Francia y Estados Unidos han iniciado, en plena crisis del coronavirus, una batalla por conseguir las mascarillas que China ha enviado para evitar el desabastecimiento sanitario al que se enfrentan muchos países por el impacto del COVID-19 en Europa.
La falta de material sanitario ha hecho que muchos países hayan tenido que recurrir al país asiático para que este les suministre los recursos necesarios y que los sanitarios puedan hacer frente a esta histórica situación.
En Europa, España, Italia y Francia son los países más afectados, mientras que fuera de las fronteras europeas, Estados Unidos hace frente a una pandemia que ha dejado a su sistema sanitario completamente colapsado.
Todos los países se han puesto en contacto con China para conseguir un reparto equitativo de materiales sanitarios. Sin embargo, en los últimos días, Francia y Estados Unidos libran una pequeña batalla envuelta en acusaciones del primer país hacia el segundo, por supuestas sustracciones de mascarillas cuyo destinatario sería el país liderado por Emmanuel Macrón.
COMPETENCIA DESLEAL
Este desencuentro no se estaría librando en los despacho del mandatario francés y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sino que se estaría produciendo en las pistas de aterrizaje a donde llegan los mencionados materiales.
Según Jean Rottner, el presidente de la región francesa de Grand Est, una de las más afectadas por el brote de coronavirus en Francia, ha asegurado que «en la pista, los estadounidenses sacan el dinero en efectivo y pagan tres o cuatro veces el precio de los pedidos que nosotros hemos hecho, hay que pelearse».
Por su parte, una persona del círculo más cercano a Trump ha respondido asegurando que «el gobierno de Estados Unidos no ha comprado máscaras a China destinadas a Francia. Los informes son completamente falsos«, como recoge la agencia AFP.
Un cargamento de 60 millones de mascarillas chinas que tendría que haber llegado a Francia, se ha reducido a una partida de 2 millones, única cantidad que ha podido conseguir el Gobierno francés.
Este descenso en el número de ellas ha sido el elemento determinante para que esta batalla haya sido calificada como la guerra de las mascarillas, y ha provocado que Francia se enfrente y acuse a todos los países que frenan la llegada del material sanitario a Europa de estar incurriendo en un supuesto caso de competencia desleal.
PREOCUPACIÓN GENERALIZADA
Otras ciudades como Berlín también han señalado a los Estados Unidos como posible instigador de esta apropiación de material sanitario.
Un pedido de 200.000 máscaras de protección contra el Covid-19 para la policía de Berlín habría sido confiscada en Bangkok y, tras demostrar que estas mascarillas habían sido adquiridas por la capital alemana, este hecho no fue suficiente para devolverlo a sus compradores y no pudo salir de la capital tailandesa.
Este hecho hizo que las autoridades de Berlín compartiesen sus sospechas sobre EEUU asegurando que «asumimos que esto está relacionado con la prohibición del gobierno de los EE.UU de exportar máscaras».
Lo preocupante de esta situación relacionada con la supuesta sustracción de mascarillas es que este veto aparentemente impuesto por los Estados Unidos no solo afecta a los países mencionados, sino que también tiene efectos colaterales en países como Italia o España, los cuales también habrían recibido parte de esas mascarillas – un millón concretamente -, y materiales sanitarios enviados desde China.
Además, otros países europeos también han mostrado inquietud ante la incógnita de si este modus operandi, supuestamente realizado por los americanos, se convertirá en la tónica general cada vez que China envíe material sanitario a Europa.
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