España no es propiedad de la derecha

por Pedro Iniesta Ruiz

Jueves, 13 de octubre de 2022. La derecha ha intentado heredar la obscena patrimonialización que el franquismo hizo de nuestra nación y sus emblemas. Y lo han hecho manoseando los símbolos constitucionales para usarlos como un arma contra los progresistas. Así, se acicalan con la pulserita de España, se ponen el himno antes de las monterías o en algunos de sus mítines y nos gritan que viva el ejército o la guardia civil casi como un insulto. Y lo hacen porque se creen que todo este les pertenece.

Estos hijos del franquismo son los mismos que van al desfile de la fiesta nacional y silban y llaman hijo de puta al presidente del gobierno. Y yo os pregunto, ¿Creéis que esta basura casposa que insulta al máximo representante de la nación en la conmemoración solemne de nuestro país quiere a España?

¿Creéis que los niñatos del colegio mayor que trataban como ganado a las chicas de enfrente son más o mejores españoles por llevar la pulsera de España?

¿Creéis que los fascistas de Vox que persiguen a los menores inmigrantes representan mejor a nuestro país que las personas solidarias que defienden a los débiles?

¿Creéis que los señoros del Partido Popular que han ido hoy al desfile y que han visto a la UME, un cuerpo militar de emergencia creado por Zapatero con el voto en contra del PP, son más españoles que nosotros y nosotras?

Estas preguntas se responden solas, y es posible que, como en todos los ámbitos de la vida, sigan quedando en los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado nostálgicos del franquismo, pero son los menos y están condenados a la extinción. Porque nuestros cuerpos de seguridad son, mal que les pese a algunos, democráticos, y al frente del ejército hay una mujer, y al frente del ministerio del interior un hombre homosexual. Esta es, aunque les fastidie, la España que avanza democráticamente.

Y yo, que soy republicano y de izquierdas, estoy harto de que la simple mención a nuestro país remita a la derecha, la misma derecha que se llevaba el dinero B a paraísos fiscales para no tributar aquí, porque todos estos no se han enterado de que una fantástica forma de ser patriota es pagar tus impuestos como todo hijo de vecino.

Y sí, tenemos motivos para sentirnos orgullosos, orgullosos de hablar la lengua de Lorca, y de atesorar el gallego, el euskera y el catalán como un patrimonio inmaterial. Orgullosos de nuestra sanidad, en la que tantas y tantos se dejaron hasta la piel por salvarnos a los demás. Orgullosos de ser un país reconocido en todo el mundo por su vocación feminista, por su defensa matrimonio igualitario, de la muerte digna, de la educación pública. Somos un país de gente que no deja atrás a su gente.

Somos el país en el que una bebé de 13 meses salva la vida al recibir el primer trasplante de intestino de un donante a corazón parado.

Y no, no somos perfectos. Siempre acabamos enfrentados y divididos, pero podemos hacerlo mejor. Tenemos arte, cultura, compromiso, convicciones, genio, talento. Todo eso es España, y aunque podamos celebrar la fiesta nacional otro día y creamos, como yo, en un horizonte republicano, no podemos renunciar a los símbolos y espacios, que lejos de representar a la rancia derecha de nuestro país, deben representar lo mejor de nosotras y nosotros, por lo que somos, sí, pero sobre todo, por lo que podemos llegar a ser.

Que a nadie le acompleje decir que viva España, la España de los derechos y libertades, la España feminista y plural, la España que dejó de pertenecerles hace 40 años y que, por fin hoy, es de cada uno de nosotros, de cada una de nosotras.

Pedro Iniesta Ruiz, colaborador de La Mar de Onuba, es profesor de literatura en París y secretario general del PSOE en la capital francesa

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