Demasiado pornográfico el paisaje de la inmigración y su después… asignatura pendiente que establece la línea roja de una España, y una Europa democrática.
No es sano para los pueblos pretender instalarlos en el maniqueísmo, el papel de agoreros suele tener efectos boomerang, sobre todos porque este país está siendo profundamente maduro, y aprendiendo a pasos forzados donde está las políticas para avanzar, o las políticas para otros menesteres. Y la apuesta por Aquarius debe ser convicción, compromiso con los DDHH, recuperar el corazón y la cabeza que habían aparcado o arrebatado. Nada que ver con la caridad, o la compasión, sobre todo la vuelta a la política de carne y hueso sin billetera, desanclarnos del tiempo que parecía incorporarnos al neofascismo, que galopa por la vieja Europa.
Debe ser la vuelta a la normalidad de un tren que tiene en este caso, maquinistas de ayuntamientos de tecnología punta en el cambio y otros muchos, incluso algunas comunidades, y como director de la operación el hoy presidente, para fortuna de quienes están a la deriva en el Mediterráneo.
Reconocimiento infinito a las héroes del mar, esas ONG que salvan, denuncian, y nos alertan a costa de sus propias vidas. En este caso el paquete completo de más a menos y de menos a más, han sido como el murciélago sin cola de Brasil, el animal más veloz en vuelo horizontal, superando los 160 kilómetros por hora.
Respuesta sin matices a día de hoy, insisto de hoy, en una tierra en la que su gente empieza a identificarse de nuevo, y señala la vergüenza de una Europa fortín, la cual no entiende de barcos si lo que transporta, es pobreza de color. Y el drama no solo humanitario, sino profundamente político, es que hay demasiados Aquarius sin visibilidad y a la deriva, hace horas fueron casi 400 inmigrantes los y las recogidas en las aguas del Estrecho, en su inevitable vía crucis de pateras con cuatro cadáveres incluidos, para vergüenza de quienes se instalan en el confort.
Por eso todavía no hay ninguna victoria de la civilización contra la barbarie, porque Europa se ha convertido en algo tan letal, como violadora la Convención de la OIM, así como la de Hamburgo del 79, cómplice de las continuadas muertes en el oleaje de un Mediterráneo en guerra con la supervivencia, y unas fronteras donde priman las administraciones por encima de las vidas. Tan delictivo es, como sancionable el comportamiento de quien lo hace, y de quien lo consiente. Demasiado pornográfico el paisaje de la inmigración y su después… asignatura pendiente que establece la línea roja de una España, y una Europa democrática. Por eso decía Eduardo Galeano: «Que para no ser mudos, hay que empezar por no ser sordos».
Kechu Aramburu es Profesora. Ex eurodiputada, ex diputada y ex parlamentaria andaluza con IU. Actualmente es independiente.