Un informe de Greenpeace denuncia a la empresa que gestiona los envases domésticos.
Ecoembes recibe importantes cantidades de dinero por recuperar y reciclar envases que acaban en vertederos y no en plantas de reciclaje.
Los ayuntamientos onubenses recibieron el pasado año casi dos millones de euros de Ecoembes por gestionar los contenedores, a los que hay que sumar algo más de un millón y medio recibidos por la empresa pública Giahsa.
Ecoembes miente. Desmontando los engaños de la gestión de residuos de envases domésticos es el título del informe que acaba de presentar Greenpeace, en el que pone en evidencia el fracaso en la gestión de los envases domésticos que hace esta entidad.
Ecoembes es un conglomerado corporativo que actúa de intermediario entre más de 12.000 empresas que fabrican productos envasados y los ayuntamientos mediante el denominado sistema integrado de gestión (SIG). En sus convenios con las corporaciones municipales andaluzas, se recoge “la responsabilidad de Ecoembes en la financiación del coste adicional de la recogida selectiva y en la garantía de reciclado y valorización de los residuos de envases”. Es decir, los ayuntamientos hacen el trabajo y Ecoembes paga el coste adicional de la recogida selectiva de los contenedores amarillos y azules. Los contenedores para la separación de los distintos materiales los reparte Ecoembes.
Pero solo recicla un 25%, según Greenpeace.
Ecoembes publica cada año una memoria informativa para las comunidades autónomas donde se acumulan los datos del año. En ella se comprueba, por ejemplo, que los ayuntamientos onubenses recibieron el pasado año casi dos millones de euros de Ecoembes por gestionar los contenedores, a los que hay que sumar algo más de un millón y medio recibidos por la empresa pública Giahsa.
EL OBSERVADOR, medio aliado de La Mar de Onuba, ya publicó el año pasado una información (Desmontando a Ecoembes. Una empresa sin ‘ánimo de lucro’ cuyos 10 directivos cobran 1,66 millones de euros) donde explicaba que Ecoembes es una empresa supuestamente sin ‘ánimo de lucro’ cuyos 10 directivos cobran 1,66 millones de euros, es decir, 166.000 euros anuales, lo que cobra un alto ejecutivo de compañías del Ibex, según expone el periodista Lorenzo Ramírez en un artículo del portal de información empresarial Merca2. Que añade que el sueldo de los directivos de Ecoembes duplica al del presidente del Gobierno. (Ver: Ecoembes paga a sus directivos como si fueran ejecutivos del Ibex).
El Gobierno de Pedro Sánchez quiere acabar con el monopolio de Ecoembes y estudia extender el modelo alternativo al actual sistema integrado de gestión (SIG). Se trata del conocido como SDDR (sistema de depósito, devolución y retorno). Un sistema en el que el consumidor recibe dinero por cada envase reciclado, como explica Ramírez. (Ver: Revolución en el reciclaje: el Gobierno quiere acabar con el monopolio de Ecoembes). Según denuncia la ONG Amigos de la Tierra a ‘Merca2’, “dado que las empresas que deciden adherirse al SIG pagan una cuota en función del volumen y peso de los envases que comercializan, los ingresos de Ecoembes no dependen de reducir la contaminación, sino más bien de todo lo contrario. Cuantos más envases hay que reciclar más factura Ecoembes”.
Según explica Greenpeace “cuando una empresa pone en el mercado un envase doméstico (plástico, aluminio, metal, papel-cartón…), lo hace imprimiendo un punto verde, que significa que se ha pagado un porcentaje para que Ecoembes recupere y recicle ese envase. Sin embargo, de todos los envases de plástico que la ciudadanía compra, Ecoembes apenas recupera y recicla en su contenedor amarillo el 25%, pasando el resto a contaminar el medioambiente”. De esta manera Ecoembes cobra por recuperar y reciclar envases que acaban en el vertedero en lugar de en la planta de reciclaje.
Además, desde Greenpeace denuncian “sospechosos” incendios en plantas de reciclaje, se han contabilizado 342 en los últimos 8 años, “que han llevado al Seprona a hablar de un índice de intencionalidad de, al menos, un 15%, y a las compañías aseguradoras a endurecer las pólizas en el sector ante esta alta siniestralidad”.
