por Pepe Fernández
Tras el cerrojazo de Morera&Vallejo todos responsabilizan al empresario que lo salvó en 2013 y olvidan que hay una historia previa en la que el PSOE tiene su parte de responsabilidad histórica.
Mañana festiva arrancando noviembre de 2013, en concreto la de Todos los Santos. El abogado sevillano Luis Miguel Martín Rubio lleva varias semanas de octubre metido hasta las trancas en la operación venta del periódico que le encargó un encopetado Alfonso Gallardo en la boda de Fran Rivera en Ronda.
Martín Rubio, nada más recibir el encargo profesional, intenta orientarse y pregunta por quiénes habían estado interesados en la compra de El Correo de Andalucía tiempo atrás.
Alguien le dice que Rafael Bravo, ex Director General de Prensa Españolay exgerente de Abc de Sevilla, puesto por los bancos en el Grupo Balboa para liquidar activos, había sido la persona que en nombre de Gallardo había estado negociando un primer intento de venta cinco meses antes a “un tal Castrejón”, corría el mes junio de 2013.
Efectivamente, Bravo fue quien estuvo al frente de la primera negociación que Diego Israel Castrejón Barco mantuvo con el empresario extremeño. Ya entonces, Bravo, sabía que su interlocutor tenía antecedentes penales y que incluso había pasado por la cárcel.
-“Si, claro que lo sabíamos, pero eso no nos importó porque cualquier empresario puede haber tenido problemas con la Justicia” fue su respuesta cuando se le informa de los antecedentes del personaje a quien estaba firmemente decidido a venderle el periódico con los más de cincuenta trabajadores que tenía su plantilla.
Aquella operación, prácticamente cerrada el 6 de junio en Jerez de los Caballeros, queda en suspenso tras la intervención del director del periódico Juan Carlos Blanco – hoy Portavoz de la Junta– quien le traslada a Gallardo un mensaje de la entonces Consejera de Presidencia, Susana Díaz, en el que se le dice a Alfonso Gallardo que bajo ningún concepto se lo venda a semejante individuo.
El día 13 de junio, una semana después de la primera reunión en Siderúrgica Balboa (de ambas fui testigo directo), última y preparatoria de la venta del periódico ante Notario al día siguiente, Gallardo dio marcha atrás sin ocultar su incomodidad por la situación creada; se confesaba triste por desprenderse del periódico, la semana antes había dicho que era un desgarro para él porque “El Correo me ha dado muchas, muchas satisfacciones en mi vida”.
Formalmente el desacuerdo se produjo porque, tras analizar las cuentas, Castrejón intentó engañar aún más a Gallardo rebajando a medio millón la cantidad del millón redondo pactado la semana anterior. (Dinero que, por supuesto, nunca tuvo el intrépido comprador, aunque él dijese que lo tenía en un banco en Holanda y que esperaba solo la autorización del Banco de España para repatriar el dinero). Todo mentira.
Pasados cuatro meses meses, Castrejón – quien en ese tiempo también engaña a los trabajadores propietarios de un periódico en Cádiz que acabó cerrado- seguía obsesionado con comprar El Correo. Lo estaba desde que, tiempo atrás, se hizo una apuesta con su amigo Diego Suárez de la SER según la cual, algún día, sería director de El Correo. De hecho, la primera llamada que realiza Castrejón tras sentarse en el despacho de dirección es a Diego Suárez a Radio Sevilla al que, según testigos presenciales, le dice “te lo dije Diego, te llamo desde el despacho de director de El Correo”.
Martín Rubio, ajeno completamente a lo que verdaderamente había sucedido, una vez cerrada la operación de venta,entra en pánico al conocer la verdad del personaje y los nombres de un puñado de empresarios sevillanos supuestamente estafados con anterioridad por tan siniestro comprador sin dinero.
El Día de Difuntos, por la mañana, Martín Rubio se encuentra con un amigo que le ha estado llamando varias veces en los últimos días, sin éxito en el contacto. Tomando un café le cuenta el motivo del interés por hablar con él, que no es otro que contarle la trayectoria, con pelos, señales y testimonios documentados, del personaje al que ha metido por las puertas del periódico decano, poniendo en peligro la cabecera y a toda su plantilla.
