Se trata, en tamaño y cantidad de elementos, del mayor hallazgo de estas características de las últimas décadas, y por su antigüedad podría aportar nuevos datos y conclusiones sobre las primeras construcciones de piedra realizadas en Europa.
Millares de menhires y estelas decoradas conformando estructuras alineadas en un mínimo de 600 hectáreas del municipio ayamontino.
Gran cantidad de las piezas han sido movidas sin supervisión o protección alguna y se amontonan como residuos en la finca.
Lunes, 25 de noviembre de 2019. El municipio onubense de Ayamonte alberga uno de los mayores yacimientos arqueológicos de los que se tiene constancia, conformado por miles de menhires, estelas y otras rocas talladas, y cuya antigüedad puede datarse entre el Tercer y el Cuarto Milenio Antes de Cristo, sin descartarse que puedan ser incluso anteriores. Según ha podido confirmar La Mar de Onuba, el descubrimiento tuvo lugar hace un más de un año, durante una prospección arqueológica propia de los estudios previos a recalificaciones de terrenos para uso industrial, agrícola o urbanístico.
El hallazgo, según algunas fuentes consultadas, está situado en la finca La Torre y La Janera, y se extiende además de Ayamonte por una pequeña parte del término municipal de Villablanca, siendo uno de los mayores, en tamaño e importancia, de toda la Península Ibérica (y Europa) en las últimas décadas. Mucho mayor, por ejemplo, que el conocido como tesoro de Guadalperal, cercano a Peralada de la Mata (Cáceres) y que quedó inundado en 1963 por la construcción del embalse de Valdecañas. Las mismas fuentes estiman que se trata de un descubrimiento de mayor valor que el mundialmente famoso monumento megalítico de Stonehenge, ubicado en el condado de Wiltshire (Inglaterra) y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986.
A lo largo y ancho de más de 600 hectáreas, el yacimiento ha albergado durante miles años millares de menhires, la forma más sencilla de monumentos megalíticos, consistentes en piedras de forma alargada, en bruto o mínimamente tallada, colocadas de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga.
También ha sido encontradas gran cantidad de estelas, piedras talladas en forma de lápida o pedestal erigidas sobre el suelo, a las que los historiadores otorgan funciones de carácter conmemorativo, funerario, religioso o de delimitación geográfica de la zona habitada por sus constructores.
Asimismo, las canteras de las que estas fueron extraídas, y hasta espacios que podrían ser «talleres» donde construían los menhires y otras rocas decoradas. En estos han aparecido herramientas utilizadas para tallar y labrar las rocas, y algunas de estas que no habría llegado a terminarse por sus prehistóricos escultores.
En suma, un hallazgo arqueológico de valor incalculable, esencial para el estudio de nuestra historia, y del que, con bastante probabilidad, solo haya aflorado una pequeña parte. El yacimiento podría extenderse a otras parcelas colindantes a la que alberga las miles de piezas encontradas hasta ahora.
Según fuentes conocedoras del hallazgo y consultadas por esta redacción, cuando fueron detectados, muchos de los menhires y estelas encontrados formaban estructuras alineadas similares a las conocidas como crómlech, monumentos megalíticos que adoptan formas equiparables a un muro o elíptica, cercando un terreno. Los más conocidos en Europa, además del ya citado Stonehenge en Inglaterra, son considerados monumentos de alto interés, y están protegidos como auténticos museos de la prehistoria. En Europa pueden encontrarse, además de en Gran Bretaña, en Dinamarca, Suecia, o la Bretaña francesa (quién no recuerda, aunque se tratara de un anacronismo de cómic, al famoso «constructor de menhires» Obélix, el inseparable compañero del galo Astérix creado por Goscini y Uderzo). También hay varios destacados en la Península Ibérica, donde el de Ayamonte podría ser el mayor y más antiguo encontrado hasta la fecha.
Sin estudio, catalogación ni protección de las autoridades
Sin embargo, no parece que las administraciones públicas competentes ni la propiedad del terreno, conocedoras del descubrimiento desde hace más de un año, hayan tomado medidas para delimitar y proteger este importante hallazgo, que podría aportar nuevos datos sobre la historia de la provincia de Huelva y de la propia Europa.
Como muestran las imágenes obtenidas por La Mar de Onuba, muchos de los menhires y estelas han sido desplazados de su ubicación original y amontonados en montañas de piedras sin orden, catalogación o protección de algún tipo. Algo que preocupa a algunas de las fuentes consultadas por esta revista, pues la propia ubicación, estructura y alineación de las rocas talladas y decoradas son esenciales para el estudio de este importante hallazgo megalítico, que podría tener su origen incluso antes del periodo Neolítico, fechas en las que los historiadores sitúan las primeras construcciones de este tipo realizadas por el ser humano, de las que se tienen constancia hasta finales de la Edad de Bronce.
Según ha podido saber esta redacción, la propiedad del terreno pretende adaptarlo para convertirlo en tierra de regadío, y, por lo que puede observarse en las imágenes, ya han comenzado los movimientos de tierras para ese objetivo. Como resultado, piezas de importante valor se amontonan y deterioran.
Piedras veo yo y el dibujo supongo que de un cabrero o un pastor que no sabéis que inventar.
A completa destruição de um importantíssimo arqueosítio?