El documental repasa la intensa trayectoria vital y artística de Bambino, un artista mítico y de referencia que supo crear su propio estilo de copla flamenca.
El cantaor jerezano José Mercé participa en Sevilla en el primer día de rodaje
Martes, 13 abril 2021.- El el cineasta onubense Paco Ortiz ha dirigido este martes la primera sesión de rodaje del largometraje documental Algo salvaje. La historia de Bambino, que arranca hoy en Sevilla para continuar próximamente en distintas localizaciones de Madrid, Barcelona, Sevilla y Utrera, localidad sevillana natal del ‘rey de la rumba andaluza’.
Producida por Sarao Films, con el apoyo la familia del artista, Algo salvaje es una película biográfica que rescata y rinde homenaje a Miguel Vargas Jiménez (Bambino), el cantante gitano que triunfó en salas de fiesta de media España en los años 60 y 70 rompiendo moldes con un nuevo estilo musical y una personalidad tan arrebatadora que lo convirtieron, como solía decir Camarón, en “el artista de los artistas”.
Intérprete de ‘Soy lo prohibido’, ‘Procuro olvidarte’, ‘La pared’ o ‘Se me va’, Bambino dio sus primeros pasos en el mítico tablao El Duende de Pastora Imperio junto al Lebrijano o Rocío Jurado. Se pulió trabajando en el tablao de Manolo Caracol, le tocaron leyendas como Paco de Lucía o Paco Cepero y fue cabeza de carteles donde aparecía un joven Camarón, además de grabar una veintena de discos. Mezclaba coplas, boleros, rancheras y bulerías con ritmo rumbero y letras fatalistas, con gran capacidad para transmitir y emocionar. Suya es y será la rumba trágica que levanta pasiones, los aspavientos de chaqueta y mano o los ritmos desenfrenados de los bongos.
Con ansia de exprimir la vida y auténtico genio, ha sido banda sonora de Almodóvar, besado por Ava Gadner y homenajeado por Sabina. En el ocaso de una vida de excesos y noches infinitas comentaba que su paso por este planeta había sido con tal intensidad que un año de su vida equivalía a dos en la del resto de la gente.
Fue un gitano singular, un adelantado a su tiempo que fue capaz de aunar éxito de crítica, respeto de compañeros y favor del público. Su condición de maldito, esquivo con la prensa y amante de la noche hacían difícil diferenciar donde acababa Miguel Vargas y donde empezaba Bambino, pero sin duda dejó un estilo que hizo propio y mil veces imitado.
El documental escrito, dirigido y producido por Paco Ortiz, reincide en los temas flamencos que jalonan su filmografía con obras tan celebradas como “13. Miguel Poveda” (2015) nominado a los Premios Forqué, “Acariciando el aire. Matilde Coral” (2016) o “Se prohíbe el cante” (2019). Se construirá a partir de entrevistas con los allegados, músicos y familia del artista, personas que lo conocieron y cuya influencia ha sido clave en sus trayectorias profesionales y vitales. El cantaor jerezano José Mercé, que ha participado en el rodaje de este martes, es la primera personalidad que participa en este proyecto en el que también ya han confirmado su colaboración el fotógrafo Alberto García-Alix, el artista gráfico Nazario, el cineasta Gonzalo García Pelayo, el actor Máximo Valverde y artistas como Los del Río, Manuel de Angustias o Antonio Carmona, entre otros.
Como relato cinematográfico, Algo salvaje complementará los testimonios de personalidades relacionadas con el artista utrerano con archivo televisivo y con episodios dramatizados de su vida.
Algo salvaje terminará de rodarse a finales del mes de junio y cuenta con la participación de TVE y Canal Sur TV, así como con el apoyo de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Utrera. Está dirigido y escrito por Paco Ortiz, producido por José Carlos de Isla, la dirección de fotografía corre a cuenta de Elisa Moreno, el jefe de sonido es Alonso Velasco, la dirección de arte de Pilar Angulo, y el maquillaje y peluquería es responsabilidad de Rocío Márquez.
Sobre Paco Ortiz, guionista y director
Licenciado en Comunicación Audiovisual, director de cine y realizador de tv nacido en Huelva en 1978, socio fundador de Sarao Films junto a José Carlos de Isla desde 2012.
