El día después, llega pronto

por José Luis Pedreira Massa

 

 

Han sido meses tensos e intensos, algo nuevo inundaba toda la actividad de noticias y de sentimientos, de pensamientos y de relaciones, de periodistas y de tertulianos, todos hablaban desde el lugar del que todo lo puede y casi todo o todo lo sabe, incluso metiendo la pata, en ocasiones. Hay que estar muy ducho en publicaciones médicas para entender la orientación que tiene lo que se quiere decir, por ejemplo desconocen la línea de cada publicación, no es igual publicar para el New England Jounal of Medicine o para al American Journal of Medicine o para The International Journal of Medicine, a pesar de tener similar relevancia, diciendo lo mismo pues no se dice igual y pudiera parecer diferente. Las trampas del lenguaje.

Dicho esto, vamos caminando hacia el día después del confinamiento y de la pandemia, parece que vamos a dar por superado el dichoso confinamiento y la pandemia y… ¿qué va a pasar?

La primera impresión es que, pase lo que pase, suceda lo que suceda, ya nada va a ser igual. Muchas cosas van a cambiar. Las preguntas del millón son: ¿cuáles son las cosas que van a cambiar? ¿en qué van a cambiar esas cosas? Contestar a ambas preguntas sería hacer de adivino y ese don no lo poseo, soy consciente de ello. No obstante se puede hacer un ejercicio de gimnasia mental y compartir las sensaciones y las inquietudes y, posiblemente, algún deseo que otro.

Las circunstancias generales no van a ser el mismo, sabemos que el confinamiento ha “limpiado” el ambiente, no hace falta que nos digan que las concentraciones de óxido nitroso o de anhídrido carbónico han disminuido hasta en un 40-60%, es que lo vemos y lo sentimos: vemos el cielo mejor y más claro, se ven los edificios hasta de forma esbelta, como la foto de las cuatro torres de Madrid y que permite ver los edificios de la Plaza de Castilla e incluso a lo lejos el Pirulí y la sierra de Madrid, parece mentira pero es cierto. Solo por esto ya merece la pena el confinamiento, por haber hecho la prueba del algodón a los negacionistas de la contaminación ambiental. A lo mejor nos da por pensar que tener el aire limpio merece la pena.

Los latinos somos muy expresivos, incluso expansivos, en ocasiones. Nos gusta abrazarnos, besarnos, tocarnos. Pues va a ser que tendremos que incluir, durante un tiempo prolongado, lo que se ha venido llamando la “distancia social”, que no es más que un alejamiento físico más allá de 1,5-2 metros de distancia.

Una variación del tema citado va a tener su repercusión a nivel familiar y de las relaciones de pareja. Esa cercanía con los niños en el abrazo, en sentarles en nuestras rodillas para leer un cuento se va a ver afectado ¿en qué medida? Pues depende de nosotros y de cómo lo trasmitamos.

Las relaciones de pareja van a tener su intríngulis ¿cómo se va a hacer el amor?  Es difícil hacerlo manteniendo la distancia social/física que nos requieren los epidemiólogos, so pena que lo hagamos por estimulaciones on-line o con el succionador. Difícil, muy difícil entenderlo de forma “aséptica”. Esto en cuanto a las parejas establecidas, pero ¿qué va a pasar con los ligues? Más… ocasionales. El SIDA nos puso el condón, ahora el Covid19 nos pone la mascarilla y los guantes. Se va complicando la cosa una barbaridad, desconozco si se van a facilitar las relaciones sexuales o se van a dificultar. Por cierto ¿te has hecho la serología? Una incomodidad.

No olvidar que, si se descubren tratamientos específicos o la vacuna, se debe asegurar el acceso en equidad a toda la población. Esa es una responsabilidad ética de los gobiernos. No digo más. Pero que no se nos olvide, porque aún falta tiempo.

Luego están los “empresarios generosos” que deslocalizaron sus empresas a China o a India y que la crisis epidémica ha situado su acción en la caridad como mecanismo de reparación de la culpa sentida por el hecho de tener la solución a más de 10.000 kilómetros. Verán, no queremos caridad, queremos que el marco de la producción industrial se encuentre en nuestra tierra y que sea más flexible, con capacidad para redefinir su línea de producción según la demanda en un momento dado. Quien lo diga en la línea textil, también en otras industrias sobre la elaboración de instrumentos u objetos más versátiles como las piezas para un respirador o la investigación médica o químico-biológica para producir los test de forma masiva, en un momento dado. Pues esa deslocalización se va a tener que replantear, porque además aportará más puestos laborales para afrontar la crisis económica, cierto que irá en detrimento de las ganancias de los propietarios de las industrias, si mantienen el precio, pero ya va siendo hora que sean solidarios y no caritativos. No queremos caridad, sino justicia social.

