La verdad sea dicha es que llevamos un verano muy PALEONTOLÓGICO en tierras onubenses.
Hace unas semanas se descubrieron unas huellas fósiles en el entorno de Doñana, iniciándose una PUGNA CIENTíFICA entre investigadores de la Universidad de Huelva.
Ahora se nos habla de EL MONSTRUO MARINO de AYAMONTE, como si de un MOBY DICK se tratase. No sé pero ¿no andaremos un poco desencaminados al atribuir este resto (único) a un reptil que habitó estas aguas hace muchos millones de años? Quiero decir que el REGISTRO FÓSIL es sesgado y para establecer “conclusiones” necesitamos hallar más de un sólo hueso fósil para poder hablar de una determinada especie.
Recuerdo haber trabajado en desenterrar ballenas fósiles hace ya unos cuantos años y ni siquiera era posible clasificar la especie, llegando sólo al nivel de familias. Disponíamos de vértebras, costillas y parte de su cráneo. Es decir hacer una clasificación taxonómica era algo muy complejo, aún contando con varios restos fósiles.
Por otra parte, como saben los geólogos hay que establecer con suficiente detalle la edad de los materiales que albergan al fósil y conocer en qué ambiente vivió a partir de los rasgos que nos muestran las rocas que los contienen.
Para terminar agradecer a aquellos aficionados que se patean el campo a sol y sombra su interés por la VIDA DEL PASADO GEOLÓGICO y que han abierto el camino a muchos investigadores que trabajan en esta rama de la Geología. No deberían de faltar como autores de una publicación en una revista científica ni tampoco sus nombres y apellidos en su reseña en un diario de la provincia.
Hay en los pueblos de la campiña onubense muchos coleccionistas y buscadores de fósiles desde vértebras de ballenas hasta erizos de mar Y/O dientes de seláceos/tiburones que han aportan y aportarán mucho conocimiento a la PALEONTOLOGIA onubense.
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