Vox, como máximo representante de la extrema derecha española, cuenta con múltiples redes y conexiones que le dan apoyo. A lo largo de este artículo, se intenta realizar una radiografía de manera más o menos general de dichas redes que unen a este partido con diversos grupos tanto a nivel estatal como internacional. El entramado de vínculos y conexiones de las que goza el partido y sus principales líderes es muy variado y denso, y a la vez es fundamental para comprender las influencias de su ideario político y, en cierta medida, el porqué de su ascenso.
En el seno de Vox conviven distintas personalidades con perfiles ideológicos, que, si bien conectan en el grueso de las cuestiones fundamentales, siguen presentando algunas diferencias que merecen la pena ser mencionadas.
Dentro de las cabezas visibles, por ejemplo, se encuentran a personas como Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, representantes de esa “sección católica” del partido. Por otro lado, está Javier Ortega Smith, con mayores conexiones dentro de sectores más “militares” y ultraderechistas. Pero es necesario mencionar una figura clave (y algo desconocida generalmente) y que es uno de sus principales ideólogos (sino el más importante): Rafael Bardají.
Las relaciones internacionales de la extrema derecha española
Bardají ha sido sin duda una de las personas que más influencia ha tenido dentro del partido desde su llegada. El columnista del diario conservador Libertad Digital y ex-asesor del que fuera presidente del gobierno de España por el derechista Partido Popular (PP) José María Aznar, tiene una amplia trayectoria a sus espaldas: ejerció como asesor ejecutivo del ministro de Defensa entre 1996 y 2002, pasando a ser director de política internacional en la Fundación FAES en 2004 hasta el año 2016, organización que opera como think tank del PP.
El sociólogo “aznarista” llegó a Vox en marzo de 2018 tras la sentencia del llamado Caso Gürtel al PP, la cual desencadenó el fin del gobierno de Mariano Rajoy tras propiciar una moción de censura. Desde que se unió, ha ofrecido al partido una creciente influencia entre los principales lideres y partidos neoconservadores del mundo, así como entre diversos grupos de presión vinculados a ellos.
Fue también el primer español que visitó la Casa Blanca de Donald Trump tras su victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, si bien la relación del español con el conservador Partido Republicano es anterior incluso al momento de la llegada del ultraderechista y multimillonario mandatario al Despacho Oval. Antes de ostentar posiciones relevantes en política, viviendo ya en Estados Unidos, gozaba de hecho de contactos con personas muy vinculadas al movimiento “neoconservador” norteamericano. ¿Cómo lo logró?
En 1987 creó la Fundación Grupo de Estudios Estratégicos (GEES), la cuál le permitió ir mejorando su relación con el auge del neoconservadurismo hasta que logró consagrarse políticamente durante el periodo de gobierno del PP de Aznar. Bardají fue fundamental para las relaciones entre el gobierno del ex-presidente estadounidense George W. Bush y el de España, siendo una figura clave para la materialización de la “foto de las Azores”, así como para participación española en la Guerra de Iraq.
Estas buenas relaciones con el movimiento “neocon” son las que ahora están impulsando internacionalmente a Vox. Prueba de ello es la asistencia de miembros del partido a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) tanto este año como el anterior
Este evento reúne anualmente desde hace 40 años a la derecha estadounidense, así como a otras personalidades internacionales del mundo conservador: en 2018 estuvo presente Marine Le Pen (líder del partido ultraderechista francés Agrupación Nacional) y en 2020 han acudido Eduardo Bolsonaro (hijo del presidente brasileño Jair Bolsonario, también de derecha radical), Nigel Farage (exlíder del Partido de la Independencia de Reino Unido, el UKIP), o el propio Donald Trump. A esta reunión también asisten diversas asociaciones y think tanks internacionales, como, por ejemplo, la Asociación Nacional del Rifle, Heritage Foundation, AEI, International Republican Institute, Proyect for the American Future, o Friends of Israel, todos de tendencia derechista.
Este último grupo es un caso bien curioso, ya que está presidida por el propio Bardají, fue impulsada por Aznar y, según el BOE, entre sus 4 miembros fundadores está Pablo Casado. La asociación pro-israelí fue fundada en 2010 y, desde entonces, ha tenido y tiene entre sus miembros a múltiples ex-jefes de Estado de países como Canadá, Australia, Colombia… e incluso al ex-consejero de Seguridad Nacional de la Administración Trump: John Bolton. A datos de 2016, la fundación habría recibido donaciones cercanas a los 10 millones de dólares, acabando 700.000 dólares de ese fondo en una o varias fundaciones españolas no especificadas.
