Las elecciones del 10 de noviembre evidenciaron que el gobierno resultante requeriría un acuerdo de coalición entre el Partido Socialista y Unidas Podemos, así como el apoyo de otros grupos con menor peso parlamentario. Las negociaciones han sido mucho más ágiles que las que tuvieron lugar tras los comicios de abril, siendo el reparto de carteras ministeriales una cuestión central.
El número de carteras a repartir está en boca de todos y sobrepasará ampliamente las 17 de la legislatura anterior, si bien no sería el mayor incremento en el periodo de restablecimiento de la democracia, que ocurrió en la primera legislatura de Pedro Sánchez, pasando de 13 a 17 carteras.
A continuación, analizamos las diferencias en la composición de las carteras atendiendo a cuestiones como la ideología y tipo de mayorías, finalizando con unos apuntes sobre el desgajamiento de funciones de algunos de los ministerios actuales.
¿Hay realmente tantos ministerios?
Como hemos señalado, la formación de un gobierno de coalición presenta desafíos a los partidos que integran el gobierno. Estas dificultades incluyen elementos sustantivos y representativos. Entre los primeros están la elaboración de un programa de gobierno conjunto y el establecimiento de ciertas condiciones y preacuerdos respecto a los presupuestos. Entre los elementos representativos estaría el hecho de garantizar la representación de los socios de la coalición en el Consejo de Ministros.
En España, la distribución de ministerios a lo largo de la restauración de la democracia se ha mantenido relativamente estable alrededor de las 16 carteras, las mismas que tiene actualmente Alemania.
A simple vista, no hay un patrón claro por el que los gobiernos de izquierda o los de derecha tiendan a tener más o menos carteras ministeriales.
Con diferencia, los gobiernos de UCD tuvieron las legislaturas con más asientos en el Consejo de Ministros, con hasta 20. Entre el PP y el PSOE, sí parece que hay una preferencia por una mayor división en las carteras en el caso de los socialistas. El gobierno de Rajoy fue el que más redujo el número de ministerios y lo mantuvo en 13 durante sus dos legislaturas. El Partido Socialista solamente ha bajado de la media en una ocasión, que fue al tomar el poder en la II legislatura, con 15 ministerios.
Tampoco parece que haya una clara relación entre el número de carteras y si los gobiernos tenían mayorías simples o absolutas. Las legislaturas con más carteras fueron con mayorías simples de UCD, mientras que las legislaturas con menos fueron legislaturas del PP, tanto con mayoría absoluta como sin ella.
¿Qué hay detrás del número de carteras?
Como vemos, no parece que la ideología ni los tipos de mayoría sean factores explicativos relevantes. Entonces, ¿a qué se deben estas diferencias?
Si bien podría haber una cierta relación –en todo caso– entre los partidos y el número de carteras, con la UCD y el PSOE más decididos en dar rango ministerial a nuevos issues políticos, lo más probable es que haya un efecto combinado entre el líder y la existencia de asuntos políticos a los que se quiere dar relevancia.
A modo de ejemplo, el gabinete socialista de abril de 2008 introdujo la cartera de Igualdad en el contexto de un líder que renovó su agenda política y aumentó hasta tres carteras más respecto al gobierno de Jose María Aznar. El propio Aznar ya añadió en su momento la cartera de Ciencia y Tecnología, y Sánchez hizo lo propio con la de Transición Ecológica. Por ello, es razonable pensar que Sánchez, un presidente que contaba sobre el papel con una estructura organizativa ministerial mucho menos austera que la de Rajoy, ha tenido alicientes para seguir aumentando los ministerios.
La lógica detrás de esto es doble. Primero, con esto se pueden dar hasta cuatro carteras a Podemos partiendo las ya existentes sin ceder tanto poder como si se mantuvieran las 17 actuales. Segundo, el PSOE mantiene el control del grueso de competencias más relevantes.
Multiplicando carteras: dividir para vencer
Un análisis del proceso de toma de decisiones y de reparto de poder en el contexto de unas negociaciones como las que han mantenido el PSOE y Unidas Podemos es siempre complicado debido al hermetismo imperante. Lo que sí sabemos es que cada partido quería maximizar su cuota de poder y que existían desequilibrios tales como la diferencia de votos entre los partidos (con un Podemos en horas bajas) y la necesidad del PSOE de salvar como fuera una negociación que de resultar fallida hubiera supuesto un revés que difícilmente hubiera podido justificar.
Así, tal y como decíamos, la estrategia del PSOE buscó el equilibrio y el acuerdo desgajando los ministerios.
El objetivo no era aquí el de dar mayor preponderancia o visibilidad a determinados asuntos como sí era más habitual en el pasado, sino que consistía en aumentar el número de ministerios a repartir y mantener una cuota alta en su conjunto, al tiempo que imposibilitaba que Podemos obtuviera menos carteras pero más relevantes, como son la de Economía y Empresa, la de Trabajo y Seguridad Social o la de Educación y Formación Profesional.
En lugar de mantener un sistema de grandes carteras, se crearían nuevas como Consumo, Trabajo y Universidades, manteniendo las carteras originales sin esas competencias bajo la titularidad de un ministro designado por los socialistas. Esto beneficiaría también a Podemos, que podría explicar a su electorado que consigue más carteras de las que se barajaban al final de la negociación de verano de 2019, aunque esto sea a costa de dirigir carteras menos relevantes.
Este acuerdo respecto a la composición del gobierno es uno de los primeros a los que se han enfrentado el PSOE y Podemos, y resume una estrategia habitual en los gobiernos de coalición: avanzar en los puntos en común a través de acuerdos que impliquen el mayor beneficio para todos sus integrantes.
Joan Carles Pamies Palazuelo, Investigador en la Universidad Autónoma Madrid. Anteriormente, investigador visitante en el Centre d'Études Européennes (Sciences Po, París), Universidad Autónoma de Madrid
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