

Jueves, 23 de enero de 2025. Ya avanzó Moreno Bonilla la medida el pasado 11 de diciembre, en la primera jornada del «No-Debate» sobre el Estado de la Comunidad, pero los andaluces no han comprendido aún sus graves consecuencias para la salud.
Si con la propuesta del gobierno de Moreno Bonilla no se levantan los profesionales sanitarios, Colegios de Médicos y Sociedades Científicas y todos los partidos políticos de la oposición, así como la prensa que ha dejado de cuestionar lo que hace el PP en Andalucía, habrá que deducir que la felonía al pueblo o nación llega más lejos de lo que uno ya conocía.
Desde la asociación Justicia por la Sanidad, desde su inicio en 2017, llevamos advirtiendo de las graves ilegalidades del SAS y denunciando su corrupción, así como de la ausencia de proyecto o modelo de su organización y funcionamiento a medio largo plazo. Sus gestores siguen funcionando al corto plazo, vendiendo y adoptando medidas puramente electoralistas que no resuelven el problema de fondo, dado que es estructural.
Ahora viene Moreno Bonilla con otra ocurrencia para tapar una vía de agua que no soluciona el problema y que, para colmo, incumple la legalidad. Para ello, utilizaré este esquema, elaborado por un Distrito sanitario de la provincia de Huelva, que explica el nuevo parche para conseguir cita en el centro o consultorio de salud y ser atendido por un “médico” (o no):
Sin perjuicio de que todo ese procedimiento que contempla el esquema es un nuevo despropósito, tal como hemos tratado en la dirección de la asociación Justicia por la Sanidad, y que no es más que otro reflejo del propio SAS, que sigue instalado en la ilegalidad al no tener aún aprobados sus Estatutos ni convocar desde 2003 su máximo órgano de dirección, me voy a centrar en la parte final del esquema, que no tiene desperdicio.
Se contempla en el mismo unas «CONSULTAS TELEFÓNICAS OPTIMIZADAS «, otra engañifa para no dar marcha atrás en uno de los más graves errores cometidos por el gobierno de Moreno Bonilla: el maltrato a la atención sanitaria en los centros y consultorios de salud (Atención Primaria). Por cierto, el adjetivo “optimizadas” debe ser algo similar al “dar cera, pulir cera” para que el viejo coche oxidado de la Sanidad pública tenga algo de brillo. ¡Manda narices con el eufemismo!
Asimismo, dicho esquema indica también lo siguiente: «Si no precisa cita presencial, la cita telefónica será atendida por el médico disponible«. Aquí no aclara de qué médico se trata, aunque la prensa recogió el anuncio público de Moreno Bonilla, de forma que un paciente de Sevilla podría ser atendido telefónicamente por un médico de Almería. Esto plantea varios problemas de absoluta gravedad, como voy a a explicar a continuación de la forma más sencilla posible, y que está siendo silenciado quizás por puro corporativismo o intereses ajenos a los generales de los andaluces.
La cartera de servicios comunes de Atención Primaria, aprobada por Real Decreto 1030/2006, de obligado cumplimiento en Andalucía, establece que la atención primaria “comprende todas aquellas actividades asistenciales de atención individual, diagnósticas, terapéuticas y de seguimiento de procesos agudos o crónicos, así como aquellas de promoción de la salud, educación sanitaria y prevención de la enfermedad que realizan los diferentes profesionales de atención primaria. Los procesos agudos incluyen el abordaje de problemas cardiovasculares, respiratorios, del aparato digestivo, infecciosos, metabólicos y endocrinológicos, neurológicos, hematológicos, de la piel, del aparato urinario, del aparato genital, músculo-esqueléticos, otorrinolaringológicos, oftalmológicos, de la conducta y de la relación, conductas de riesgo, traumatismos, accidentes e intoxicaciones.
Para ello, establece como procedimientos diagnósticos básicos a realizar en atención primaria (centros de salud y consultorios, básicamente), entre otros, la anamnesis, la exploración física, la espirometría, exploraciones cardiovasculares, exploraciones otorrinolaringológicas, medición de la agudeza visual y fondo de ojo, determinaciones analíticas mediante técnica seca, etc. Obviamente, cualquier profesional sanitario (aún más los médicos) sabe que casi todos estos procedimientos exigen siempre la presencia física del paciente.
Por tanto, ¿qué graves problemas plantea la denigrante llamada del SAS? Analicemos por partes la propuesta.
1°) ¿Qué personal del SAS llamará en 72 horas y cómo decidirá por teléfono si un paciente precisa cita presencial sin que un médico realice una exploración física, por ejemplo? ¿Un administrativo, una enfermera, un médico…? ¿Qué datos van a solicitar al paciente y en qué norma está regulado este proceso para evitar la vulneración de los datos considerados de especial protección? ¿Cómo podrá defenderse un paciente ante esta posible vulneración con una llamada que el SAS no graba? No se establece ninguna garantía para el paciente.
