Metales tóxicos en el cuerpo de los onubenses: la ciencia pone cifras a la contaminación

Un estudio publicado en Journal of Xenobiotics adelantado por Radio Huelva detecta la acumulación de metales tóxicos en quienes viven cerca de los fosfoyesos y el polo químico, evidenciando su exposición prolongada a sustancias nocivas.

La relación entre contaminación industrial y los datos de mortalidad y enfermedades cardiovasculares siempre ha sido motivo de sospecha y debate, pero los datos que aporta esta investigación abren la puerta a nuevas consideraciones.

Martes, 11 de febrero de 2025. Un estudio publicado en la revista científica Journal of Xenobiotics, dado a conocer este martes por Radio Huelva de la Cadena Ser, confirma que los habitantes de la capital onubense más cercanos a los depósitos de fosfoyesos y al polo químico presentan una mayor acumulación en su organismo de metales tóxicos como arsénico, plomo, cadmio y níquel. El hallazgo, firmado por expertos de la Universidad de Huelva y el Instituto de Salud Carlos III, se convierte en un elemento clave en el debate sobre el impacto de la contaminación industrial en la salud pública.

Los autores destacan que la distribución espacial de los elementos analizados sigue un patrón que coincide con la proximidad a los focos de contaminación, algo que refuerza la hipótesis de que la exposición no es casual ni homogénea en la población.

El trabajo ha sido realizado por investigadores del grupo EPICAS de la Universidad de Huelva, el Centro de Investigación Biomédica en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y el Instituto de Salud Carlos III. Se centra en la medición de la dosis interna acumulada de 16 metales y metaloides en una muestra de 55 residentes de la ciudad de Huelva, seleccionados dentro del estudio MCC-Spain, un amplio proyecto multicéntrico que investiga factores ambientales y genéticos asociados a distintos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas.

Los investigadores analizaron muestras de uñas de los pies de los participantes para detectar la presencia de elementos como arsénico, plomo, cadmio, cromo, níquel y selenio, entre otros. Estas muestras, explican los autores, permiten evaluar la exposición a largo plazo, ya que las uñas reflejan la acumulación de estos elementos en el organismo durante meses. El análisis se realizó mediante espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS), una técnica altamente precisa que permite detectar concentraciones mínimas de estos compuestos.

Los resultados muestran un patrón claro de mayor presencia de metales tóxicos en los residentes de Huelva en comparación con poblaciones similares en zonas no contaminadas. En las muestras analizadas, se detectaron niveles significativamente superiores de hierro, níquel, cromo, selenio, arsénico y cobalto. Además, las concentraciones más elevadas de arsénico, plomo, cadmio, molibdeno y selenio se encontraron en los participantes que residen en las proximidades de los fosfoyesos, mientras que los mayores niveles de cobre, zinc y aluminio se asociaron a quienes viven cerca del polo industrial.

Los resultados muestran un patrón claro de mayor presencia de metales tóxicos en los residentes de Huelva en comparación con poblaciones similares en zonas no contaminadas.

Los autores destacan que la distribución espacial de los elementos analizados sigue un patrón que coincide con la proximidad a los focos de contaminación, algo que refuerza la hipótesis de que la exposición no es casual ni homogénea en la población. Para ello, han aplicado técnicas avanzadas de análisis espacial, como la interpolación mediante kriging, que permite visualizar con precisión la concentración de los metales en diferentes puntos de la ciudad.

El estudio pone sobre la mesa un problema de salud pública que en Huelva se percibe desde hace años, pero que ahora cuenta con una base científica más sólida. La exposición crónica a estos metales está relacionada con diversas patologías graves, entre ellas enfermedades cardiovasculares, alteraciones neurológicas y distintos tipos de cáncer. El arsénico, el plomo y el cadmio son reconocidos como elementos altamente tóxicos y carcinogénicos. El níquel y el cromo están asociados a enfermedades pulmonares y pueden provocar daños en el ADN. La acumulación excesiva de hierro y cobre puede inducir procesos de estrés oxidativo con efectos sobre órganos vitales.

El trabajo refuerza las reivindicaciones de las organizaciones sociales y ecologistas que desde hace décadas denuncian el impacto de la industria en la salud de la población onubense

Huelva presenta tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer superiores a la media nacional, según diversos estudios epidemiológicos previos. La relación entre contaminación industrial y estos datos siempre ha sido motivo de sospecha y debate, pero los datos que aporta esta investigación abren la puerta a nuevas consideraciones. Por primera vez, se mide de manera precisa la acumulación interna de estos compuestos en la población y se correlaciona con su lugar de residencia en relación con los focos industriales y los depósitos de residuos tóxicos.

Este trabajo aparece en un contexto en el que las instituciones públicas defienden planes de restauración ambiental, como el denominado RESTORE 2030, promovido por la administración para la recuperación de los terrenos afectados por los fosfoyesos. Sin embargo, este plan sigue sin contar con la aprobación judicial, lo que ha generado controversia. Los resultados de este estudio pueden aportar argumentos adicionales a quienes defienden la necesidad de un enfoque más riguroso en la gestión de estos residuos.

Los investigadores advierten que la exposición a metales tóxicos no es un problema abstracto ni a largo plazo, sino una realidad ya medible en los cuerpos de quienes residen en la ciudad

Más allá del ámbito institucional, el trabajo también refuerza las reivindicaciones de las organizaciones sociales y ecologistas, que desde hace décadas denuncian el impacto de la industria en la salud de la población onubense. Los investigadores advierten que la exposición a metales tóxicos no es un problema abstracto ni a largo plazo, sino una realidad ya medible en los cuerpos de quienes residen en la ciudad. La pregunta que sigue abierta es qué medidas se van a tomar para reducir estos niveles y proteger a la población de sus efectos.

El estudio Internal Cumulated Dose of Toxic Metal(loid)s in a Population Residing near Naturally Occurring Radioactive Material Waste Stacks and an Industrial Heavily Polluted Area with High Mortality Rates in Spain ha sido realizado por Manuel Contreras-Llanes, Juan Alguacil, Rocío Capelo, José Luis Gómez-Ariza, Javier García-Pérez, Beatriz Pérez-Gómez, Piedad Martín-Olmedo y Vanessa Santos-Sánchez, investigadores de la Universidad de Huelva, el Instituto de Salud Carlos III y CIBERESP, especialistas en epidemiología ambiental, salud pública y química analítica.
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