‘El Fracaso™’, por Julián Blanco

En nuestra sociedad, el fracaso se ve como uno de los puntos más negativos de nuestras biografías. Pero ¿y si no fuera necesariamente así? ¿Qué podemos aprender del fracaso? Imagen de Digital (CanvaPro)
por Julián Blanco

 

Martes, 7 de enero de 2025. Como una sombra que te persigue siento así ese fenómeno. Otra sensación es la de mirar atrás y ver que cuando me fui, aquello mejoró. Con la incertidumbre, si fui o no responsable de esa mejora. Siempre viendo la botella medio llena , pienso que algo haría. Eso es lo menos importante sabiendo que aquello ha mejorado. El Fracaso reside en ver esas mejoras desde lejos y no disfrutarlas en su momento. Como un fracaso del pasado resuelto.

La pregunta constante acerca de mi papel en esos cambios: ¿fue mi partida lo que propició la nueva luz? ¿O simplemente era un ciclo que debía cerrarse, independientemente de mi presencia? La sensación de haber sido parte del proceso, de manera activa o pasiva, se convierte en una incertidumbre.

La experiencia del Fracaso me recuerda que, a menudo, el verdadero deleite está en vivir el presente. Al anhelar lo que fue y compartir momentos significativos, es fácil olvidar que cada instante vivido tiene su valor. Esa percepción de que las cosas mejoran en mi ausencia puede ser tanto un consuelo como una herida; es dulce y amarga a la vez. Todo enseña a apreciar las transiciones, y aunque ver los logros ajenos desde la distancia puede hacer que el alma se sienta un poco más pesada y que, a pesar de mi partida, todo sigue su curso. Este proceso de sanación emocional me invita a reexaminar mi propia narrativa, reescribiendo mi relación con el fracaso: no como un final, sino como una etapa que me permite avanzar.

El Fracaso de nuestras andanzas™, se haya multiplicado en mi vida. Sin embargo, al mirar hacia atrás, me encuentro con la culpa y los recuerdos de lo que no fue. ¿Acaso es un fracaso no poder estar presente en los momentos de alegría de aquellos que uno quiere™? Esa sensación de ser el espectador distante de una obra de teatro que ya no actúas.

El Fracaso nos enseña a valorar lo que hemos dejado atrás. Nos invita a reflexionar sobre nuestras decisiones y a preguntarnos si realmente aprendimos de ellas. Pero, al mismo tiempo, también puede transformarse en una locomotora del cambio. La tristeza por lo perdido™ se puede convertir en inspiración para forjar nuevas relaciones, experiencias y recuerdos.

Así que, en medio de esa sombra que nos sigue, podemos encontrarnos a nosotros mismos. Aceptar que hay fases en la vida que se cierran para dar paso a otras. El Fracaso, en su esencia, no es más que un capítulo que nos enseña a ser resilientes, a seguir adelante y a encontrar la felicidad en nuevos caminos, incluso si dejamos atrás algo que en su momento consideramos invaluable.

La clave está en cómo decidimos mirar hacia el pasado™. Elegir recordar lo bueno, aprender de lo malo y, sobre todo, avanzar con la fuerza que nos da el conocimiento de que el Fracaso no define quiénes somos, sino que es parte de nuestro viaje.

Así siento las relaciones personales intensas. Hoy deseo que mis anteriores compañeras de camino sea más feliz , que lo poco que me hacía a mí al final y se haya multiplicado en sus vidas. Aunque en su momento pudo haber sido doloroso, ahora reconozco que cada una de esas conexiones dejó una huella significativa en mi ser. Aprecio lo que compartimos y, a pesar de los desencuentros, entiendo que cada experiencia fue una lección.

Es inevitable sentir nostalgia al recordar los momentos compartidos, pero también hay una libertad en dejar ir lo que ya no es. Al desear la felicidad de las personas que fueron parte de mi vida, descubro que mi propio bienestar no depende de su presencia, sino del amor y el respeto que les tengo. A veces, liberarlos de mi propio espacio emocional significa abrirme a nuevas posibilidades y relaciones.

Así que celebro su camino, con la esperanza de que encuentren lo que buscan y que sus corazones se llenen de alegría. Cada persona que ha pasado por mi vida ha contribuido a mi crecimiento personal, enseñándome sobre el amor, la amistad y la aceptación. Y aunque la despedida pueda parecer El Fracaso en un primer momento, a menudo es el comienzo de un nuevo capítulo, lleno de oportunidades para ser más auténtico y feliz.

Julián Blanco, colaborador de La Mar de Onuba, es jardinero y fotógrafo, activista social y ecologista

2 Comentarios

  1. Estoy muy de acuerdo con Julián Blanco.
    Un día alguien me preguntó:
    ¿Quienes han sido tús mejores maestros? Respondí: Mis errores y mis fracasos.
    Ya que no hay nada que aprender del èxito, todo se aprende de los fracasos.

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