Domingo, 15 de octubre de 2017. Vaya por delante mi más sincera enhorabuena a los impulsores de este nuevo medio de comunicación que hoy nace. Sin duda, siempre es una buena noticia que aparezcan nuevas plataformas de divulgación cultural o social. No me cabe duda del espíritu con el que arranca este proyecto, que no debe ser otro que el de acercar a los onubenses las historias y excelencias de esta tierra, más allá de las que todos conocemos. Y no sólo a los oriundos, sino también a los forasteros, aquellos que nos visitan y que a golpe de lectura pueden enamorarse, más si cabe, de todo lo que este rinconcito salado puede ofrecer.
En el apartado deportivo, que es sobre el que me piden que escriba, siempre ha sido el Recreativo de Huelva nuestro escudo, santo y seña de un deporte que no por ver al Decano del Fútbol Español en la categoría de bronce pasa por sus peores momentos. Es evidente que la crisis albiazul le hace resentirse y ojalá que la pesadilla acabe pronto y no siga los derroteros de otros históricos como Aguas de Huelva en voleibol o Ciudad de Huelva en baloncesto, pero cuando el deporte profesional masculino hace aguas, ha emergido el femenino como una fuerza de la naturaleza.
Sería injusto destacarlo como algo novedoso o de generación espontánea, porque no se forjan campeones o campeonas a golpe de microondas. Hay un trabajo detrás, de años, esfuerzos, sacrificios y valentía, mucha.
En los últimos tiempos, los ejemplos son variados, destacados y motivo de orgullo a todas luces. Es Carolina Marín quien, sin duda, enarbola esa bandera que identifica tanto a los onubenses como a la mujer como animal competitivo. El suyo es uno de esos casos que rompen esquemas, no sólo por los logros obtenidos, como por la manera de alcanzarlos. Cuenta en su expediente con dos campeonatos del Mundo y uno de Europa, al margen de multitud de torneos internacionales entre los que figura el prestigioso All England. Casi nada.
Pero no se trata de lo que consigue, decía, sino de la manera en que lo hace. Siempre entendí, no sé si bien o mal, que hay dos maneras de agarrar los retos: guardando cola y rellenando impresos como el que va a la cola del banco, o saltando la mesa, tomando lo que crees que te pertenece y revelándote contra todo y contra todos. No se me entienda mal, hablo de deporte, de tensión competitiva, de pasión, de rabia contenida durante muchos entrenamientos y reveses acumulados, que se desborda a la hora de la verdad, ésa en la que sólo brillan los elegidos. Carolina lo es y aún tiene mucho que enseñarnos. Sus segundos Juegos Olímpicos están a la vuelta de la esquina y este año todo apunta a que lleva billete ganador si los dioses no son caprichosos.
Pero, por suerte, su caso no es el único del que sentirnos orgullosos en Huelva. Si seguimos en el plano individual, Laura García-Caro es otra de nuestras ´chicas de oro’, como a mí me gusta llamarles. Su simpatía natural, unida a su juventud, puede llevar a engaño y dar la impresión de que es frágil, pero su naturaleza competitiva le ha llevado ya a disputar todo un Mundial de 20 Km Marcha en Japón. Campeona de España Juvenil, Junior y Promesa en las distancias de 10 y 20 km. Esta lepera también apunta a los Juegos Olímpicos, a pesar de que la lógica diga que, por edad, debería estar para los siguientes. Talento precoz, sin duda.
Tan precoz como el de Marta Garrido, que ha sido otra de esas agradables sorpresas de los últimos tiempos como su Campeonato del Mundo de Vela en 420 junto con la granadina María Jesús Dávila. A sus 19 años, tiene las condiciones necesarias para pensar que puede ser lo que se proponga en el mundo de la vela. Igual que ocurre con nuestra judoka Cinta García, que a sus 21 años está empezando a romper en campeona de las que marcan una época. Empieza a mostrarse intratable en todos los torneos internacionales a los que acude y ya es una pieza clave en la selección española. Parece que los próximos Juegos Olímpicos le llegan pronto, pero tiene tiempo de sobra por delante, como Marta. De ellas dependerá todo lo que consigan, como ocurre en los casos anteriores.
