El extraño caso de las Residencias de mayores en la Comunidad de Madrid: claves para comprenderlo, situando cada cosa en su sitio

Introducción

por José Luis Pedreira Massa

Durante las dos últimas legislaturas el Grupo Parlamentario Socialista de la Asamblea de Madrid (GPS-AM) de forma insistente, hasta machacona a veces, realizaba preguntas acerca de la situación de las Residencias de Mayores, unas veces se refería al control del estado de los convenios realizados entre los organismos gestores de esas residencias y la propia Comunidad de Madrid (CAM) o bien fuera acerca de la escasez de recursos profesionales de cuidado y atención ya que tenían una ratio que hacía sospechar una deficiente calidad asistencial, también acerca de la insuficiente cobertura sanitaria y médica para los residentes, de igual forma se han denunciado, por parte del GPS-AM los casos de abandono en el cuidado de los ancianos y las ancianas que era denunciado por diversos familiares. La CAM hacía oídos sordos o esquivaba las cuestiones sin afrontarlas de forma directa.

Ha llegado la pandemia de covid-19 y se declara como factor de riesgo a las personas mayores de 65 años, a partir de esa edad y de cinco en cinco años el riesgo se incrementa, no solo para el contagio, sino también para los fallecimientos.

La llegada de la pandemia a las residencias de mayores

Hemos venido observando que entre las normar preventivas se insistía en el alejamiento físico, así es en toda pandemia de naturaleza infecto-contagiosa. Se sabe que en todo proceso de etiología infecto-contagiosa la aglomeración de gente favorece los contagios de forma exponencial e incrementa los riesgos de propagación de la enfermedad. Por ello los internados, los conventos, las residencias, las cárceles, los cuarteles se constituyen en focos de trasmisión de primera magnitud en este tipo de afecciones. Vamos que es un tema que se explica en la Facultad de Medicina desde segundo curso de Medicina. En este caso la situación era aún más clara: se venía avisando que, además del conjunto de población reunida, es que representaban una población de riesgo, de altísimo riesgo porque sumaban varios factores: la edad, las enfermedades concurrentes y las polipatologías de cardiopatías diversas, afecciones pulmonares, la hipertensión arterial. Sí, estaban avisados los gestores.

Y en estas estábamos y llega la pandemia. Fiel en el cumplimiento de los fundamentos teóricos y clínicos: en cuanto llega la pandemia y aparece un mínimo foco de contagio en una residencia de mayores, se extiende como el aceite en el papel de estraza. Tiene el factor terreno a favor: todos los riesgos juntos y reunidos. El virus covid-19 hace su labor a conciencia y suficiencia.

La afectación se extiende en las Residencias de mayores y en esa población de riesgo, fiel a ese riesgo, cumple con la estadística y se inician los fallecimientos de forma muy evidente y creciente, la alarma se instaura y crece. El número de fallecidos en las residencias de mayores supone casi la mitad del total de fallecidos en la CAM. Es para preocuparse.

Las residencias, a pesar de las múltiples preguntas parlamentarias del GPS-AM sobre el tema, siguen sin estar medicalizadas. Un problema más.

En estas condiciones, tampoco tenían EPIs para que el personal hiciera frente a la situación.

Las puertas de las residencias se cierran a cal y canto para los familiares.

Las personas mayores se contagian, era lo esperado.

A los familiares se les informa lo justo. Siguen sin poder visitar a sus mayores.

Empieza el goteo de los fallecimientos. Un goteo constante y continuado en el tiempo.

Los mayores fallecidos lo hacen en soledad. Esta es la verdadera tragedia: la soledad de la muerte.

Su cadáver es “reconducido”. Los familiares deben hacer un recorrido para saber dónde está su familiar fallecido.

¿Cuántos han sido? Quizá más de 6.000… 8.000… 10.000 ¿Cuántos han sido? Tampoco se lo han comunicado con rigor al Ministerio de Sanidad.

¿Saben una cosa? Al final lo importante no son los fríos números, sino las circunstancias, el contexto en que acontecieron este número tan relevante de fallecimientos de personas mayores residentes en las Residencias de mayores de la CAM.

