Largas colas y aglomeraciones para acceder al comedor del centro en ausencia de medidas de seguridad.
Activistas exigen más protección para los inmigrantes del CETI ante el coronavirus.
Tensión ante los rumores de un nuevo traslado a la península limitado a internos de origen subsahariano.
El primer día del mes sagrado del Ramadán para la comunidad musulmana ha terminado este sábado en un estado de máxima tensión en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta, donde los internos de esa religión han hecho interminables colas tras la «ruptura del ayuno» para acceder al comedor del centro.
Según los propios internos consultados por La Mar de Onuba esta misma noche, las aglomeraciones han impedido que se mantuvieran las distancias de seguridad, lo que ha generado un fuerte malestar y protestas en un ambiente que ya venía caldeado desde hace varia semanas, cuando el Gobierno decidió trasladar a más de cien acogidos de origen subsaharianos a la península, excluyendo a los de origen marroquí. 14 de estos llegaron a protagonizar una huelga de hambre de varios días para expresar lo que consideran una discriminación por motivos políticos.
Esta misma semana, según el relato de varios internos a esta redacción, la tensión ha vuelto a crecer ante el insistente rumor de que se iban a producir nuevos traslados a la península y que, de nuevo, solo afectaría a ciudadanos subsaharianos, excluyéndose de nuevo a los magrebíes.
Consultadas por esta revista, fuentes la Delegación del Gobierno de Ceuta descartaron el pasado viernes que se vayan a producir el traslado, aunque los internos dan por hecho que sí tendrá lugar, y señalan que ha habido cambios en los alojamientos (traslados a las «habitaciones de arriba») que relacionan con la inminencia de nuevas medidas de «descongestión» del centro.
RECLAMAN MÁS PROTECCIÓN FRENTE AL CORONAVIRUS
La situación que se vive en el CETI ceutí viene siendo denunciada por diversas organizaciones y activistas que mantiene contacto directo con los inmigrantes solicitantes de asilo. Se quejan del incumplimiento de las medidas sanitarias ante la masificación de personas.
Los solicitantes de asilo llevan reclamando su traslado a la Península desde hace semanas, poniendo de manifiesto el hacinamiento y falta de control que hay para prevenir la propagación del coronavirus, así como la no dispensa de mascarillas o guantes para protegerse. Tras la ruptura del ayuno, con motivo de la celebración del mes sagrado de Ramadán, la acumulación de personas unidas a la hora de la comida es mayor y deja escenas como las denunciadas este sábado por los propios afectados.
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