«Era vox populi y cuando te enteras de que lo sabía todo el mundo y nadie te lo dijera, más te duele».
Los padres de la víctima informaron de los hechos denunciados y declarados por el menor a la junta de gobierno de la Hermandad de la Macarena y pidieron que el presunto abusador fuera apartado de la hermandad
El investigado, un varón ocho años mayor que la víctima que atiende a las iniciales J.J.S., fue detenido y puesto a disposición judicial cuando aún colaboraba con la Hermandad de la Macarena como cobrador de cuotas impagadas.
El hermano mayor le dijo que «había hecho sus averiguaciones y acusó a mi hijo de estar demasiado cerca del presunto abusador. En lugar de ser al revés. Estaba culpando a mi hijo».
Viernes, 12 de noviembre de 2021. Ni en sus peores pesadillas hubiera imaginado esta situación. «Es una madrugá muy larga», asegura V.H.C., padre del menor víctima de un presunto abuso sexual continuado en el entorno de la Hermandad de la Macarena. Ahora habla en primera persona porque quiere contar su dolor, el vía crucis que llevan pasado durante dos años en la más auténtica soledad. «Se lo dije a mi mujer el primer día en la comisaría: vamos a estar muy solos». No se equivocaba. Aunque esta entrevista se realizó el pasado lunes ocho de noviembre, ha sido necesario realizar un gran esfuerzo para encontrar un medio que quisiera darle voz al padre de la víctima. Más allá de la Justicia, V.H.C. necesitaba contar su historia para ser escuchado aunque muchos hayan mirado hacia otro lado. Ocurrió algo parecido cuando el exhermano mayor de Pasión, Javier Criado, fue denunciado por acoso. Pocos dieron credibilidad a aquella historia y ahora se sienta en el banquillo de los acusados. El hijo de V.H.C. fue una víctima entre otras varias: los jóvenes de otra hermandad sevillana también sufrieron el hostigamiento del presunto abusador y se atrevieron a contar sus historias una vez publicado lo ocurrido en el entorno de la Hermandad de la Macarena.
Aunque la víctima ya es mayor de edad, V.H.C. lo sigue protegiendo para que su vida pueda ser la de cualquier otro joven. Afirma que no recibieron ninguna ayuda por parte de la Hermandad de la Macarena, presidida por José Antonio Fernández Cabrero, quien ahora se presenta a la reelección como hermano mayor y que ha evitado en todo momento dar alguna explicación al respecto. En una entrevista recientemente publicada en El Correo de Andalucía, Fernández Cabrero ha afirmado que «los padres del menor conocen la verdad» cuando fue informado de que los padres de la víctima «le acusan de no hacer nada». El hermano mayor de la Macarena ha invitado a los padres de la víctima a que «digan la verdad» cuando no es descartable que tenía conocimiento del contenido de esta entrevista cuando realizó esas afirmaciones y sabía de las dificultades para su publicación.
V.H.C. ya solo espera «que la justicia se lleve por delante al que le ha hecho esto a mi hijo» cuando aún quedan muchas heridas por cerrar. «A día de hoy, no me planteo volver por mi hermandad», afirma afectado.
¿Por qué quería contar su historia?
La finalidad de esto es que las hermandades deben ser sitios seguros aunque haya sido a costa de nuestro dolor. Una vez que sufres, no hay quien lo pague. La Policía te hace ver que has hecho lo correcto. Si no se denuncia, no vamos a ningún sitio. Pero sabes que has hecho lo correcto cuando llevas mucho sufrimiento y mucho dolor. Esto es una madrugada muy larga, pero hay que denunciar. Seguro, seguro que mi hijo no es el único, seguro. La Policía sí lo sabe aunque solo pueda actuar con denuncias por delante.
¿Qué es lo más importante ahora mismo?
Para mí, lo principal ahora mismo es mi hijo. Está centrado en sus estudios. (Silencio) Está lleno de esperanza. No he visto niño más…(silencio). Para mí es el más macareno, pero tiene ángel. Todo el mundo que lo ha conocido allí…(silencio). Él, su esperanza no la pierde. Yo, sí (se emociona). A parte de eso, tengo miedo. Tengo mucho miedo.
¿De qué tiene miedo?
No por mí, vengo de vuelta. Una vez que te dejan dentro de casa, como quien dice, las espaldas te crecen.
¿En qué ha cambiado sus vidas?
Mi mujer es creyente aunque no practicante. Yo veía normal que a mi hijo le gustasen las cofradías. Mi mujer ahora rechaza las hermandades y yo no sería capaz de soportar las miradas indiscretas de la gente.
¿Se sienten señalados?
Claro que sí.
¿Por qué?
Porque era vox populi y cuando te enteras de que lo sabía todo el mundo y nadie te lo dijera, más te duele.
¿Hubiera imaginado que esto iba a pasar de este modo?
