por María Rodríguez
El que fuera presidente del Congreso de los Diputados, exministro de Justicia en el Gobierno de Adolfo Suárez y miembro del actual Consejo de Estado, ha fallecido este lunes a los 85 años, según fuentes del órgano consultivo.
Nacido en Lleida en el verano de 1934, Landelino Lavilla Alsina se encontraba desde hace tiempo muy delicado de salud, debido a una grave enfermedad, sin embargo, esto no impidió su actividad como consejero hasta el día de hoy.
En el libro Una historia para compartir. A cambio por la reforma (1976-1977), Lavilla cuenta que Adolfo Suárez, por aquel entonces vicesecretario general del Movimiento, le dijo: «Si yo fuera presidente, estarías en el Gobierno y no haciendo dictámenes en el Consejo de Estado».
PAPEL DETERMINANTE EN LA TRANSICIÓN
Un año después, en 1976, el ya presidente Adolfo Suárez cumplió su promesa y Lavilla fue nombrado ministro de Justicia de su Gobierno.
Durante esta etapa, el ilerdense fue uno de los responsables de que se empezaran a adoptar medidas reformistas que marcarían el periodo de la Transición: abogó por una reforma del Código Penal para la modificación de artículos sobre los derechos de reunión, asociación y libertad de expresión y de trabajo, que se aprobó en julio de 1976, mes en el que también se aprobó el decreto Ley de Amnistía. Asimismo, en otoño de ese mismo año, asumió la defensa de la Ley para la Reforma Política.
23F
Tres años más tarde, ocupó el puesto de presidente del Congreso de los Diputados y, ahí, vivió el intento fallido de golpe de estado al mando de Fernando Tejero el 23 de febrero de 1981.
Después de la marcha de Suárez, Lavilla fue elegido como presidente de Unión de Centro Democrático (UCD) en 1982. Tras la victoria por mayoría absoluta del PSOE y la disolución de su partido, renunció a su acta de diputado y pasó a formar parte del Consejo de Estado.
Por su papel en la Transición, siempre a favor de la democracia, Lavilla ha sido galardonado con premios, como el dela Defensa de los Valores Constitucionales (1998), el IX Premio Pelayo para Juristas de Reconocido Prestigio (2003) y el premio a la independencia judicial (2009) otorgado por la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria.
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