Como director hasta la fecha ha dirigido 5 largometrajes documentales: “Deportados.
1969” (2011) finalista en los Premios Imagenera, “13. Miguel Poveda” (2015) nominado a los premios Forqué, y mejor montaje en Premios Asecan, “Acariciando el aire. Matilde Coral” (2016), “A remo” (2017) mostrado en más de 15 festivales internacionales y “Se prohíbe el cante” (2019) del que es co-director. Además ha dirigido de los cortometrajes “Somos los ríos” (2017), “Cádiz, playas para el mundo” (2018) y “Llamando al cielo” (2019) Primer Premio del III Certamen de cortometrajes de la provincia de Sevilla.
Sus comienzos son en el mundo de la Tv donde ha sido realizador de programas para TVE, Canal Sur o Canal Extremadura. Ha realizado spots publicitarios, videoclips musicales y dos de sus dvds sobre conciertos han sido nominados a los Latin Grammy Awards. Además es profesor desde 2017 en la Escuela CEADE LEONARDO en materias de Realización y Postproducción. Actualmente se encuentra rodando la serie documental de 8 capítulos “Historias del Agua” para Canal Sur.
FILMOGRAFÍA DESTACADA 2021 - Historias del Agua / Documental / Director 2019 - Llamando al Cielo / Cortometraje Documental / Director 2019 - Cádiz, playas para el mundo / Documental / Director 2019 - Se Prohíbe el Cante / Documental / Co-Director 2019 - Una vez más / Ficción / Making of 2018 - Cuando Los Ángeles Duermen / Ficción / Making of 2018 - Tierras Solares / Documental / Postproducción 2017 - A Remo / Documental / Director 2017 - Somos los Ríos de Cádiz / Documental / Director 2016 - Matilde Coral, acariciando el aire / Documental / Director 2016 - Colección Retratos / Video arte / Vídeo danza / Grafismo 2015 - 13. Miguel Poveda / Documental / Director 2013 - Real. Miguel Poveda / DVD Directo / Director 2011 - Deportados 1969 / Documental / Director
por Manuel Peña Narvaez / El rincon de Bambino
Miguel Vargas Jiménez, (Utrera, Sevilla, 12 de febrero de 1940 – Utrera, 5 de mayo de 1999), conocido en el mundo artístico por el sobrenombre de Bambino.
Nació en plena calle Nueva, hijo del matrimonio gitano compuesto por Manuel VargasTorres -Chamona- y Francisca Jiménez Ramírez -Frasquita-, recibiendo las aguas del bautismo en la parroquia de Santiago, de manos de aquel Don Pedrito, de grato recuerdo.
Tras su paso por las escuelas gratuitas del Colegio Salesiano, entra en la barbería con su padre y, en su adolescencia, sufre su primer fracaso de amor porque aquella prima gitana no le hacía caso como él quería.
En uno de los primero Potajes Gitanos se queda con aquella forma de cantar y bailar el «Chiquillo» de Carasone, Diego el de Gloria, y al hacerlo suyo, surge el nombre de Bambino.
Gitanillo de Triana que lo sabe y que viene a verle, se lo lleva a la Real Venta de Antequera que regentaba y de allí a Madrid, al Duende, el tablao flamenco de su suegra, la inmarcesible Pastora Imperio. Del Duende a Pasapoga y a las Cuevas y de allí al cuadro flamenco de Los Canasteros, en la madrileñísima calle Barbieri, donde el genio del arte, Caracol, se fija en él y al cabo de unos días le manda hacerse tres trajes de calle y le sitúa por delante para que exponga su grandeza y su expresión artística, tanto en el cante como en el baile, pues ahí radica uno de los mayores encantos de la calidad flamenca de este chaval de Utrera que a raíz de entonces vuelve loco al todo Madrid. Ya le escriben canciones Salvador Távora, José Ruiz Venegas y Alfonso Carlos Santisteban. Ya, en olor de multitud, entra a formar parte del espectáculo de Torres Bermejas, compartiendo papel estelar con la Paquera y Faíco. Ese maestro de editoriales que se llamó César González Ruano se quedó prendado de su espacialísima forma de jugar con el cuerpo y su chaqueta y le publicó un artículo en el diario Pueblo titulado «A vueltas con la ortodoxia» de bellísimo corte literario.