No. A mí se me viene muchas veces a la cabeza un sentimiento de culpabilidad. (Silencio) No por si he estado atento o no, sino porque lo acerqué tanto a la Macarena. Tú piensas que allí va a estar bien, va a conocer gente que te respeta y que te hacen ser mejor persona. Una vez eso, piensas por qué no me di cuenta. Piensas si hiciste lo correcto.
¿Qué esperan del juicio?
Que la Justicia se lleve por delante al acusado. Que no pueda aprovechar ninguna escapatoria. La verdad es que se ha hecho mucho en contra del procedimiento, han ayudado poco a la Policía.
¿Quién ha ayudado poco a la Policía?
No la hermandad. ¡Ojo! La hermandad son dieciséis mil hermanos. Me refiero a la junta de gobierno. La hermandad, la institución, queda. Los hermanos seguirán ahí. Es la junta de gobierno la que no ha colaborado en nada. Sabían lo que la Policía estaba buscando y mantuvieron al investigado allí, colaborando, hasta octubre de 2019. La misma Policía se enervaba porque no les facilitaban los datos hasta que la jueza envió varias diligencias. Además, los datos que dieron eran erróneos.
Al principio, cuando se denunció, no se habló de la hermandad.
No, mi hijo no lo contó hasta después de que mi mujer se arrodilló delante de él, ante la Policía…
¿Por qué no quería su hijo contar nada de eso?
Después de dos semanas de interrogatorios en la comisaría, la Policía afirmaba que era increíble el sometimiento psicológico al que había sido sometido mi hijo. Me decían que algo escondía, que quería decir algo, pero daba un paso atrás. Perdí los nervios con mi hijo y eso es otra herida que tengo. Son heridas que no sanan. Al día siguiente de eso, mi hijo se derrumbó y comenzó a contar lo que ocurrió.
¿Y qué fue lo que ocurrió?
El doce de octubre de 2018 llevé a mi padre los toros, le hacía mucha ilusión y le sacamos la entrada. Mi hijo dijo que venía con nosotros, que quería ayudar a repartir banderitas. Fue un día precioso, de gente en la calle, el bando de la Centuria, los bares llenos… Mi hijo me dijo que comía con unos amigos de la Macarena en una pizzería y que después se iría a casa. En la comisaría contó que ese día tuvo lugar el primer abuso y que, posteriormente, se produjeron otros dos más en las instalaciones de la Hermandad de la Macarena. Concretamente, en los baños.
¿Eso lo ha mantenido el menor delante de la Policía?
Sí, sí. Totalmente. De hecho, uno de esos abusos se produjo durante la semana del reparto de papeletas. Como si lo viera. En la hermandad, los jóvenes tienen ansias de colaborar y me imagino a mi hijo con la otra persona detrás, subiendo para recoger enseres, y siendo forzado para entrar al baño del dintel de entrada del cuarto de la plata. Todo eso lo mantuvo delante de la Policía.
¿Qué dijo la junta de gobierno cuando les comunicaron esto?
El primer encuentro que tuvimos en la hermandad fue a través del director espiritual de la Macarena. Concretamos una entrevista con la junta, explicándole los motivos. Comentamos lo ocurrido y se quedaron sorprendidos. Mi mujer pidió que el presunto abusador de mi hijo dejará de aparecer por la hermandad. Ella quería que esa persona dejará de tener contacto con otros menores. Me sorprendió la actitud prepotente del hermano mayor cuando me dijo que solo tenía que levantar el teléfono para hablar con el jefe superior de Policía.
¿Les ofreció algún tipo de ayuda?
Nada, ninguna. Solo nos pidió un voto de confianza.
¿No les ofreció apoyo psicológico?
Nada.
¿Tampoco sugirió la idea de hablar con la persona investigada?
Sí, comentó la intención de apartar al investigado de las actividades de la hermandad.
¿Eso se hizo?
No. Porque la segunda reunión que tuvimos con la junta de gobierno fue a raíz de que el presunto abusador seguía yendo por la hermandad.
¿Cómo lo supieron?
Una vez que pasa la Semana Santa, se recupera el día a día de la hermandad. Mi hijo estaba en un grupo de confirmación y la Policía nos aconsejó que hiciéramos vida normal por el bien de mi hijo. Había que transmitirle que no era culpable sino víctima. Esa semana, como un viernes cualquiera, mi hijo acudió a la formación y mientras él estaba dentro, pasé por secretaría. Estando allí, me puse a ayudar para abrir un conducto de ventilación que estaba cerrado. Mientras estaba subido en la escalera con un destornillador en la mano, el presunto abusador de mi hijo entró en la sala y se sentó allí como si nada. (Silencio) En ese momento se me pasó todo por la cabeza. Al salir, mi hijo me decía en el atrio: «¡papá, está aquí!¡Está aquí!». Ese día mi hijo tuvo cuarenta de fiebre por la noche.
¿La junta de gobierno tuvo conocimiento de ese episodio?
Sí, porque yo se lo conté en la segunda reunión.
¿Qué hicieron?
Nada. La segunda reunión tuvo lugar a finales de mayo o primeros de junio de 2019. La actitud del hermano mayor se había endurecido. Nos atacó.
