
Lunes, 16 de junio de 2025. El próximo miércoles 18 de junio, a las siete de la tarde, será inaugurada en la Sala de Usos Múltiples del Centro de la Comunicación Jesús Hermida la exposición José Luis de la Paz. Una vida, una guitarra, organizada por la Asociación de la Prensa y el Ayuntamiento de Huelva en el marco del Festival Flamenco Ciudad de Huelva 2025.
La muestra podrá visitarse hasta el 11 de julio y reúne objetos personales, documentos gráficos, archivos sonoros y videográficos que recorren la trayectoria vital y artística del guitarrista onubense fallecido el pasado 15 de enero en Miami, a los 57 años, víctima de una enfermedad que no le impidió seguir componiendo hasta el final. La ciudad que lo vio crecer le rinde ahora un homenaje íntimo, en su casa, a su altura.
Nacido en Ceuta en 1967, pero criado desde los tres años en Huelva, donde comenzó su formación con nombres como Antonio Sousa y Niño Miguel, José Luis de la Paz fue discípulo del maestro Mario Escudero, quien le trasladó a Madrid con apenas quince años. Desde entonces, y durante más de cuatro décadas, construyó una obra que cruza escuelas, estilos y geografías, reconocible por una sonoridad compleja, elegante y profundamente personal. Entre 1997 y 2005 fue primer guitarrista y director musical de la compañía de Cristina Hoyos, y compuso también para el Ballet Flamenco de Andalucía, Belén Maya, Pastora Galván o Siudy Garrido. Compartió escenario con artistas como José Mercé, Carmen Linares, Juan José Amador, La Susi, Paco Toronjo, El Pele, Farruquito, Concha Buika o la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.
Afincado en Estados Unidos desde hace más de una década, impulsó en sus últimos años proyectos discográficos y escénicos como Introspective (2020), Olé-Olá (2022), De la Paz Trío y De la Paz Sinfónico, además de Solaz, producción premiada en 2023 por la Fundación Isadora Duncan. Su biografía figura en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y en la enciclopedia musical Marquis Who’s Who in America, y fue candidato a los USArtists Fellowships.
Pero la exposición no subraya la lista de colaboraciones ni los reconocimientos: se detiene más bien en el proceso, en la mirada, en los silencios que también forman parte del toque. Es una invitación a conocer al hombre que había detrás del virtuosismo, y al artista que nunca quiso abandonar Huelva del todo. La guitarra que lo acompañó en sus conciertos está presente, como también lo están sus cuadernos, su caligrafía, las fotografías de sus primeros años, algunas piezas inéditas y muchos recuerdos compartidos por quienes tocaron con él.
El Centro de la Comunicación Jesús Hermida acoge esta muestra con una mezcla de orgullo y respeto. La ciudad que lo vio crecer como músico vuelve a abrirle sus puertas, esta vez para recordarlo como lo que fue: uno de los grandes.
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