Según ha informado el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de paro de las personas con discapacidad en España, alcanza ya el 25,2 %, es decir, algo más de 10,1 puntos superior a la de la población que no tiene discapacidad.
El Grupo SIFU, el centro Especial de Empleo de referencia con más de 25 años de trayectoria, muestra su especial decepción cuando ha comprobado que las estadísticas, un año más, demuestran el estancamiento de la tasa de empleo para las personas con discapacidad.
“Si bien la tasa de paro ha descendido un punto respecto al año anterior, ha crecido también en un punto la distancia entre la tasa de paro de las personas con y sin discapacidad lo que nos muestra que el acceso al mercado de este colectivo se recupera más lentamente que el del resto de la población. Por otra parte, las tasas de empleo y actividad no muestran grandes cambios respecto al ejercicio anterior, poniendo sobre la mesa que aún queda un largo camino por recorrer para lograr la plena inclusión”, ha afirmado Jon Patxi Lerga, director general del Grupo SIFU.
En relación a las personas con discapacidad que trabajan en el sector privado, la estadística “El empleo de las personas con discapacidad” de 2018 también arroja datos muy similares a los de 2017. En concreto, el porcentaje de asalariados con discapacidad en las empresas de 50 o más trabajadores del sector privado fue del 2,3% en ambos ejercicios, incluyendo a las entidades especializadas en la inclusión social de dicho colectivo. Hilando más fino, el porcentaje de asalariados con discapacidad que trabajaban en empresas ordinarias en 2018 fue del 1,9%, 0,1 puntos por debajo del dato del año anterior.
“Un 6,3% de la población total en edad laboral tiene reconocida algún tipo de discapacidad, no obstante, tal y como muestran las estadísticas del INE, su participación en el mercado laboral es aún muy tímida. En este sentido, cabe recordar el trabajo es el elemento más insertor que existe, para aquellos que tengan capacidades laborales, puesto que no todas las personas con discapacidad las tienen. Sin embargo, de aquellas que sí las tienen, se sigue dudando sobre su capacidad y la calidad de su trabajo. Aquellos incorporados al mercado laboral aún hoy deben demostrar que son capaces de hacer aquello para lo que han sido contratados, de manera más intensa que las personas sin discapacidad”, concluye Lerga.
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