Algunos de esos fallecimientos habrán acontecido por la labor del Covid-19, seguro que sí. Pero casos habrá que habrán fallecido con la infección por el Covid-19, pero su muerte no ha sido debida por el Covid-19. Otros casos habrá en que el covid-19 ha desencadenado situaciones nuevas en los procesos previos y esas descompensaciones hayan podido originar fallos multisistémicos que minan la capacidad de recuperación y con cuerpos tan “vivido y trabajados” no han podido y no han encontrado la fortaleza suficiente para luchar en tan desigual batalla.

Sea como fuere, la Dama del Alba hizo su presencia, con más fortaleza y decisión que en la obra de Alejandro Casona. En esta ocasión no se equivocaba ni se marchaba sola al alba, sino que arrastraba a aquellos que susurrarle algo osaban. Marchaban con ella, pero sin el aroma de lirismo y, sin embargo con el dolor de la soledad y la sinrazón del silencio.

¿Quién es el responsable?

Durante el periodo 1986-1989 la gestión de las Residencias de mayores se realiza las transferencias a las Comunidades Autónomas de la gestión de las residencias de ancianos, luego también se transfirió a la CAM.

La CAM tenía unas residencias de gestión propia, pero a lo largo del periodo comprendido a partir de los años finales del siglo pasado hasta la actualidad, hizo concesión de esa gestión a empresas privadas regulando esa cesión por medio de un convenio regulador que afectaba a las Residencias de mayores. Aunque sean conciertos público-privado, la CAM es responsable de que se cumpla la calidad del servicio que se presta y de realizar los controles y vigilancia para que dicho control sobre los convenios firmados desarrolle un servicio que debe ser el más adecuado para las personas mayores.

El GPS-AM ha reiterado, en múltiples ocasiones, que esos controles debían realizarse de forma más frecuente y más rigorosa, que se debía dar un estricto cumplimiento del espíritu y la letra de esos convenios.

Si esto era en condiciones de “normalidad”, cuanto más en situaciones de pandemia.

Así que, la respuesta al primer punto es muy clara: Responsable de la gestión de las residencias de mayores es la CAM.

¿Cuáles son las competencias de la gestión?

  1. Personal: las ratios de personal deben ser las adecuadas y la titulación de los trabajadores la pertinente y debe constar, con toda claridad, en los convenios de cesión de la gestión que redacta la CAM. Control y responsabilidad: CAM.
  2. Dotación de material: la dotación del material habitual (p.e. mantenimiento de los locales, papel higiénico, limpieza de los locales) le corresponde a la empresa gestora, al estar dentro de la cantidad económica del convenio acordado y firmado.
  3. Material de EPIs en el evento de pandemia: La responsabilidad le corresponde a la CAM.
  4. Mando único del Estado de Alarma: Sus funciones solo hacen referencia a las labores normativas, de coordinación y de facilitación de las responsabilidades de las CC.AA. (p.e. intentar facilitar la labor de las CC.AA. en la consecución de material EPI o test en un mercado internacional absolutamente descontrolado).
  5. ¿Avisó el Mando Único a la CAM? De esta situación el Mando único avisó a la CAM y a todas las CC.AA., porque se publicó en el BOE, de forma explícita, que la gestión de los Hospitales y de los dispositivos de SS.SS. quedaban en manos de las CC.AA. para hacer las transformaciones que creyeran pertinente (p.e. la medicalización de las residencias de mayores, como así se hizo en Asturias, o disponer de las clínicas privadas como recursos asistenciales complementarios).
  6. Las normas de no hospitalizar a los mayores de las residencias: fue una normativa exclusiva , casi simultáneamente de la CAM y de la Generalitat de Catalunya, ya que el Ministerio de Sanidad había publicado el 03.04.2020 en la página del Ministerio de Sanidad dedicada al Covid-19 el documento: “Informe del Ministerio de Sanidad sobre los aspectos éticos en situaciones de pandemia: El Sars-CoV-2” coordinado por el Prof. Carlos Romero Casabona, en cuyo grupo revisor tuve el placer de participar. De forma específica se dice en el documento referido:
    1. “Recomendación 5ª.1º No discriminación por ningún motivo ajeno a la situación clínica del paciente.
    2. Recomendación 10ª Debe subrayarse la absoluta proscripción de empleo de criterios fundados en la discriminación por cualquier motivo con la finalidad de priorizar pacientes. En este sentido, excluir a pacientes del acceso a determinados recursos asistenciales o a determinados tratamientos, por ejemplo, por razón únicamente de una edad avanzada, resulta contrario, por discriminatorio, a los fundamentos mismos de nuestro Estado de Derecho (Art. 14 dela Constitución española). En este sentido, los pacientes de mayor edad en caso de escasez extrema de recursos asistenciales deberán ser tratados en las mismas condiciones que el resto de la población, es decir, atendiendo a criterios clínicos de cada caso en particular… Argumentos semejantes son aplicables con el fin de proscribir cualquier discriminación por motivos tales como la discapacidad en cualquiera de sus manifestaciones, o la que pueden sufrir determinados colectivos de menores de edad.
    3. Cuando pueda ser aplicable la exclusión de un paciente del tratamiento intensivo, incluido el recurso de la ventilación mecánica, no existe un consenso claro sobre si debería ser una decisión asumible en solitario por el médico o médicos tratantes, o si deberá ser colegiada por un comité ad hoc de facultativos.
    4. El equipo médico responsable del paciente será el que deberá asumir las implicaciones de su decisión, por lo que un tercero no es idóneo para imponerle su criterio, salvo que esté también involucrado en la asistencia de ese paciente”. Fin de la cita textual.