Este ejemplo representa perfectamente la influencia de Bardají en el ascenso de Vox. Gracias a sus redes, el partido ha logrado dar el salto al panorama internacional, consiguiendo una mayor relevancia pública, formación profesional, financiación económica, contenido teórico y foco mediático.
Pero la cosa no queda ahí, ya que la estrecha relación entre Bardají y Steve Bannon fue fundamental para que el partido recibiera asesoramiento del “gurú de la alt-right” estadounidense y ex-asesor de la campaña de Trump de 2016, ayudándole a forjar y reforzar sus alianzas europeas: Vox ha asistido en 2020 a la Conferencia Nacional de Conservadurismo en Roma, a la que también asistieron otros líderes políticos europeos como Viktor Orbán (presidente de Hungría y líder del partido Alianza Cívica Húngara), Matteo Salvini (líder del partido ultraderechista La Liga) o Marion Maréchal, sobrina de Marine LePen (esta última anunció que va a abrir una filial de su centro: el ISSEP, en España).
Las conexiones internacionales de la extrema derecha española trascienden incluso la barrera “occidental”, llegando hasta Oriente Medio o Latinoamérica. Antes del liderazgo de Abascal, con Alejo Vidal-Quadras como principal exponente, el partido recibió financiación directa y fundamental del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán.
Este grupo de origen marxista era considerado hasta 2012 como un grupo terrorista para la sociedad internacional debido a sus múltiples atentados en el pasado, así como por haber brindado apoyo al gobierno de Sadam Hussein en Iraq. Eso cambió a partir de ese año, ya que fue retirado de las listas de grupos terroristas internacionales. ¿A qué se puedo deber ese cambio? La respuesta: razones geopolíticas.
El grupo cuenta con el apoyo de los neoconservadores de EEUU, colaborando con la inteligencia estadounidense e israelí, sirviéndoles como instrumento de oposición al actual régimen iraní. A partir de 2012, la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (considerado por muchos think tanks como un grupo sectario y violador de derechos humanos) comenzó a recibir financiación de los gobiernos estadounidense y de Arabia Saudí, invirtiendo parte de esta financiación en pagos a políticos occidentales (entre ellos John Bolton, Jose Luis Rodríguez Zapatero o Aznar) con el objetivo de que apoyaran el grupo y a su causa públicamente.
El apoyo del grupo islamista fue fundamental para Vox, reconociendo el propio partido que estos financiaron al 80% su campaña para las elecciones europeas de 2014. Según Vidal-Quadras, el propio Abascal era consciente de esa financiación y estaba de acuerdo con ella; de hecho, Iván Espinosa de los Monteros reconoció que tanto el cómo Abascal estuvieron una temporada trabajando bajo nómina procedente del grupo.
Relaciones estatales de la extrema derecha española
Fuera del terreno más “institucional” se puede comprobar otra serie de vínculos del partido con diversas asociaciones, siendo ahora Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros claves. El marcado carácter ultrarreligioso del matrimonio abre al partido una ventana de oportunidad para llegar a esos sectores más “beatos” o “tradicionalistas” de la sociedad.
Así, asociaciones ultracatólicas como Hazte Oír han servido de altavoz político al partido, recaudando fondos para él o ejerciendo incluso oposición política contra sus rivales de derecha y de centro derecha: PP y Ciudadanos. El lobby (conocido principalmente por su oposición a los derechos LGTBI o por su autobús “transfobo”) lleva premiando a integrantes del partido de liderado por Santiago Abascal desde hace bastante tiempo: Francisco Serrano, Alicia Rubio, Lourdes Méndez Monasterio, Javier Ortega Smith, Hermann Tertsch, José María Marco o el propio Abascal han sido algunos de los muchos galardonados.
La relación entre el grupo católico y Vox se ha enfriado últimamente al considerar estos que el partido ha “suavizado su discurso antiLGTBI” y por estar en contra de que la formación de extrema derecha formara gobiernos de coalición con PP y Ciudadanos. Aun así, la vinculación entre ambos sigue siendo muy estrecha.
Los lazos que unen al líder de la asociación y los principales dirigentes del partido son de cercanía y amistad (sobre todo con Abascal, Monasterio y Espinosa de los Monteros). El matrimonio ha compartido múltiples espacios y encuentros organizados por “Hazte Oír”, acudiendo a manifestaciones, charlas, y tertulias convocadas por el grupo o incluso participando en organizaciones como la llamada Plataforma por las libertades, lanzada en 2016.
