Lunes, 6 de febrero de 2023. Durante siglos han tratado de adueñarse del nombre de nuestra nación, y de cada uno de sus símbolos, precisamente aquellos que más han hecho y hacen para frenar, obstaculizar y reventar cada esfuerzo por hacer de España un país mejor para sus gentes.
No hay mayor traición a España, a su bandera, a su escudo y a su himno, que utilizar el nombre de España y los colores de su bandera para intentar dividir a los españoles en “buenos españoles” y “malos españoles”, en “españoles fieles” y “españoles infieles”, en patriotas y anti-patriotas, desde los discursos de la división y el odio.
Pero esto es precisamente lo que hace buena parte de la derecha española, sobre todo la madrileña, en sus manifestaciones, concentraciones, balconadas y memes. Si bien es verdad que los instrumentos fueron más drásticos y dramáticos en otros tiempos, que prefiero no recordar.
¿Qué quiere decir esta derecha cuando enarbolan las banderas de España contra el Gobierno, contra la izquierda, contra mí? ¿Que yo no soy español? ¿Que soy menos español porque no soy de derechas? ¿Esa es la patria que quieren construir? ¿Una patria en la que solo caben ellos? Qué patria tan pobre la suya.
Querer a España y a sus símbolos no es compatible con odiar y excluir a los que piensan en un presente o un futuro distinto para la patria. Querer a la patria es aspirar a defender tus principios, entendiendo los principios de los demás, buscando el acuerdo con quienes también quieren lo mejor para la patria desde ideas distintas, respetando el voto de tus compatriotas y las instituciones democráticas que la rigen.
En una sociedad democrática sana, las identidades, también las identidades nacionales, son libres y compatibles.
Somos una gran mayoría los que nos identificamos como españoles, y queremos a nuestra bandera, a nuestro himno y a nuestras selecciones deportivas, desde nuestra diversidad, con nuestra diversidad, celebrando nuestra diversidad.
Creemos en un proyecto común que llamamos España, dentro de otro proyecto ilusionante en construcción, que llamamos Europa, a la vez que nos sentimos parte de Madrid, de Cataluña, de Andalucía o de Aragón, respetando la diversidad de identidades, de maneras de pensar, de entender y de querer a la patria.
¿Quién es esta gente para arrogarse la titularidad de la patria y de su bandera frente a los demás?
Son los mismos a los que hemos visto intentarlo en la asonada de Brasilia, en la algarada de Washington, en las movilizaciones ultras de Francia, Alemania o Italia… Quieren a la patria… para ellos, y solo para ellos.
¿Qué es querer a España?
Primero y ante todo, trabajar duro para que a los españoles les vaya cada vez mejor, subiendo sus pensiones, elevando sus salarios, consolidando sus empleos, protegiéndolos de la inflación, respaldando a los más vulnerables.
Querer a España es procurar que se cumpla la Constitución que garantiza la convivencia en paz, en democracia y en libertad. Por ejemplo, respetando al Gobierno legítimo que votan los representantes elegidos por los españoles. Y por ejemplo, renovando las instituciones democráticas cuando toca.
Querer a España es esforzarse por evitar la confrontación entre territorios y entre españoles que viven en distintos territorios, buscando el acuerdo en lugar del conflicto, por encima de los intereses políticos y electorales propios.
Querer a España es defender a España y no hablar mal de su Gobierno en el extranjero…
Que no nos den lecciones de ser español aquellos que cada día nos amenazan con el palo de la bandera, por favor.
Rafael Simancas es Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y Asuntos Constitucionales
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