Todos sabemos que las empresas privadas y entidades bancarias graban las conversaciones con los clientes y las registran para evitar posibles vulneraciones jurídicas por parte de ambas partes, pero el SAS se permite el lujo de no hacerlo, quizás para que ningún paciente pueda probar posibles vulneraciones legales por parte de quienes efectúan las llamadas y no puedan demostrarlo si lo reclamasen.
2°) ¿Cómo puede comprobar el paciente que atiende la llamada si el que le llama por teléfono es el profesional que dice ser (médico, enfermero, administrativo, etc.) y es quién dice ser (nombre y apellido), si el paciente no puede comprobarlo?
De no solucionarse este grave problema de identidad, podrían comenzar las estafas telefónicas, muy generalizadas con personas mayores y que ahora incentiva el SAS:
Dígame…
Mire, le llamo de su centro de salud y soy un compañero de su médico de familia, que ahora no puede atenderle…
¡¡Por fin!! Llevo dos meses intentando pedir cita…
Para darle la cita, dígame primero su nombre y apellidos, su dirección y su DNI, para confirmar que es usted y comprobar que están correctos en la base de datos del SAS…
Ahora mismo, y espero que me den la cita lo antes posible…
A continuación, lo haremos, pero antes hemos de confirmar sus datos…dígame sus datos…
Y así caerá en la trampa de la llamada tan esperada, en vez de atender al paciente presencialmente, única manera de evitar cualquier fraude y de realizar el diagnóstico adecuado (calidad asistencial).
3°) Lo más grave: en caso de atención telefónica por un «médico» a un “paciente”, al que el médico tampoco puede identificar y no sabe si hay suplantación del paciente por un familiar o amigo, ¿cómo realizará los procedimientos diagnósticos básicos que establece la cartera de servicios, si es necesaria la presencia física del paciente en prácticamente todos los casos, como el más básico de la exploración física? Que vendan los políticos la “salud digital” como panacea es un cuento que nadie se traga en su sano juicio: sin exploración física del paciente en la inmensa mayoría de los casos, hacer un diagnóstico es una apuesta con la vida del paciente encima de la mesa. Y el que, para defender esta atrocidad, diga que el paciente siempre tendrá la posibilidad de reclamar, es un inhumano.
Para colmo de males, si el “médico” que llama no es el médico de familia asignado en el centro de salud del paciente, habrá que ir cambiando todo el esquema de la organización sanitaria prevista en la normativa, empezando por:
- eliminar el apellido “de familia” del médico, dado que la idea del SAS es que llame cualquier médico, aunque no sea del mismo centro o distrito sanitario, incluso de otra provincia. Si se denomina “de familia” a los médicos de atención primaria es por su conocimiento del entorno en el que vive el paciente (municipio, zona básica de salud, distrito), que facilita el diagnóstico en numerosas ocasiones (epidemias en la zona, contagios familiares, etc.). Y esto lo saben todos los médicos de atención primaria, que están muy callados, sospechosamente.
- eliminar la atención primaria, empezando por la eliminación del apellido “primaria” o “comunitaria”, cuyo fundamento es la proximidad o cercanía del médico al entorno de los pacientes, y que pase a denominarse “atención regional”.
Asimismo, ¿nadie se ha dado cuenta que esta atención telefónica está duplicando en muchos casos el tiempo de atención a los pacientes si el profesional del SAS que atiende la llamada decide que acudan a la cita presencial? ¿O acaso de lo que trata el SAS es de diagnosticar enfermedades por teléfono sin realizar ninguna exploración física?
Y, mientras tanto, los médicos de atención primaria, los Colegios Oficiales de Médicos y Sociedades Científicas de Médicos de atención primaria no ponen el grito en el cielo por este anuncio del SAS, que perjudica claramente a la calidad asistencial y, por tanto, a los pacientes. Muchos códigos deontológicos, muchas corporaciones de derecho público, mucho cientifismo, pero a la hora de la verdad, son una inutilidad para la sociedad, pues parece que lo único que interesa a sus órganos de gobierno es adorar el poder político a cambio de dádivas: participar en proyectos de la Administración, ocupar alguna vocalía en comisiones u órganos colegiados de la misma, etcétera, y así engordar sus trayectorias profesionales para pillar en el futuro algún buen carguito en la Administración Pública.
Así va España, con tantas felonías al pueblo, especialmente a los más débiles e ignorantes. ¡Qué poca vergüenza! Pero la asociación que presido y este diario (el resto de medios están callados ante las tropelías del gobierno del PP que preside Moreno Bonilla), seguirán denunciando estas atrocidades políticas, que tienen una clara causa: el sistema partidocrático instituido en 1978, que impide que los ciudadanos podamos influir en las decisiones de los partidos gobernantes, dado que estos pueden hacer y deshacer a su antojo, al dominar el legislativo, el ejecutivo y la judicatura, un auténtico disparate al que todos los partidos denominan interesada y espuriamente “democracia”.
@13mescribano // Facebook de Luis Escribano
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