La provincia de Huelva pone en marcha la campaña 2020 para la recogida de fresas para la que se precisará 10.250 puestos de trabajo. Las personas interesadas deberán formular su candidatura exclusivamente a través del anuncio publicado por el Servicio Andaluz de Empleo, que permanecerá publicado durante 25 días.
Así comienza la publicación sobre la oferta de empleo en Huelva ofrecida por la página oficial del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) el pasado 4 de octubre de 2019, que termina en forma de advertencia:
Las personas interesadas deberán saber que las empresas agrícolas empezarán a hacer los llamamientos de las personas que reúnan el perfil a partir de marzo del 2020.
Para empezar a contrastar es preciso aclarar algunos datos. El primero es que el sistema de oferta de empleo es bien distinto al nombrado anteriormente a través del SEPE. Por el contrario, son las mismas empresas las que más o menos a principios de año abren unos plazos para quienes estén interesados en trabajar en la campaña. Más adelante (y aquí si coinciden los datos ofrecidos por el SEPE) a partir de marzo, según el criterio de los jefes de personal de cada explotación, empiezan a ser llamados escalonadamente. Esto provoca que, en muchos casos, haya un considerable número de personas que apenas pueden optar a un escaso mes de trabajo en época fuerte de recolección.
Aún recuerdo aquellos años en los que trabajar en el campo te permitía enlazar una campaña con otra con apenas un par de meses en paro. Una situación que para cualquier trabajador/a autóctono se ha convertido en toda una odisea hoy en día. Con suerte, pequeños grupos de personas cuentan con un contrato como fijos discontinuos (muchos ejercen como tal sin tenerlo) y se mantienen casi todo el año en el tajo. El anhelo de muchas otras que apenas optan a 2 o 3 meses de trabajo en época fuerte los cuales se acaban convirtiendo en una batalla campal por ver quién es más productivo y opta a trabajar unos meses más.
Las primeras temporeras marroquíes seleccionadas con contrato en origen para la campaña de frutos rojos 🍓 ya han…
Publicada por INTERFRESA-Asociación Interprofesional de la Fresa Andaluza en Lunes, 23 de diciembre de 2019
Son muchos los vecinos y las vecinas de nuestros pueblos quienes ahora mismo ansían empezar la campaña del fruto rojo. Pero sabemos a ciencia cierta que la situación que se encuentran al llegar a un tajo a pedir trabajo es una cancela cerrada a cal y canto y la negativa de unos empresarios que no tienen ningún inconveniente en aclararte que no quieren españoles.
Sin embargo, a pesar de la cruda realidad que viven quienes dependen del campo en Huelva (una gran parte de la población), existe un constante bombardeo de algunos medios de información que, sin apenas investigar y ahondar en la materia, continúan perpetuando con gusto el viejo estigma de que los andaluces no queremos trabajar en el campo. Una batería de noticias promovidas por la patronal, que sostiene ahí la «excusa perfecta» para la contratación de mano de obra extranjera, mucho más rentable, ya que reciben subvenciones del Gobierno por traerla, y más predispuesta a trabajar «de sol a sol» debido a la necesidad que arrastran.
El 23 de diciembre de 2019 la principal organización del fruto rojo en Huelva Interfresa, publicaba en su página oficial de Facebook unas fotografías donde veíamos llegar al primer contingente de mujeres de Marruecos que vienen a trabajar de nuevo en esta campaña de 2020 y decía tal que así : “Las primeras temporeras marroquíes seleccionadas con contrato en origen para la campaña de frutos rojos 🍓 ya han empezado a llegar a Huelva, donde han sido recibidas y atendidas por los consultores de integración del Plan de Responsabilidad Ética, Laboral y Social (Prelsi).”
Justo 4 días más tarde publicaban otra noticia en eldiario.es donde podíamos leer : “La patronal no se explica que no haya demanda nacional para cubrir la mano de obra necesaria, y haya que recurrir de nuevo a inmigración contratada en origen“.
Porque de nuevo este año vendrán desde Marruecos alrededor de veinte mil mujeres esperanzadas en la posibilidad de ganar al día 6 veces más de lo que ganan en su país haciendo lo mismo. Algo que les permitiría poder mantener a sus familias el resto del año. Precisamente, ese es uno de los requisitos que las empresas les exigen en el proceso de selección, que estén divorciadas o viudas, y que tengan dos o más hijos a su cargo.
Lo que muchas de ellas no saben es que la realidad que pueden encontrar aquí dista mucho de lo que les han prometido en las oficinas del ANAPEC (Agencia Nacional de Empleo de Marruecos), pero la necesidad es la que te impulsa a intentar mejorar tus precarias condiciones de vida. De esa necesidad parte el entusiasmo con el que dejan a sus familias y sus países para viajar al continente europeo, donde una vez llegadas encuentran unas condiciones de vivienda y de trabajo que para nada se asemejan a lo que les prometieron.
Entre los meses de marzo y julio es bastante común encontrar a mujeres marroquíes andando por los arcenes de las carreteras secundarias cercanas a las explotaciones agrarias donde viven. Muchas están alejadas de los núcleos urbanos, y se tienen que desplazar varios kilómetros andando para poder acceder a algún locutorio o para comprar algo de comida. Y es justo cuando llegan a estos núcleos urbanos donde el juego se salda con un único ganador, ya que todas ellas se encuentran con el rechazo de la mayoría de la población local, que les mira con recelo pensando que vienen aquí a quitarles el poco trabajo al que tienen acceso.
De esta manera, se consigue dividir a distintas poblaciones que sufren las mismas condiciones de explotación laboral. Con una estrategia perfecta que juega con la necesidad que sufre tanto la población onubense como la que viene de fuera desde otros países, aún más agravada.
Así es como gracias a la vieja técnica del «divide y vencerás», mientras los trabajadores pierden el tiempo en culpabilizar al otro y se frustran al leer artículos como el anteriormente nombrado, el juego se salda con un único vencedor, la industria del fruto rojo que cada año genera millones de euros y acapara más tierras en su beneficio.
Miércoles, 15 de enero de 2020.
Ana Pinto es trabajadora agrícola en el campo onubense, y ha realizado labores de enlace sindical con jornaleros y jornaleros de diferentes nacionalidades y cometidos en la industria de los frutos rojos.
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