Y digo esto porque conviene entender que, en ocasiones, nuestros deseos y nuestras prisas respecto a sus éxitos son cuestiones que no siempre concuerdan con la realidad que ellas procesan. De golpe, se convierten, no sólo en deportistas que ganan campeonatos. Se convierten en iconos, ejemplos, espejos en los que se miran todos, niños y ancianos. No son hombros que deban soportar tanto peso. Supongo que es parte del peaje que se paga tras los éxitos en el plano individual.
Caso diferente, pero no menos exitoso, es el de los deportes de equipo en nuestra tierra. Sporting de Huelva y Club Baloncesto Conquero están escribiendo páginas de oro en el deporte onubense. Ambos cuentan con una trayectoria ya larga en el deporte de la ciudad y es en el último año cuando han conseguido ofrecernos títulos a escala nacional.
El primero fue el Sporting de Huelva. La temporada pasada dijo ‘no’ a todos aquellos que le señalaban como el equipo fácil de la Copa de la Reina. Empezó a despachar rivales y dejó en el camino incluso al Atlético de Madrid para levantar un título que ha materializado muchos años de penurias, de promesas incumplidas y de trabajo que no siempre ha tenido la repercusión que merecía. Dos Copas de Andalucía completan la vitrina albiazul. Además, en la actualidad, cinco jugadoras nacidas en Huelva forman parte de la plantilla y participan activamente a lo largo de los partidos. Representan a una cantera que goza de una salud fuera de toda duda, con un filial que milita en Segunda División y que, siendo un recién ascendido, se encuentra en una posición más que cómoda, más cerca de los puestos altos que del descenso.
La alegría más reciente es la que nos ha dado el Conquero. Ya la temporada pasada rozó la gloria en una final que se le escapó por detalles y por físico ante un todopoderoso como Perfumerías Avenida, al que esta vez le tocó hincar la rodilla y ver cómo el equipo magenta levantaba el primer título de la temporada. Venció con autoridad y lo celebró con fuerza en Huelva, con su gente. Después despertó del sueño y se reencontró con una realidad económica que ahoga su día a día pero que por el momento no le tumba. Ha enlazado ocho jornadas consecutivas y ha conseguido clasificarse matemáticamente para los playoff por el título de Liga, aunque con una plantilla mermada por las despedidas de jugadoras importantes. Veremos hasta dónde llega el corazón del que han hecho gala todo este tiempo, pero el aplauso ya lo tienen merecido.
Hay más ejemplos en los que el deporte onubense destaca en el lado femenino, no quiero olvidar el caso de Celes Vizcaíno, ex jugadora del Conquero que ahora dirige a un equipo de hombres en el CB Palos, pero más allá de las barreras sociales, que existen aunque poco a poco van cayendo, el gran problema es el de la financiación, que es extensible a todo el deporte onubense. Ni Conquero ni Sporting tienen facilidades para llegar a fin de mes, ni nuestras deportistas van sobradas de patrocinadores para muchos de sus compromisos. Sólo Carolina Marín ha tenido la suerte de que alguien entienda que lo que hace vale su peso en oro.
Queda mucho trabajo por hacer, muchas puertas que derribar y, sin duda, muchos éxitos que celebrar. Mientras tanto, disfrutemos, tanto nosotros como ellas. Disfrutemos de las metas conseguidas, pero también del camino que recorremos en estos tiempos que, sin duda, son apasionantes.
Fran Barbosa es director de deportes en la Radio Huelva de la Cadena Ser
Este articulo fue publicado en el número 0 de La Mar de Onuba.
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