Luismi, como le llaman los amigos, curtido en la vida pública junto a Javier Arenas en el PP del que fue socio en su primer despacho de abogados y destacado miembro del equipo de la alcaldesa Soledad Becerril, no daba crédito a lo que estaba escuchando sino fuera por la credibilidad que le merecía su interlocutor para afirmar como conclusión :
–Esto solo se puede desmontar si hay un comprador, no hay otra forma, pero quién, ¿quién está dispuesto a embarcarse en una aventura así sobre la marcha?
-Recuerdo que Antonio Morera estuvo intentando comprarlo, pero no le interesó porque Gallardo no metía el Diario Jaén en la operación.
-¿Tú crees que le podría interesar ahora?
-Con preguntarle no se pierde nada, si quieres le llamo y te lo paso.
Con gran dificultad logran comunicar con Morera Vallejo que ese día se encuentra en su finca de naranjos en Hato Ratón de Villamanrique de la Condesa, en el Parque Nacional de Doñana, con muy mala cobertura del móvil. Morera y Martín Rubio deciden verse de inmediato y hablar en persona.
De hecho, a mediados de septiembre de 2013, tanto el Gerente del periódico, Raúl Amián, como el director Juan Carlos Blanco habían mantenido discretos contactos con Morera con el mismo fin, pero sin éxito.
Hecha la venta a través de una empresa vasca – a los que también engaña Castrejón- los periodistas están horrorizados y piden ayuda. Es cuando llaman a Pepote Rodríguez de la Borbolla que acude de inmediato a la sede del periódico en la Isla de la Cartuja motorizado y con el notario Antonio Ojeda Escobar de paquete. Tras analizar la documentación de la venta, Borbolla, expresa a los presentes que “esto está bien hecho y no hay vuelta jurídica atrás”.
No obstante, los políticos socialistas participarán directamente en esos días de crisis, huelga y tensión de la redacción. en la supervisión del proceso de marcha atrás que se logró gracias a la disposición de los vascos de Abra Invest, para que todo quedase documentado en el Registro Mercantil.
Veintisiete días después de aquella llamada telefónica de Martín Rubio, Antonio Morera Vallejo compraba formalmente El Correo y se comprometía por activa y por pasiva, ante los auditorios más influyentes y selectos de la capital, no solo a salvar al decano, sino a potenciarlo y hacerlo grande.
Arrancaba la era Morera, la última etapa de la vida del periódico que parece que ya no podrá cumplir los 120 años de vida en papel, tal y como se le ha conocido durante más de un siglo.
A Morera le gusta “ganar siempre”, lo lleva en su genética
En mitad de la penúltima crisis de El Correo, cuando se supo que Antonio Morera Vallejo estaba analizando la operación-compra del periódico, el empresario empezó a notar a su alrededor una ola de empatía de barra de bar nunca antes vista, proveniente especialmente desde las más altas esferas de la política local y regional. Eso a Morera le entusiasmó y, además, se le notaba.
Fue el momento de las buenas palabras, promesas de financiación vía publicidad institucional, guiños que la calculadora de Morera iba mentalmente sumando sobre la marcha, llegando a la conclusión de que le acabaría ganando dinero – al menos no perdería tanto– a su inminente aventura como editor. Lo de ‘ganar siempre’ Antonio Morera lo lleva en la genética, suele decir de él un familiar cercano.
En el último minuto, antes de estampar la firma para la compra, Morera aprieta y exige a los representantes del periódico que la plantilla tiene que aceptar antes de firmar la compra una bajada de sueldos inicialmente del 30% y que finalmente quedó en una horquilla entre el 15% y el 35% en algún caso, decisión que se somete a votación y sale adelante con gran esfuerzo y disgusto de todos. Era el primer gran sacrificio de los trabajadores que exigió Morera sin ni siquiera ser aún el propietario.
Atrás quedaba la era Gallardo, con directores como Antonio Hernández Rodicio – la mejor época económica gracias a las sinergias comerciales establecidas con la SER-, Diego Suárez y finalmente Juan Carlos Blanco, que se marchó antes de llegar Morera; por cierto renunciando a cualquier tipo de indemnización.