El partido por otra parte ha introducido en las instituciones a miembros del lobby religioso, así como a integrantes de grupos cercanos a él: como por ejemplo Abogados Cristianos. Un miembro de la junta directiva de Hazte Oír, Francisco José Contreras, consiguió acta por Sevilla, así como Agustín Rosety Fernández de Castro, padre de otro dirigente de Hazte Oír. Otros ejemplos pueden ser Gádor Joya, miembro de la Asamblea de Madrid; Cristina Peláez en el Ayuntamiento de Sevilla, vinculada a la asociación Derecho a Vivir; o en la Asamblea de Murcia, Juan José Liarte, asociado a Abogados Cristianos.
La cosa no queda ahí, ya que el lobby ultracatólico es parte de toda una trama internacional de apoyo a movimientos de extrema derecha a nivel europeo. Hazte Oír es una filial española de una plataforma conocida como CitizenGo, famosa por lanzar campañas y recogidas de firmas online a nivel internacional contra lo que llaman “ideología de género” o el movimiento LGTBI.
La plataforma se constituyó con la ayuda de un “consultor tecnológico” y “financiador político” muy vinculado a la campaña de Trump. Además, en su junta directiva destacan nombres como Kostantin Malofeev, oligarca ruso sancionado por su papel en la adhesión de Crimea; Alekséi Komov, millonario ruso homófobo; o Luca Volante, ex-político italiano procesado por corrupción. Además, la plataforma comparte línea editorial con el canal RT, plataforma de noticias internacional financiado por el gobierno de Putin.
OpenDemocracy llevó a cabo una investigación sobre la financiación de la plataforma, así como de sus vínculos, destacando la estrecha relación con Vox. Un reportero encubierto de la plataforma se reunió con Ignacio Arsuaga, presidente de CitizenGo y Hazte Oír, consiguiendo que el amigo de Abascal le revelase información sobre cómo poder realizar “donaciones indirectas” al partido de extrema derecha, como burlar la Ley de Financiación de Partidos Políticos o como poder entregarle dinero de “manera anónima”.
Además, Arsuaga aseguró tener relación con el partido de Viktor Orbán; la Liga Norte de Matteo Salvini; o el grupo de extrema derecha alemán Alternativa para Alemania. Toda una internacional de apoyo a la extrema derecha financiado por élites ultraconservadoras estadounidenses y rusas.
Para cerrar el apartado “religioso”, el partido goza también de ciertos apoyos entre las élites eclesiásticas de nuestro país. A pesar de que la estructura general de la Iglesia Católica española se haya desvinculado del partido (como dejó claro la Asamblea de los Obispos del Sur), algunas de sus cabezas más importantes e influyentes si se han pronunciado abiertamente a favor de él o al menos han mostrado cierta “simpatía”.
Casos como el de Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, se suman a los de obispos como Juan Antonio Reig Pla, de Alcalá; José Ignacio Munilla, de San Sebastián; Jesús Sanz; arzobispo de Oviedo…los cuáles han mostrado su apoyo al partido ultra en mayor o menor medida.
Por no hablar de todas estas organizaciones con El Yunque, una secta ultracatólica que se dedica a apoyar y a financiar a grupos similares por todo el mundo.
Finalmente, es necesario mencionar los vínculos que hay con los sectores más “militarizados” o “radicales” de la sociedad, alzándose en este caso la figura de Ortega Smith como principal nexo de unión entre estos y la extrema derecha española.
Ortega Smith es controversial: fue militar (ejerciendo como Boina Verde) y es considerado una de las personas más radicales del partido de Abascal. Siendo Secretario General, ha frivolizado constantemente contra la violencia de género, enalteciendo e incluso defendiendo el legado franquista. Algunos de los principales reconocimientos de su carrera anterior a Vox son: haber trabajado para la Fundación para la Defensa de la Nación Española, presidida por el propio Abascal; haber formado parte de las listas del Foro de Punset; o actuar como abogado acusador en el juicio del “procés”, condena a los considerados líderes de la organización del referéndum de independencia de Cataluña el 1 de octubre de 2017, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional.
