Las ‘Temporeras contra la esclavitud’ llegan a The New York Times

Lunes, 22 de julio de 2019. Las situaciones abuso y acoso laboral y sexual sufridas por trabajadoras marroquíes contratadas en origen para las campañas de recogidas de frutos rojos en la provincia de Huelva siguen siendo objeto de interés informativo para destacados medios de comunicación internacionales. Esta vez ha sido el prestigioso diario estadounidense The New York Times, considerado la «biblia del periodismo», el que dedicaba en su edición del sábado un extenso artículo a las conocidas en España como Temporeras contra la Esclavitud, 10 mujeres que el pasado año denunciaron diferentes abusos y coacciones en la finca almonteña Doñana 1998, y cuyos casos siguen pendientes de resolver en dos juzgados de la La Palma del Condado (Huelva).

El artículo, firmado por la periodista Aida Alami e ilustrado con fotografías de María Contreras Coll, hace un extenso relato de las situaciones vividas por la 10 mujeres, que aún permanecen en España y siguen ocultando su identidad por temor a las consecuencias en su país de haber sido víctimas de acoso sexual. Varia de ellas, ha venido informando esta revista desde que el caso saltó a la luz pública, han sido repudiadas por sus maridos, que han solicitado y obtenido el divorcio.

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«Las 10 mujeres decidieron hablar, sabiendo que corrían el riesgo de perderlo todo, incluido el respeto y el apoyo de sus familias conservadoras. Ahora están pagando ese precio, y hubieran sido aplastadas hace mucho tiempo si no fuera por el apoyo de los sindicatos, los activistas y la recaudación de fondos en línea»
Asimismo, el artículo hace hincapié en que España es el mayor exportador de la fruta en Europa, «donde son la base de una industria de 650 millones de dólares. Andalucía, donde trabajaban las mujeres, produce el 80 por ciento de las fresas de España», y que en virtud de un acuerdo bilateral firmado en 2001, «miles de mujeres marroquíes trabajan de abril a junio en invernaderos de plástico en expansión para cultivar y cosechar la fruta. El acuerdo especifica que los trabajadores de temporada deben venir del campo, donde la pobreza y el desempleo son rampantes, y deben ser madres, por lo que quieren regresar a sus hogares, lo que la mayoría hace».

El diario describe este acuerdo como un win-win en el que todos ganan: «una oportunidad de ganancia para los marroquíes pobres, que dio a los agricultores españoles una mano de obra muy necesaria y de bajo costo», y destaca que «durante años, los investigadores académicos y los activistas se han quejado de las condiciones de trabajo en las granjas aisladas, pero las autoridades en España y Marruecos han tomado poca o ninguna acción, dijeron funcionarios de sindicatos locales».

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«Pero hace más de un año», cuenta The New York Times, «las 10 mujeres decidieron hablar, sabiendo que corrían el riesgo de perderlo todo, incluido el respeto y el apoyo de sus familias conservadoras. Ahora están pagando ese precio, y hubieran sido aplastadas hace mucho tiempo si no fuera por el apoyo de los sindicatos, los activistas y la recaudación de fondos en línea».

«Además de los divorcios», resalta el diario, «muchas de las mujeres dijeron haber sido avergonzadas y culpadas por algunos familiares y vecinos de Marruecos. Muchas dicen que sufren graves ataques de pánico. Durante las entrevistas, algunas lloraron mientras otras gritaban de rabia».

«QUIEN SE QUEJA ES DEVUELTO A MARRUECOS»

Asimismo, NYT destaca, atendiendo al testimonio de las 10 mujeres entrevistadas, que «hay mujeres que se habían acostumbrado al abuso, y las activistas locales [por los movimientos feministas y ONG que trabajan con las temporeras] dijeron que cualquier persona que se quejara era devuelta de inmediato a Marruecos».

«Eso es precisamente lo que sucedió después de que H.H. buscara la ayuda de un sindicato local y abogados», cuenta el periódico. «Cuando los abogados llegaron a la granja el 31 de mayo de 2018, un grupo de mujeres comenzó a compartir sus preocupaciones, todas hablando al mismo tiempo en árabe. Los activistas les pidieron que escribieran una lista de nombres y quejas. H. H. se fue con los abogados, pero tres días después, dijo, las mujeres de la lista, más de 100, fueron obligadas a subir a los autobuses y devueltas a Marruecos, algunas dicen que sin pagar se les debía», relata NYT. «Nueve mujeres lograron escapar, pasando por encima y por debajo de las cercas porque la puerta de metal principal estaba cerrada con llave, rasgando sus ropas y corriendo por el bosque cuando se dirigían a Almonte, a unos pocos kilómetros de distancia».

«Si bien sus casos son raros, hay precedentes», asegura The New York Times, que cita casos anteriores, y destaca que «en 2014, un tribunal de Huelva encontró a tres hombres culpables de una “ofensa contra la integridad moral y el acoso sexual”. Sus víctimas fueron mujeres marroquíes que trabajaron para ellos en 2009».

«En respuesta a las críticas en los medios de comunicación el otoño pasado» concluye el diario estadounidense, «el gobierno español prometió implementar salvaguardas para esta temporada, y el ministro de trabajo de Marruecos también ha prometido mejores condiciones. Pero los trabajadores y los sindicatos dicen que poco o nada ha cambiado». El diario también destaca que «funcionarios marroquíes, incluidos el ministro de trabajo y el embajador en Madrid, funcionarios españoles y varios representantes de asociaciones de agricultores, se negaron a comentar este artículo, al igual que el propietario de Doñana 1998 de Almonte».

«Las mujeres dicen que están decididas a defender sus casos hasta el final», finaliza el artículo de NYT. «La denunciante inicial, H.H., trata de mantener el ánimo en alto. Cada vez que una de las mujeres se rompe, ella le recuerda que era su deber hablar para que otras pudieran trabajar en estos contratos sin temor. «Nunca lo dejaré ir. Ya lo perdí todo. No tengo nada que perder. Lucharé hasta morir».

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