Según Greenpeace “además del evidente problema medioambiental, la mala gestión de Ecoembes está generando un sobrecoste. A las empresas productoras, porque muchos de los envases por los que han pagado el punto verde no se reciclan (bien porque no se echan al contenedor amarillo o bien porque escapan del sistema de recuperación: por su color, tamaño, composición…). Y a la ciudadanía, porque Ecoembes calcula, normalmente a la baja, lo que costará a los ayuntamientos la recogida de envases plásticos -del contenedor y de la calle-, generando sobrecostes a las administraciones (por ejemplo, más de 30 millones anuales en el Área Metropolitana de Barcelona).
El periodista asegura que “según los registros contables de Ecoembes durante el ejercicio 2017 (último año para el que hay datos disponibles) los diez miembros de la alta dirección de la compañía tuvieron una ‘remuneración total devengada’ –es decir, incluyendo sueldos, Seguridad Social y primas de seguros– de 1,66 millones de euros. Esto supone que cada uno de estos ejecutivos cobra de media 166.000 euros anuales, una cifra que duplica lo que cobra el presidente del Gobierno y que está en la línea del salario que pagan las grandes multinacionales a sus directivos”. Ramírez señala que “como en teoría es una entidad sin ánimo de lucro, en los estatutos se especifica claramente que los miembros del consejo de administración no pueden obtener ningún tipo de remuneración por su labor, pero eso excluye al comité de dirección. El organismo que reúne a la alta dirección está formado por siete mujeres y tres hombres comandados por Oscar Martín, que es también el consejero delegado de Ecoembes desde marzo de 2014 y responsable de la refundación de la sociedad”.
La plantilla de la corporación está compuesta por 149 empleados y según Merca2 el gasto en personal, -sin contar con los 1,66 millones de euros de los directivos, “alcanza los 7,74 millones de euros. Esto supone que el sueldo medio de los trabajadores de Ecoembes roza los 52.000 euros incluyendo cotizaciones sociales, una cantidad nada despreciable para una entidad que se define como ‘social’ y que cobra subvenciones”.
El consejo de administración de Ecoembes está compuesto por representantes de grandes empresas a nivel mundial. “En el consejo de administración del grupo se sientan miembros de multinacionales con mucho renombre, aunque para la mayoría la estructura corporativa de Ecoembes sea una gran desconocida. Ahí está Nueva Pescanova, Idilia Foods, que es el grupo alimentario que posee las marcas Cola Cao y Nocilla, herederas de la antigua Nutrexpa. Promarca, el lobby creado por las empresas para luchar contra el auge de los productos de ‘marca blanca’”, explica Ramírez en Merca2. “En cuanto al resto de consejeros, que ascienden a 14, ocupan sillones en el máximo órgano de gobierno de Ecoembes responsables de Coca Cola, Procter & Gamble, Pascual, L´Oreal, Lactalis, Carrefour y Mercadona, entre otras compañías de renombre. El hecho de que haya tantos directivos en el consejo de administración se debe a que Ecoembes representa sobre el papel los intereses de más de 12.000 empresas entre las que se encuentran fabricantes de envases de usar y tirar, así como de los productos que se venden con los citados envases, distribuidores y comercios”.
Monopolio
¿Por qué existe un monopolio? Lorenzo Ramírez explica en Merca2 que “la razón de que sólo exista una entidad como Ecoembes que funcione de facto como un monopolio es, según la industria, porque es más barato que gestionar de forma individual las obligaciones que establece la Ley en materia de gestión de residuos desde 1997, año en el que el Gobierno realizó la transposición al ordenamiento jurídico español de la directiva europea creada con el famoso lema de ‘quien contamina paga’. La industria del vidrio no se integró en Ecoembes y creó su propio SIG (sistema integrado de gestión), denominado Ecovidrio”.
Así, “de acuerdo con el artículo 10.1 de la Ley de Envases, las empresas envasadoras adheridas al SIG de Ecoembes financian el sistema aportando unas cantidades por cada unidad de producto envasado puesto en el mercado (éstas son conocidas como Tarifas Punto Verde) de tal forma que la recaudación obtenida se destina fundamentalmente a sufragar la recogida selectiva de los residuos de envases y su traslado a las plantas de separación y clasificación. Las entidades gestoras del SIG dan soporte técnico a dichas administraciones y financian económicamente el sobrecoste que suponga la recogida selectiva respecto a la recogida de residuos tradicional”, explica Ramírez a raíz de datos extraídos de la memoria anual de Ecoembes.
¿Qué es el SDDR?