¿Por qué?
Me dijo que yo le estaba mintiendo. Dijo que había hecho sus investigaciones, como él lo llamó, y que lo que había ocurrido allí no era tal como yo lo había contado.
¿Y cómo fue entonces?
Él se refería a otro caso. Todo había saltado a la luz por una denuncia por presunto abuso sexual en los baños de un centro comercial. Me reprochó que no se lo había contado. No tenía por qué contárselo ya que se encontraba en plena investigación y así me lo había indicado la Policía. La Policía fue dirigiendo mis pasos en todo momento. Fue la Policía la que me indicó que yo solo tenía que contar lo que mi hijo había sufrido en la hermandad porque todo se inicia allí.
¿Y qué dijo el hermano mayor ante eso?
Se puso hecho un basilisco. De hecho, me dijo: «si no hubieses denunciado lo del centro comercial, no se hubiese sabido lo de la Hermandad de la Macarena». En ese momento, me quedé… (silencio). Dijo que había hecho sus averiguaciones y acusó a mi hijo de estar demasiado cerca del presunto abusador. En lugar de ser al revés. Estaba culpando a mi hijo.
¿Qué edad tenía su hijo en ese momento?
Quince años. Según la ley es un menor y el presunto abusador tenía veintitrés. No era plan de que culpabilizara a mi hijo. Mi hijo es la víctima. Aquel día decidimos que mi hijo no volviera a pisar la Macarena.
¿Se sintieron culpabilizados?
Totalmente. (Silencio) Lo peor fue cuando en la primera reunión un miembro de la junta de gobierno, delante del hermano mayor, reconoció que habían detectado algunos «personajes» de orientación homosexual cuyas actitudes y comportamientos los tenía preocupados.
¿Afirma que en el seno de la hermandad habían detectado movimientos extraños?
Exactamente. Algunas cosas extrañas, sin poner nombre, pero «personajes» que habían aparecido de la nada traídos por otros.
¿Y no hicieron nada tampoco?
No hicieron nada.
¿Se han sentido solos?
Totalmente. (Silencio, se emociona) Todas las declaraciones de mi hijo fueron en Blas Infante. Esperábamos en la escalera…(se emociona) porque no queríamos ver sufrir al niño. Se escuchaban gritos y llantos. Le dije a mi mujer en aquellos momentos que íbamos a estar solos. Y así fue (se emociona). Solos porque tú no piensas que te vayan a tratar así, que le den prioridad al qué dirán, al qué pensarán. No lo entiendo y sigo sin entenderlo.
¿Han recibido alguna llamada del hermano mayor interesándose por la situación?
Nada. Para nada.
¿Han vuelto a la vida de hermandad?
No. (Silencio) A día de hoy, no lo tengo en mente. Ahora mismo, me siento aconfesional. He perdido la fe. Tuvimos una tercera reunión a la que íbamos preparados para todo. El hermano mayor se puso a gritarle a mi mujer que la estaba atendiendo por caridad cristiana. Le dijo que no tenía por qué atenderla, ya que no era hermana de la Macarena. Mi mujer se quedó destrozada.
¿Qué le dijo el hermano mayor en esta ocasión?
Aproveché para decirle que mi hijo era la víctima, que estaba traumatizado. Él repitió todo lo de la reunión anterior. Le dije que estaba bajo mucha presión. Imagina a un niño de quince años sin nada. Iba de casa al instituto. Nada más. Ahí me dijo que mi hijo necesitaba «tratamiento».
¿A qué se refería cuando dijo que lo pusiera en «tratamiento»?
(Silencio) Me imagino a lo que se refería, pero no lo especificó. Continuó gritando que lo pusiera en «tratamiento».
¿Cómo ha cambiado la vida de su hijo?
Mi hijo ha comenzado a retomar algo de su vida anterior. Tenía una vida cofrade muy activa. Lo quería mucha gente.
¿Él sabe que lo que le ha ocurrido ha pasado en otras hermandades también?
Sí.
¿Y qué piensa?
Se le llenaron los ojos de lágrimas. Me dijo: «ves, papá». Mi hijo siempre ha pensado que yo dudaba. Es otra herida que tengo. Cuando ocurren estas cosas, piensas que tu hijo pueda tener culpa de algo. Mi hijo me dijo que la Esperanza va a ponerlo todo en su sitio. Ha ido a ver al Señor este fin de semana.
¿Está preparado para el juicio?
No. No hablamos del tema. Lo vemos muy lejano.
¿Cuándo volverá usted a la hermandad?
A día de hoy, nunca. Me crea mucha ansiedad. Ha sido muy doloroso.
Daniel Martín es periodista. Director de El liberal Sevilla. "No me gustan los que se tratan de usted en las redes sociales".
Qué se puede esperar de los que presumen tener enterrado a uno de los genocidas más sanguinarios, machistas y homófobos de España entre sus muros? Todo mi apoyo a la víctima y a sus familiares.