Emergencia humanitaria en Libia: medio millón de personas sin agua ni comida

OCHA/Giles Clarke

Miles de familias no pueden costearse en Libia los alimentos, el agua y los artículos domésticos básicos a siete años del derrocamiento de Gadafi.

Tras la caída de Muamar Gadafi con ayuda de la OTAN en 2014, Libia derivó en una situación de inestabilidad e inseguridad provocada por grupos armados que controlan zonas del territorio y mantienen enfrentamientos con grupos rivales para mantener el poder conseguido mediante las armas, al tiempo que someten a la población civil con códigos integristas.

En este escenario, Naciones Unidas lanzó este martes un Plan de Respuesta Humanitaria para Libia en el que solicita a la comunidad internacional de donantes 202 millones de dólares para proporcionar protección, asistencia sanitaria, agua y saneamiento, refugio y educación para 552 000 personas vulnerables.

Pese a que la mayoría de las personas necesitadas se encuentran en zonas urbanas muy pobladas de las regiones occidental y oriental del país, las que se enfrentan a condiciones más críticas se ubican en la zona costera de Sirt y en las zonas meridionales del país como Murzuq, Sebha y Alkufra, donde el acceso es difícil debido a la inestabilidad, informan los servicios de Comunicación de la ONU.

La ayuda se destinará en un 58 % a los desplazados internos libios, repatriados y comunidades de acogida, mientras que el resto se prevé asignar a migrantes y refugiados.

Para la asignación de recursos se dará preferencia a la protección de menores, las personas afectas por la violencia de género y la defensa de los civiles, especialmente los desplazados internos y repatriados que residan en las zonas afectadas por los remanentes explosivos de guerra, como las minas terrestres. También para ayudar a unos 6000 migrantes y refugiados que se encuentran en situación de detención, concreta Naciones Unidas.

Sanidad

La prolongada crisis en el país africano ha debilitado la capacidad técnica y operativa del personal sanitario y ha provocado que los grupos de personas con necesidades especiales tengan un acceso limitado a centros sanitarios.

El 17,5 % de los hospitales, el 20 % de los centros de atención primaria y el 18 % de los centros especializados están parcialmente dañados o completamente destruidos.

La respuesta humanitaria se centrará en un paquete mínimo de servicios integrados de atención primaria y secundaria, el fortalecimiento de la vigilancia de las enfermedades y el refuerzo de las capacidades del personal sanitario.

Educación

El número de menores libios, migrantes y refugiados en edad escolar (6-17 años) afectados por el conflicto asciende a 343 000.  El acceso a la educación sigue siendo una de las prioridades clave para los retornados, la mayoría de los cuales se ubican en las ciudades de Bengasi y Sirt.

Entre los objetivos de aprendizaje se busca ampliar el acceso equitativo a la educación formal y no formal para menores vulnerables en edad escolar y mejorar la calidad de los servicios de educación.

Refugio, agua y saneamiento

ACNUR/Tarik Argaz: Una mujer tawargha frente a su casa demolida por una milicia local para obligarla a marchar, en el asentamiento de Triq al Matar,Trípoli, en Libia

En relación a la situación de alojamiento se proporcionará refugio de emergencia a los desplazados internos más vulnerables, retornados, migrantes, refugiados y la población afectada por el desplazamiento de larga duración.

Del mismo modo, se actuará en la mejora de las instalaciones de agua, saneamiento e higiene en los centros de detención, el progreso a la respuesta durante emergencias (por ejemplo, el transporte de agua por carretera) y la prestación de apoyo técnico para el acceso a agua potable en comunidades, campamentos de desplazados internos, escuelas y centros sanitarios.

Inseguridad alimentaria

Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos destacó este martes 5 de febrero de 2019 que la inseguridad alimentaria sigue siendo un problema debido a los desplazamientos prolongados, las perturbaciones del mercado y la menor producción de alimentos.

A esta situación se le ha de añadir que las importaciones de alimentos disminuyeron durante el año pasado debido al limitado acceso a los puertos y al bloqueo de las carreteras.

Los precios de muchos alimentos básicos, como el arroz y la harina de trigo, aumentaron hasta un 200 % en comparación con los niveles anteriores al conflicto.

Sin embargo, se destaca que la introducción de reformas económicas a mediados de septiembre provocó la apreciación del dinar libio y permitió a los comerciantes importar mercancías a un precio más bajo. Esta situación causó una rebaja de precios de los productos en los comercios libios.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud documentó más de 41 ataques contra trabajadores e instalaciones sanitarias en 2018, en los que murieron seis trabajadores sanitarios y veinticinco profesionales de la salud resultaron heridos.

La OMS indica que alrededor del 75 % de las instalaciones sanitarias libias están cerradas o funcionan sólo parcialmente debido a la crisis política actual, y hay una grave escasez de personal sanitario.

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