Según Merca2, el Gobierno de Pedro Sánchez quiere extender en España el modelo alternativo al SIG, sistema que emplea Ecoembes. Se trata “del conocido como SDDR (sistema de depósito, devolución y retorno), que incentiva a los consumidores a reciclar pagándoles por envase entregado. El SDDR es un sistema de gestión de residuos que asocia un valor/precio a cada envase para que éste sea devuelto por el consumidor para su reciclaje”.
La plataforma Retorna explica a Merca2 que “es un sistema paralelo a los SIG y que sólo va destinado a los envases de bebidas, por lo que los sistemas integrados de gestión que funcionan actualmente deberán seguir existiendo para multitud de envases que no están incluidos en el SDDR, tales como latas de conservas, envases de productos lácteos, licores y vinos o bandejas de plásticos”.
Ramírez explica cómo es el funcionamiento del SDDR: “los productores (embotelladores, importadores o distribuidores) pagan el depósito al operador del sistema por cada envase que ponen en el mercado. Y los comercios compran los bienes a los productores, abonando el precio del producto más el citado depósito por cada envase, que trasladan al precio de venta. La ventaja de este sistema para el consumidor es que cuando lleva el envase al comercio (una vez consumido el producto) se le devuelve del depósito. Es un modelo similar al que existía en España cuando se llevaban a las tiendas las botellas de cristal de las bebidas para obtener un descuento en la siguiente compra”.
La Mar de Onuba publica el comunicado íntegro de Greenpeace sobre Ecoembes por su interés y ofrece el informe completo Ecoembes miente. Desmontando los engaños de la gestión de residuos de envases domésticos.
En pleno retroceso en la lucha contra el plástico de un solo uso por la Covid-19, Greenpeace España presenta el informe Ecoembes miente: Desmontando los engaños de la gestión de residuos de envases domésticos para evidenciar las deficiencias de un sistema de gestión que, desde su implantación hace dos décadas, no ha conseguido poner fin a la avalancha plástica.
Cuando una empresa pone en el mercado un envase doméstico (plástico, aluminio, metal, papel-cartón…), lo hace imprimiendo un punto verde, que significa que se ha pagado un porcentaje para que Ecoembes recupere y recicle ese envase. Sin embargo, de todos los envases de plástico que la ciudadanía compra, Ecoembes apenas recupera y recicla en su contenedor amarillo el 25%, pasando el resto a contaminar el medioambiente.
¿Quién es Ecoembes?
Ecoembes es un monopolio formado por las principales marcas contaminantes de plástico (Coca-Cola, Nestlé, P&G…) que, a través de esta entidad pantalla, “limpian” su imagen pero sin cortar el ritmo de la producción, ni generar sistemas más limpios como el envase retornable y reutilizable. Ecoembes no es, por tanto, una organización medioambiental, como anuncian. Ni una entidad sin ánimo de lucro: en los últimos 18 años, han multiplicado por cinco sus ingresos que, solo en 2018, ascendían a 578 millones de euros.
“Ecoembes y sus empresas han bloqueado durante mucho tiempo alternativas a la de su ineficiente gestión de envases, como sería disponer de un sistema de retorno y devolución de envases. Hablamos de dos décadas perdidas en la lucha contra la contaminación por plásticos”, ha declarado Mario Rodríguez Vargas director Ejecutivo de Greenpeace España. “Por ello, pedimos a la vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que, con motivo de la inminente tramitación de la nueva Ley de Residuos, fomente medidas reales basadas en la economía circular, con la eliminación de envases de un solo uso y la apuesta por la reutilización y retorno de envases” ha añadido.
Los fallos del sistema
Para evidenciar el problema medioambiental que supone Ecoembes, Greenpeace ha realizado una investigación en terreno para denunciar algunos graves fallos del sistema o, lo que es lo mismo, para responder a la pregunta ¿dónde acaban de verdad los envases? La respuesta es que, la mayoría, en vertederos, en incineradoras, exportados, quemados o, directamente, abandonados en el medioambiente.
Vertederos
Según el MITECO, el 44% de los plásticos españoles acaban en vertederos, cuando la mayoría podrían ser reciclados. Resulta paradigmático, por ejemplo, el caso de Utiel Recicla SL en Valencia. Una instalación no habilitada para almacenar plástico pero en la que, desde 2016, se acumula plástico de ocho empresas, seis de ellas homologadas y adjudicadas por Ecoembes. La empresa con mayor cantidad es Saica Natur, que es parte del Consejo de Administración de Ecoembes. A pesar de que una sentencia obligaba en 2018 a la retirada inmediata del plástico, hemos comprobado este año in situ cómo el plástico, lejos de ser reciclado, se tapa con tierra en el vecino vertedero de Caudete de las Fuentes.