En la crisis se ha puesto en evidencia que ha sido la salud pública, la sanidad pública la que ha encarado con decisión y valentía el afrontamiento de la pandemia. Los estados con una sanidad pública han afrontado con más garantías todo el proceso de la pandemia. Hacer recortes en sanidad mata, esa es la conclusión de esta crisis. Mire, dos ejemplos en España: Madrid con toda su reconversión, privatización y recortes sanitarios públicos desde el año 2005, ha sido la peor comunidad autónoma en todos los indicadores de esta pandemia; sin embargo, Asturias que apostó por un diseño claramente de gestión pública, puede presentar uno de los mejores cuadros de resultados en esta pandemia. La propia OMS avisó que el comportamiento, a la hora de afrontar la crisis sanitaria, sería mejor en los países que contaban con un sistema sanitario público fuerte. Así que un cambio a realizar consiste en reforzar y blindar la sanidad pública, para evitar las veleidades de la privatización de algunas fuerzas políticas.

Pero este afrontar el funcionamiento del SNS español cuenta con unas líneas más allá de las formulaciones de sanidad pública. Nuestro sistema sanitario era muy potente, presumíamos de ser de los mejores del mundo, pero para las actividades habituales de una asistencia sanitaria “cotidiana”, aún así había quejas de dotación de recursos materiales y profesionales con carencias enormes, como es el caso de la atención a la salud mental y, sobre todo, de la infancia y la adolescencia. El desbordamiento fue muy fácil. Se venía avisando desde hace unos años: “el SNS tiene un equilibrio inestable”, “el SNS está en un riesgo muy evidente”, costaba verlo hasta que… la crisis lo puso de manifiesto. Solo voy a enunciar algunos aspectos que desde, el mismo día después, se deben abordar de forma inexcusable y urgente: desarrollar la ley de salud pública de 2011 que permanece en el cajón de los sueños rotos (con una epidemiología y vigilancia epidemiológica en su lugar de conceptualización de riesgos, pero no en el de planificación de la asistencia directa, incrementando la educación sanitaria, diseñando una comunicación sanitaria a la población de forma adecuada, comprensible y rigurosa); un impulso de cambio a la Atención Primaria (la gran desaparecida de esta crisis) en el sentido de desarrollar la estrategia de Atención Primaria publicada y olvidada; reformulación de la asistencia hospitalaria con planificación adecuada, dotación de camas y recursos materiales y profesionales actualizados y modernos, lo de ahora ha quedado obsoleto; la reformulación de la estrategia de Salud mental que incluya los aspectos preventivos de atención sobre la infancia y la adolescencia; la actualización de la investigación potenciando las aportaciones de los diferentes grupos de investigación existentes en España; la digitalización del sistema y el trabajo de la información sanitaria de forma diferente, más eficaz, moderna y eficiente; formación de los profesionales sanitarios más flexible y actualizada, revisando el actual sistema MIR en su conjunto y la formación continuada que debe huir de la financiación por parte de la industria farmacéutica.

Voy a formular una urgente necesidad: debe elaborarse una política actual y novedosa de Recursos Humanos en el Sistema Sanitario, es difícil, pero es algo urgente que no puede esperar más. Solo lo formulo y aparte.

En último lugar, pero en clave de punto y aparte. La financiación debe realizarse sin trabas, debemos decidir qué queremos y financiarlo. A Economía y a Hacienda hay que puntualizar que los presupuestos de sanidad no son gasto, sino que es una inversión en la población para el futuro. Lo tendremos que repetir muchas veces: EL PRESUPUESTO DE SANIDAD NO ES GASTO, ES INVERSIÓN. De hecho, la derecha lo tiene muy claro cuando dice que la sanidad es uno de los yacimientos fundamentales para el negocio, por esta razón hay que ser contundentes y blindar la sanidad pública como un derecho fundamental de la población en su conjunto.

La industria farmacéutica tampoco puede continuar igual, debe adaptarse a los nuevos tiempos, mirar más a las demandas y necesidades de la población y del sistema sanitario, adecuando los costes reales a los precios de venta de sus productos en las oficinas de farmacia. Es cierto que es una industria de un sector estratégico, pero debe ocupar un lugar de servicio público y no de negocio por el negocio. La amortización de la inversión en la obtención de un producto, no se puede hacer a un año y luego, por la ley de patentes, tener 9 años de ganancia pura y dura. El simple cambio de realizar la amortización a 6-8 años, aún los aportaría a la industria, caso de continuar con la ley de patentes, entre 2-4 años de ganancia y, sin lugar a dudas, abarataría el precio final.   

Sí, indudablemente existen muchas cosas que deben cambiar “the day after”, no nos damos cuenta pero ya estamos en ese camino y el cambio lo hacemos entre todos y todas.


José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).

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