirar las concertinas, pero solo después de que Marruecos haya mostrado su disposición a instalar este tipo de alambrada en su propio territorio.
Las devoluciones en caliente y las preguntas esquivas
Huir de la guerra o la miseria no es violencia.
Violencia es vender armas a Arabia Saudí para que mate gente.
Violencia es la política europea de fronteras que condena a morir a miles de personas ahogadas.
Violencia es criminalizar a los migrantes desde una posición de poder. pic.twitter.com/fC9QbIZbgS— Ada Colau (@AdaColau) February 17, 2020
Existe un consenso entre tribunales internacionales y ONG como Human Rights Watch o Amnistía Internacional sobre la ilegalidad de las devoluciones en caliente y en el que constituyen una violación de los derechos del migrante. En 2017 más de 80 organizaciones para los derechos humanos firmaron una petición al entonces ministro del Interior Juan Ignacio Zoido para concretar el número de personas devueltas tras cruzar la frontera, pero rechazó hacer declaraciones sobre el tema. Marlaska imita ahora tristemente al ministro del PP.
El diputado de Bildu Jon Iñarritu le ha preguntado expresamente «cómo va a actuar Interior tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos respecto a las devoluciones en caliente». «¿Las van a multiplicar?» «¿Las van a censar?» «¿Va a pasar las instrucciones por escrito a los agentes sobre cómo actuar?», ha cuestionado el parlamentario.
El ministro ha ignorado las preguntas y ha mencionado la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que avala las «devoluciones en caliente», aunque un buen número de grupos parlamentarios le han pedido que se posicione sobre esta cuestión. Ha evitado especificar si su Ministerio dará instrucciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en esta materia.
La violencia de los migrantes, ¿una tesis progresista?
Lo que sí ha dicho Marlaska ha sido que la sentencia «manifiesta que la violencia es un límite al ejercicio de los derechos fundamentales y la importancia de tener mecanismos en frontera y en el ámbito consulados y embajadas para que pueda haber solicitudes efectivas en términos de protección internacional».
«Esas son las pautas que establece la sentencia, el no ejercicio de la violencia, y que España cuenta con mecanismos suficientes para asistencia en frontera de las personas solicitantes de protección internacional», ha proseguido. El ministro ha asegurado que las políticas migratorias le ha llevado el «70% de los esfuerzos y del tiempo» de su equipo ministerial y que en la actualidad se encuentran trabajando en un sistema de asilo común para toda Europa.
«Les garantizo que hay un respeto absoluto en materia migratoria y en todo el ciclo migratorio a los derechos humanos sin ningún tipo de vulneración. Este es un país de asilo y refugio. Se han multiplicado por cinco en los últimos años las peticiones de protección internacional. En 2019 recibimos 118.000 peticiones de protección internacional y ya hemos resuelto casi 60.000 expedientes, aunque tenemos muchos pendientes», ha explicado.
Estas declaraciones han generado multitud de comentarios en contra. Entre todos destaca el de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona: «Huir de la guerra o la miseria no es violencia. Violencia es vender armas a Arabia Saudí para que mate gente. Violencia es la política europea de fronteras que condena a morir a miles de personas ahogadas. Violencia es criminalizar a los migrantes desde una posición de poder».
Sea el primero en desahogarse, comentando