«Me preocupa que partidos autoritarios estén fomentando esta vía casi religiosa de acceder a la realidad, porque solo genera fanáticos que considera a los otros gente manipulada»
Lo preocupante de la manifestación del 16 de agosto no fue que se reunieran mil personas sin mascarilla, que también. Lo preocupante es el asalto a la ciencia como último reducto de consenso y entendimiento en la sociedad. Ataque que responde a una estrategia política nada oculta.
En un análisis de twitter que realizaron @BarriPdmx y @SoyMmadrigal sobre las cuentas que participaron en la difusión de la manifestación, confirman lo que muchos ya sospechábamos. Las conexiones entre la extrema derecha y este movimiento. Cuentas activas contra la Plandemia se crearon en abril al tiempo que comenzaban las caceroladas contra el gobierno y el confinamiento. La cuenta que comenzó el hastag #Madrid16A pertenece al partido libertario, partido centrado en la absoluta libertad económica y la reducción del estado a su mínima expresión, tesis compartida con VOX. En la misma línea política andaría la usuaria que en más ocasiones compartieron su contenido. Y el usuario que más tweets lanzó tiene entre sus diez hastag más usados diez campañas de VOX, pleno. La pregunta sería qué interés tiene la extrema derecha en fortalecer esta tendencia.
Desde hace un tiempo la estrategia de lo que se ha llamado últimamente la altright, la derecha alternativa, ha pasado por romper el sentido común, esto es romper los consensos aceptados de forma tácita por la mayoría de la sociedad. La punta de ariete de esta estrategia, es sostener que se enfrentan a lo “políticamente correcto” y que luchan contra la “dictadura progre”. Esto lo aterrizan, por ejemplo, negando la existencia de la violencia de género al relativizar los datos que nos hablan de la pobreza, vulnerabilidad y asesinatos que sufren las mujeres en todo el mundo. Lo mismo ocurriría con las cifras que nos hablan del calentamiento global, del ritmo frenético al que se extinguen especies, del avance del desierto y de la alteración de los fenómenos atmosféricos, se limitan a decir que el cambio climático es algo natural, no un problema provocado por el ser humano, y que solo es una excusa para coartar la libertad a usar el coche.
Y es esa misma estrategia la que están usando en esta ocasión. Se cuestionan los datos de los muertos, hay quienes dicen que no hay tal cantidad de fallecidos pero que se aprovecha la alarma para establecer mecanismos de control social, también están los que dicen que sí los hay pero que los han matado intencionadamente para ahorrar en pensiones. Hay quienes llegan a decir que el sistema sanitario esta comprado por los grandes jefes de la humanidad, que tienen a sueldo a todos los presidentes del mundo y que han comprado el silencio de todos los trabajadores sanitarios. Bajo estas tesis se definen como rebeldes defensores de la libertad, cuando en realidad su objetivo sería quebrar y desestabilizar el país.
Puede parecer exagerada la última afirmación, pero esa es la función última de los negacionismos y de las fake news: Crear realidades paralelas, crear mundos en el que puedes elegir qué datos quieres que sean reales. Y esto acaba irremediablemente con la posibilidad de cualquier diálogo. ¿cómo debates con quien te niega que la temperatura del mar ha subido? Llevado al extremo, ¿cómo debates con quien te pide que expliques por qué los objetos siempre caen hacia abajo, pero sin recurrir “a la mierda esa de la gravedad”? Cuestionada hasta la ciencia se derrumba la base sobre la que construir cualquier debate y cualquier consenso, todo se convierte en un acto de fe porque ningún dato es confiable.
No me preocupan tanto los negacionistas, los terraplanistas o los antivacunas en sí mismo. Me preocupa que partidos autoritarios estén fomentando esta vía casi religiosa de acceder a la realidad, porque solo genera fanáticos que considera a los otros gente manipulada en el mejor de los casos y en el peor, siervos a sueldo del “Nuevo Orden Mundial” y por tanto enemigos con los que es imposible llegar a un entendimiento. Y entonces, solo queda la fuerza.
Es bastante simplón y básico resumir todo en conceptos como ,negacionistas,magufos e.t.c
En el artículo se habla
de la supuesta intransigencia y posesión de la verdad de este movimiento,
el que escribe la noticia
les llama «magufos» lógicamente en tono peyorativo,
mal empezamos ,si desde
la atalaya de nuestra verdad ,insultamos
al que opina diferente .
Esto es tan sencillo ,como
respetar las ideas ajenas,
ni unos serán magufos y conspiranoicos ,
ni los otros serán
zombies y borregos,
en el término medio está
la virtud .
Que en parte de lo que se critique respecto a la
pandemia,habrá cosas ciertas ,de eso podemos estar seguros,
que nos engañan ,y nos toman el pelo las clases
políticas desde que el mundo es mundo ,
es algo incuestionable.
Que no todo el monte es orégano ,eso también ,
y que no en todos
los puntos habrá «conspiración »
eso también es seguro.
El debate no se puede
polarizar en blancos o negros,
el posicionarse en un bloque ,es caer en una equivocación ,forzada
por los medios de comunicación ,
«o conmigo,o contra mi»,
eso es caer en el juego
de los extremos ,
que no benefia,a aclarar
ningún punto,
y los perjudicados
somos los ciudadanos
es su conjunto,
a mi gustaría,
más diálogo ,
más respeto ,
y menos «etiquetas «.
Totalmente de acuerdo, soy de los que podrían llamarse «negacionistas» de la utilidad de las medidas y de que pueda considerarse pandemia a una enfermedad que si existe, pero que la extrema derecha española e internacional, esta llevando el asunto es para mi muy claro, una extrema derecha que pide acusaciones penales al gobierno por no haber actuado antes y más, es la misma que protesta por las medidas. Y la infiltración del nazismo en el mundo esotérico o histórico alternativo para mí también es clara
Saludos.