Domingo, 20 de octubre de 2024. Trump y Elon Musk apuestan a una nueva fase de destrucción creadora, se trata de la transferencia masiva y drástica de capital y trabajo a los sectores de mayor productividad, encabezados hoy por la Inteligencia artificial y que esta domine todo.
En el mismo lugar (Butler, Pensilvania) donde se salvó de un primer atentado homicida, Donald Trump compartió el escenario con Elon Musk, convertido en su mano derecha y principal vocero en esta etapa final de la campaña presidencial que culminará el 5 de noviembre.
Musk encarna en este momento la tecnología más avanzada de EE.UU., centrada en el desarrollo pleno de la nueva fase histórica del capitalismo liderada por la Inteligencia artificial. Trump y Musk sostienen que más allá de lo estrictamente económico EE.UU. necesita desatar un nuevo y fenomenal proceso de destrucción creadora, que es la transferencia masiva y drástica de los factores (capital y trabajo) a los sectores de mayor productividad, centrados en la alta tecnología encabezada hoy por la Inteligencia artificial. Eso se manifiesta ante todo por una desregulación generalizada de dos áreas fundamentales como son las high tech de Silicon Valley y el sistema de inversiones de Wall Street, favoreciendo una intensidad sin par de las fusiones y adquisiciones (M&A).
Todo esto se propone encender los animal spirits (pasión por invertir e innovar), sobre todo de los pequeños y medianos emprendedores, de abajo hacia arriba, en el convencimiento de que éste es el auténtico corazón del capitalismo, según señalaron Schumpeter y Keynes.
La capacidad de destrucción creadora es la fortaleza esencial de la economía norteamericana, sostiene Alan Greenspan; y de ahí la extraordinaria y constante proliferación de genios de la innovación como Steve Jobs, Mark Zuckerberg, y Elon Musk. Esto es lo que abre la posibilidad de que el binomio Donald Trump/Elon Musk, si los resultados del 5 de noviembre corroboran esta tendencia, fusione a la primera economía del mundo con una verdadera explosión de la Inteligencia artificial.
Esta combinación de “destrucción creadora” y animal spirits es la esencia del programa económico de un mandato presidencial surgido para el periodo 2025/2028.
El capitalismo como mecanismo de acumulación se manifiesta en 3 etapas: ahorro/inversión/ reproducción ampliada o crecimiento económico; y lo que está en juego ahora es como financiar una revolución tecnológica basada en un ciclo del producto de 2 años de duración, lo que significa que al concluir ese periodo todos los equipos IA son obsoletos y deben ser reemplazados, a un coste de 200.000 millones de dólares por año. De ahí la necesidad absoluta de una audaz desregulación de Wall Street.
La premisa de esta alianza es que la única regla auténtica de incremento de la productividad es la competencia generalizada, debidamente incentivada por la acción gubernamental.
Esta es la verdadera contienda que enfrenta hoy el capitalismo norteamericano, que es el primero y más avanzado del mundo, en el convencimiento de que su ventaja esencial consiste en el dominio de la fase inicial de creación de constantes innovaciones, ahora centradas en las startups de la Inteligencia artificial. Esto es lo que lleva a apostar toda la inmensa energía norteamericana a desregular e incentivar la libre expansión de la Inteligencia artificial surgida en Silicon Valley.
Por eso sostiene el “Manifiesto de los Tecno-Optimistas”, suscripto por las principales figuras de Silicon Valley y la Universidad de Stanford, que “…la alta tecnología estadounidense vive y muere en el destino de las startups de la Inteligencia Artificial”.
A este proceso histórico de desatar una nueva etapa de destrucción creadora en EE.UU, Trump quiere sumar un nuevo recorte de impuestos, llevándolos de 21% a 15%, que sería el más reducido en la historia del capitalismo en relación al producto a contar de la primera Revolución Industrial (1780/1840).
Se estima que la desregulación de las empresas high tech aumentaría los ingresos del sector en una cifra superior a tres billones en un periodo de 10 años; y a este fenomenal incentivo para un nuevo proceso de “destrucción creadora” habría que agregar que la reducción de impuestos de 21% a 15% equivaldría a un aporte de2,6 billones en el mismo período.
El capitalismo es un mecanismo de acumulación auto-inducido que se desarrolla a través del despliegue y absorción de sucesivas revoluciones tecnológicas, decía Joseph Schumpeter en la década de los 30, lo que hace que el financiamiento sea tan relevante como la innovación. Esto, no cabe duda, es una descripción acertada de lo que está sucediendo en EE.UU en el momento actual; y debido a el significado que tiene la superpotencia norteamericana en el sistema global, la realización de este fenómeno implicaría una nueva época histórica.
Desregular es sinónimo de desburocratizar, en la visión de Elon Musk, convertido en la mano derecha de quien podría ser el próximo presidente estadounidense si las encuestas fallasen, que lo ha encargado de reducir la maquina burocrática, eficientizarla y luchar en todos los frentes contra el reinado de la burocracia anónima, gris y repetitiva.
No cabe duda que la contienda electoral que culminará el 5 de noviembre es el acontecimiento principal de esta etapa de la historia del mundo. Kamala Harris va por delante…veremos.
Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba, es economista y periodista financiero @FranciscoVill87
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