Del análisis de estos principios éticos relatados: la CAM no actuó de forma ética con sus decisiones manifestadas en el documento que ha trascendido sobre no hospitalizar a los mayores procedentes de residencias y, además, su falta es mayor por ser “tercero no idóneo” en la toma de decisiones profesionales y médicas con cada paciente en particular.

Poner en circulación ese documento elaborado en la CAM y que se difundió con sellos y firmas, hace que trate de influir en la toma de una decisión clínica un “tercero no idóneo”, ya que no lo hace por responsabilidad asistencial directa con los pacientes de mayor edad, sino que lo hace en base a su lugar de poder gestor y político. Una intervención no coherente con la ética asistencial en un estado de pandemia, según elaboramos en conjunto los compañeros del grupo relator del documento referido, sobre ética en situación de la pandemia por Covid-19.

Una falta ética de este calibre pone en entredicho, sin género de duda alguno, la capacidad gestora equilibrada de los responsables político-administrativos de la sanidad y del gobierno de la CAM, por un lado declinaron de sus funciones y responsabilidades y, en segundo lugar, desplazaron su responsabilidad a otras instancias que no eran las competentes para estos casos.

No se puede ni se debe olvidar que las normas iban en un documento oficial con firma y sello de las autoridades pertinentes de la CAM. Solo la irresponsabilidad y la cobardía impiden no asumir las responsabilidades políticas y de comisión de un delito, cuanto menos ético, en este caso.

Conclusiones

El caso de la no hospitalización de personas mayores procedentes de las residencias es responsabilidad ética y política de la CAM en exclusivo. El escrito remitido por la CAM en el que prohíbe la hospitalización de mayores provenientes de residencias, es contrario a la ética asistencial, por ser un “tercero no idóneo” en la asistencia de cada paciente.

La responsabilidad por los fallecimientos habidos en las Residencias de mayores de la CAM  les compete a los gestores directos de las residencias de mayores y a la CAM.

La responsabilidad de la falta de material EPI en las residencias de mayores es responsabilidad de la CAM, por acción y por omisión, al no solicitar la ayuda pertinente al Gobierno del Estado. 

Ética y políticamente no cabe derivar la responsabilidad a otros que no sean los gestores de las residencias y los políticos responsables dela CAM, dado que tenían asumido ese nivel de responsabilidad desde hace más de 30 años, los últimos 24 años con el gobierno del mismo partido al gobierno actual.

Es fundamental haber elaborado un programa asistencial concreto, por parte de la CAM, para abordar la situación de carencias actuales en las residencias de mayores de la CAM, en el que se revisen las dotaciones de personal, la ratio profesionales/residentes según el panorama de dependencia y polipatologías que padezcan, definir los trayectos a seguir en caso de rebrote.

Todo ello se acuerdo al documento de ética asistencial en época de pandemia por Covid-19 elaborado por el Ministerio de Sanidad.


José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).

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