Sin acuerdo por el Brexit, la Unión Europea se prepara para el peor escenario, parece imposible pero está pasando. Tras doce sesiones para votar un acuerdo de salida pactado por la primera ministra Theresa May, solo se ha conseguido que doce veces se vote no al acuerdo de Brexit del gobierno conservador.
El bloque de los 27 países de la UE no espera ya cambios por parte de Londres ni entiende como Theresa May aún no se va. Bruselas ya no se hace ilusiones. La derrota del acuerdo que había alcanzado la premier británica Theresa May con la Unión Europea para el divorcio deja al Reino Unido sin apenas opciones de evitar un traumático salvo al vacío.
La reacción europea a la votación de la Cámara de los Comunes fue poco transigente. En Bruselas reina la impaciencia ante la incapacidad de May de hacer que su Parlamento apruebe el acuerdo y su negativa, por ahora, a quitarse de en medio. Minutos después del voto la Comisión Europea lamentaba el resultado y recordaba que la cumbre europea del 22 de marzo había exigido la aprobación de ese texto si Londres quería retrasar su salida hasta el 22 de mayo. Sin el acuerdo, la fecha de salida se adelanta al 12 de abril.
Bruselas espera ahora que el Reino Unido indique antes de esa fecha el camino que quiere seguir para que lo tome en consideración el Consejo Europeo, el órgano que reúne a los jefes de gobierno. Y por primera vez en una declaración oficial, la Comisión Europea advierte que la salida a lo bruto es un escenario probable y que la UE está preparada desde el pasado diciembre.
Además, el brazo ejecutivo de la UE recordó a Londres que sin acuerdo no habrá período transitorio ni se negociarán “mini-acuerdos por sectores” para hacer la vida más fácil a los británicos. El presidente del Consejo, Donald Tusk, anunció otra cumbre para el 10 de abril, a 48 horas de la salida británica, que discutirá otra prórroga o certificará la salida salvaje. Todo parece posible, incluso la revocación del proceso. Sinceramente tengo el sentimiento de que la UE está preparada para todo.
Con las instituciones europeas dedicadas ya a esa salida brutal del Reino, que pasaría a ser para la UE un tercer país más pero con peores relaciones que otros porque entre Bruselas y Londres no habría siquiera un acuerdo comercial, las próximas dos semanas serán de alta tensión.
Theresa May, si resiste en el cargo, podría poner de nuevo, por cuarta vez, su acuerdo a votación en los próximos días o esperar a que pasara la cumbre europea para intentar obtener de sus homólogos del bloque alguna improbable concesión y hacer que el acuerdo se votara el día 11, horas antes de la salida británica.
Si May piensa que el acuerdo no tiene más recorrido y quiere evitar el destrozo del Brexit a lo bruto, podría pedir, antes del 12 de abril, una nueva prórroga de la fecha de salida. Los europeos pusieron por escrito que esa prórroga conllevaría la celebración de elecciones europeas en el Reino Unido, previstas para fines de de mayo. Además, Bruselas no aceptaría la prórroga si no conlleva algún acontecimiento político de calado en Londres, como la organización de elecciones anticipadas o un segundo referéndum sobre la pertenencia a la UE.
Queda una tercera vía. La del Brexit brutal. Nadie quiere esa salida en Europa pero que poco a poco va ganando partidarios ante la incertidumbre que genera la situación actual. Francia lidera esa línea dura. El presidente francés Emmanuel Macron parece haber llegado a la conclusión de que mejor pagar el precio del Brexit que dejar en el club a un miembro que será un lastre para las reformas que quiere acometer.
Macron defendería esa idea porque Londres siempre se puso “a favor de la visión alemana respecto a temas tan espinosos como la congelación del presupuesto europeo o la inapetencia para crear estructuras de gobernanza para la zona euro”. La UE ya discute qué si hay una ruptura sin acuerdos: la frontera terrestre entre Irlanda e Irlanda del Norte; que Londres pague los 50.000 millones de euros de ‘factura’ de salida y que respete los derechos de tres millones de europeos residentes en el Reino.
En política se pueden hacer las cosas mal pero es muy difícil hacer el ridículo más grande que el que ha hecho Reino Unido y su gobierno de derechas con sus socios europeos y, además, los europeos estamos escandalizados del espectáculo que se está dando. Piensen qué hubiese dicho el mundo si está situación se hubiese producido en un país como España, o Grecia, o Portugal, o Italia… Yo se lo digo; estaríamos intervenidos por alguna autoridad de la Unión.
Economista y periodista financiero.
En Twitter: @FranciscoVill87
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