La ministra alemana de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, ha ordenado la disolución de una compañía de fuerzas especiales del ejército (KSK) infiltrada por extremistas neonazis que estaban haciendo acopio de material que podría ser utilizado en acciones terroristas.
La ministra señala que el Ejército (Bundeswehr) es fiel a la Constitución aunque «hay estructuras dentro del KSK, que fomenten la radicalización y el extremismo», informan las agencias internacionales.
La ministra anunció el martes 30 de junio 2020 un plan de choque para combatir el extremismo de derecha en las KSK, entre las que se cuenta la disolución de una de las compañías en activo de esas fuerzas especiales.
La disolución se produce después de la detención de uno de sus miembros que ocultaba explosivos, armas y municiones, parte de ellos sustraídos al Ejército, en el jardín de su vivienda, en la que se localizó abundante propaganda nazi.
Kramp-Karrenbauer ha ordenado que las unidades no disueltas de las Fuerzas Especiales se sometan a una reforma drástica que debería completarse antes de finales de año, sin descartar la disolución total de las KSK si no concluye satisfactoriamente este proceso.
Mientras no se culmine la revisión completa de la unidad, las fuerzas especiales tienen prohibido participar en ejercicios y misiones internacionales.
Estas fuerzas de élite de la Bundeswehr cuentan aproximadamente con 1400 efectivos, y se han visto implicadas en los últimos años en escándalos relacionados con la pertenencia de varios de sus miembros en células de ideología ultraderechista.
El KSK se centraba en operaciones antiterroristas y rescate de rehenes de áreas hostiles. Ha operado en Afganistán y los Balcanes y sus operaciones se mantienen en secreto.
Sus tareas incluyen la repatriación de los alemanes de las zonas de guerra y crisis, la recopilación de información y el entrenamiento de las fuerzas aliadas.
La ministra ha informado a los mandos del Ejército que la investigación de las KSK ha permitido detectar que en los últimos años «actuaban de forma independiente» porque se consolidó «un mando tóxico, con tendencias extremistas y un manejo laxo de material y municiones, que de ninguna manera están en línea con las regulaciones aplicables en el Ejército».
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