Detrás suya se alza un pasado falangista, ya que incluso escribió en defensa de los valores de la Falange Española y de las JONS, el único partido político legal durante el régimen dictatorial de Franco, en un artículo de 1986 para el Boletín Así. Sus vínculos personales con ciertas asociaciones “radicales” son más que evidentes, como con la famosa Fundación Francisco Franco, siendo primo hermano del presidente de la fundación: Juan Chicharro Ortega.
Los vínculos entre la fundación y el partido son mayores incluso que la relación de sangre entre Smith y Chicharro, llegando a unir al bisnieto de Franco y Presidente de Honor de la fundación, con Víctor González Coello de Portugal, vicepresidente de Vox y responsable de captación de recursos políticos.
Las relaciones entre el partido y la fundación son tales que, según unas grabaciones desveladas por la Cadena Ser, el portavoz y número 3 de la formación franquista, Jaime Alonso, habría proporcionado financiación al partido de Abascal, con el que supuestamente “hablaba 3 veces al día” y “tenía línea directa”.
Vox también ha conseguido apoyo y financiación entre los sectores más radicales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El ejemplo más claro es el caso con la asociación Jusapol, plataforma que cuenta con su propio sindicato (Jupol) que aglomera a personal de la Policía Nacional y de la Guardia Civil y cuyo principal objetivo es la equiparación salarial entre todos los Cuerpos de Seguridad del Estado.
La plataforma en teoría se define como “apartidista” pero, tras el intento fallido de manipulación de Albert Rivera, ex-presidente de Ciudadanos, Jusapol se ha postulado claramente a favor de la extrema derecha española y en especial a favor de Vox.
Su sindicato cuenta actualmente con 8 de los 14 puestos del Consejo de la Policía, ya que ganó las elecciones al Consejo del año 2019 con un 58,4% de los votos. Reúne a un gran número de integrantes tanto directa como indirectamente, ya que a los propios agentes que lo conforman hay que añadir a sus familiares cercanos.
La movilización que Jusapol llevó a cabo en redes sociales en 2018 fue fundamental para entender los buenos resultados que Vox obtuvo en las elecciones andaluzas de ese mismo año. Figuras relevantes de la plataforma como Jesús Manuel Selma, el youtuber Jandro Lion o Alfredo Perdiguero, realizaron (y continúan haciéndolo) una campaña de propaganda a favor de Vox y sus ideas que demuestra la enorme vinculación del sindicato con la extrema derecha española.
Además, Vox ha mandado dirigentes a todas las manifestaciones convocadas por Jusapol, siendo el más constante y laureado el propio Ortega Smith (como cuándo participó en un escrache de la plataforma al resto de sindicatos policiales en 2018). El sindicato incluso tuvo su propio puesto de venta en el famoso acto de Vox en Vistalegre.
En conjunto, las diversas plataformas de funcionarios de las Fuerzas de Seguridad del Estado aglomeran a cerca de medio millón de personas, llegando a alcanzar casi 2 millones al añadir a los familiares. Eso es un auténtico caladero de votos que el partido busca explotar al máximo. Pero no es el único.
El sector militar es otro que guarda grandes lazos con el partido. Vox es la organización política que más eco ha hecho de las reivindicaciones del ejército y una de las que más ha intentado vincular su imagen con la del cuerpo. Vox ha realizado múltiples actos promocionales en instalaciones militares, brillando de nuevo la figura de Ortega Smith como principal nexo.
Además el partido realiza una campaña constante a través de las redes sociales asociando su imagen con la de los valores más representativos e históricos del ejército: defensa de la patria, honor, el uso constante de los símbolos oficiales del estado…
No es casualidad, por tanto, que como dice el ex-militar, Luis Gonzalo Segura, en su libro El Ejército de Vox, “exista una irrefutable vinculación entre la extrema derecha española y las Fuerzas Armadas.
Esto puede también notarse analizando el comportamiento electoral, ya que el porcentaje de voto al partido de Abascal aumenta considerablemente en las zonas donde se ubican bases, comandancias o viviendas militares, en comparación con el resto de zonas más “civiles”.
Por último, el partido de extrema derecha es sin duda el partido español que más militares o personas asociadas al mundo militar incluye en sus listas electorales: 2 de sus 12 representantes en el Parlamento Andaluz lo son, por ejemplo.
En resumen, el partido dispone de unas enormes redes de apoyo y logística tanto a nivel interno como en el exterior del país. Estos unen a las principales cabezas del mundo “neoconservador”, con lobbies y grupos de presión internacionales, pasando por medios de comunicación, empresas o incluso el ejército.
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