Generoso y abierto con todos los utreranos que llegaban al tablao de la calle Mesonero Romano, también nosotros, familiar de sangre, tuvimos la oportunidad de conseguir de Miguel la amistad y el contacto con gentes importantes de aquel Madrid de los sesentas que se rendía a sus pies y así tuvimos la inmensa suerte de compartir mesa algunas noches con Bobby Deglané, Pepe Nieto y Evaristo Acevedo, amén de conocer a muchos artistas con los que todavía hoy mantenemos amistad. Fuimos testigos de una entrevista que le realizó el crítico teatral Ángel Laborda, dedicándole dos páginas del famoso rotativo Ya.
Ya también la discografía de Bambino subía hasta ese conseguido número de casi quinientos temas grabados, musicando canciones de Quintero, León y Quiroga, Solano, Benítez Carrasco, Armando Manzanero y el jerezano Manuel Alejandro. Barcelona, Valencia y todos los puntos de España saborean las mieles exquisitas de este gitano de Utrera, donde la rumba, por supuesto, pero también el bolero, la cantiña y la balada y, sobre todo, la bulería, sonaban con ese ritmo distinto, con esa cadencia escénica y con ese son de sublime armonía en puro ambiente de locura, cuando Miguel jugaba con sus brazos en el aire y paraba el tiempo a compás, en majestuosa postura de sabor a cante grande.
Entre la primavera y el verano del noventa y seis, ya sabíamos que a Bambino le habían extirpado una cosita en la garganta, al parecer, sin importancia, más, tristemente, poco tiempo después, todo sabíamos que aquello tenía «guasa». Todos empezamos a entristecernos. Miguel ya estaba en su casa de Utrera, donde ya no aguardaba la musa de su arte, Frasquita: su madre.
En pleno éxito profesional, entres sus innumerables premios y galardones recibidos, Miguel disfrutaba con ese homenaje recibi- do en el XVIII Potaje Gitano en 1975, con ese Mostachón de Plata recibido en 1983 y ese otro homenaje de la Peña Flamenca Curro Utrera en 1995.
En su enfermedad recibió homenajes en el Imperial de Sevilla, en el Reina Victoria de Madrid y en Barcelona >e recopilaron sus mejores canciones en un doble compacto para también reconocer y homenajear su figura, entre otras cosas, porque Bambino, además de un artista excepcional, era una persona que quería todo el mundo, enamorado de su diferente forma de interpretar la canción. ¡Lo suyo era algo distinto! Bambino, en la canción flamenca, siempre ha sido algo especial. Además de España toda, Europa y América pudieron dar fe de ello.
En abril del 99 y en el teatro municipal Enrique de la Cuadra, la Peña Cultural Flamenca Curro de Utrera le montó un espectáculo con casi todos los artistas locales más José Mercé que vino desde Madrid expresamente para acompañar a Miguel y además hizo venir a Moraíto desde Jerez, con los palmeros Chicharito y Gregorio Fernández. Miguel, que no tendría que haber salido porque se encontraba ya muy mal, hizo caso omiso a los consejos de familiares y amigos y allí se plantó, con toda la gravedad de sus males a cuestas, porque, como nos decía su entrañable amigo Rafael Alfaro, Bambino le había pedido un plazo a la muerte, porque soñaba con este homenaje, el último de su vida. Y, como tenía que suceder, el día cinco del mes cinco, cuando las manillas del reloj de la muerte buscaban esa hora lorquiana de los clarines del miedo de las cinco de la tarde, en su cama del polígono El Tinte de casa de su hermana María -siempre a su lado-, Bambino miró detenidamente a ésta, esbozó tímidamente una sonrisa… y cerró los ojos.
Nosotros lo supimos enseguida y sin meditar siquiera la tragedia establecimos contactos con los compañeros del periodismo y demás medios de comunicación, ahogando nuestras palabras en cada comunicación, en cada respuesta a pregunta, porque, minuto a minuto comprendimos, cada vez con más tristeza y mayor convencimiento a un tiempo, que Utrera acababa de perder a uno de sus mejores artistas de todos los tiempos.
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