Incendios en plantas de reciclaje
Desde 2012 a septiembre de 2020, se han contabilizado 342 incendios en plantas de reciclaje y, al menos, hasta 2019, 35 de ellas aparecen en los listados de recuperadores y recicladores homologados por Ecoembes. De estas 35 plantas, 26 han sufrido más de un incendio, y algunas hasta cinco, en este periodo. Unas reincidencias “sospechosas” que han llevado al Seprona a hablar de un índice de intencionalidad de, al menos, un 15%, y a las compañías aseguradoras a endurecer las pólizas en el sector ante esta alta siniestralidad.
Medioambiente
La acumulación de plástico en nuestro medioambiente es evidente. Solo en mares y océanos, se calcula que cada año se concentran hasta 12 millones de toneladas de basura y entre un 21% y 54% de las partículas de microplásticos en el mundo están en la cuenca del Mediterráneo. No es de extrañar si echamos un simple vistazo a puntos como éstos, en los que Greenpeace ha comprobado cómo se concentran miles de envases, que deberían estar reciclados.
Exportación
Si mal está contaminar nuestro medioambiente, enviarlos a países con menor capacidad de gestión de residuos, resulta aún más cuestionable. La normativa laberíntica de exportación y la falta de controles permite que algunos exportadores envíen plásticos al exterior impunemente.
En Malasia, por ejemplo, Greenpeace ha encontrado, dos años seguidos, envases plásticos españoles en vertederos ilegales, como el de Jenjarom. El ministerio de Energía, Ciencia, Tecnología, Cambio Climático y Medioambiente malasio ha devuelto a España, en los dos últimos años, más de una veintena de contenedores de residuos plásticos que intentaban entrar al país ilegalmente. Este mismo mes de febrero, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España manifestaba públicamente sus sospechas sobre el traslado ilícito de residuos: “Como resultado de estas inspecciones se ha podido detectar que una parte importante de residuos de plásticos exportados a los países asiáticos desde España no son trasladados de acuerdo a la normativa vigente, pudiendo resultar en muchos casos como traslados ilícitos”,
Y no es la única zona. Greenpeace ha encontrado indicios de exportación de plástico en otros países como Indonesia y Ghana.
Incineradoras
Ecoembes habla de economía circular para referirse al plástico que se quema. Se supone que así genera energía, pero la incineración es el peor sistema de gestión de residuos, ya que emite sustancias muy tóxicas (como las dioxinas/furanos que causan cáncer) o metales pesados como el mercurio, cadmio y plomo, así como los principales gases de efecto invernadero.
Sobrecoste económico
Además del evidente problema medioambiental, la mala gestión de Ecoembes está generando un sobrecoste:
A las empresas productoras: muchos de los envases por los que han pagado el punto verde no se reciclan (bien porque no se echan al contenedor amarillo o bien porque escapan del sistema de recuperación: por su color, tamaño, composición…).
A la ciudadanía: Ecoembes calcula, normalmente a la baja, lo que costará a los ayuntamientos la recogida de envases plásticos -del contenedor y de la calle-, generando sobrecostes a las administraciones (por ejemplo, más de 30 millones anuales en el Área Metropolitana de Barcelona).
Demandas de Greenpeace
Es evidente que el sistema de gestión de Ecoembes no funciona, por lo que Greenpeace demanda, entre otras cosas:
A Ecoembes: que destine la tasa obtenida por el punto verde a pagar los costes de gestión en su totalidad y deje de fomentar las falsas soluciones. El dinero recaudado por el punto verde debe ser gestionado por las administraciones locales que son las que recogen y transportan los envases y no por Ecoembes.
Al Gobierno y las CCAA: que establezcan una legislación que fomente la reutilización y un sistema de gestión de residuos integral.
A los Ayuntamientos: que fomenten medidas para la reducción del plástico de un solo uso.
A los consumidores/as: que reduzcan en lo posible su consumo de plástico de un solo uso y que sigan separando residuos hasta que tengamos un sistema eficaz de gestión.
Sea el primero en desahogarse, comentando