La evolución económica de El Correo es un reflejo del ascenso y caída del periódico que llega a facturar con Hernández Rodicio nueve millones y medio en 2006, dejándolo en 2010 en unos seis millones y medio. Con Diego Suárez, director durante 2011, la cifra sigue bajando hasta los 5,7 millones, cayendo con Juan Carlos Blanco de los casi cuatro millones en 2012 a los 2,7 en 2013, una cantidad ligeramente superior a la de 2014, ya gestionado por Chari Maldonado y Antonio Morera que se situó en los 2.689.000 Euros de facturación entre el periódico de papel y la web.
Morera: ¿No te parezco yo un buen director para el periódico?
El Correo arrancó durante meses sin que la administración Morera nombrase a un director del periódico, algo que sin duda perjudicó muchas inversiones comerciales ya que, según fuentes de aquel departamento comercial, “ningún gran cliente quería apostar por un medio sin director”. Los comerciales iban por un lado y la redacción por otro, “ese fue el problema” explican.
–¿No te parezco yo un buen director para el periódico? le respondió sonriendo Morera a un amigo, que le preguntaba cuando iba a poner a un profesional en la dirección, carencia que era ya la comidilla entre la profesión en Sevilla donde se contaba que el matrimonio Morera-Maldonado eran quienes decidían a diario los contenidos y las portadas.
–Tu sabes de periodismo lo que yo de seguros y reaseguros, o sea nada, le respondió el amigo, devolviéndole la sonrisa.
A esas alturas, unos cien días después tras la compra del periódico, Morera ya barajaba ‘redimensionar la plantilla’ a casi la mitad. Pero solo fue una idea expresada en voz alta. Desde luego hubiese sido una barbaridad, una locura y un error de libro; aquella plantilla no se merecía nuevos sobresaltos, sufrir más de lo sufrido, sin dejarles tiempo ni ganas para abordar un producto informativo de calidad que era lo que, a la postre, le iba a dar vida al rotativo y a todos ellos.
David López Royo, primer director – no periodista- que nombra Morera
Lo cierto es que al cabo de unos meses nombró por sorpresa a un director de Madrid vinculado con San Juan de Dios, David López Royo. Hubo quien vio en ese nombramiento un intento de llegar comercialmente a las pólizas de seguros de la orden de San Juan de Dios en toda España. López Royo fue el autor – dictada desde Madrid- de la muy comentada portada del 9 de junio de 2014 donde aparecía el siguiente titular: “El Rey que sirve a todos los españoles y el Príncipe que ama a España son aclamados y vitoreados por laciudadanía”.
No obstante, la representación y el protagonismo social de la figura del director del decano siempre recayó en Morera, receptor incluso de algunos galardones en nombre de la redacción.
Mientras, en la redacción, sus integrantes recibían extraños encargos, tal y como contaba el 12 de septiembre pasado en Twitter la periodista, actualmente en El Confidencial, Isabel Morillo:
“Cuando trabajaba en @elCorreoWeb, ‘los Morera’ nos pedían hacer clientes para sus seguros en las ruedas de prensa. Es de chiste pero verídico. Dice mucho de unos empresarios que dan un final tan indigno a una cabecera como esta”.
Pasaban los meses y, en la lenta maquinaria de la política, no acababan de encenderse las tres lucecitas rojas que indicaban “premio”, o sea, la inyección de dinero público prometida ‘de aquella manera’ en los días “que todos salvamos a El Correo”.
En la larga espera, trufada de excusas o pretextos sobre cumplimientos presupuestarios, Morera decidió aferrarse con fuerza a la sotana del purpurado Asenjo Peregrina, buscando quizás que el Beato Cardenal Espínola, fundador del periódico hace 119 años, intercediese por una mejor navegación del proyecto.
No era algo tan raro, al estallar la crisis de “El CorreoTV”, Morera organizó en su sede social, en una pequeña capilla presidida por una réplica de la Virgen del Rocío, una misa rociera a favor del Beato con el objetivo de “salvar El CorreoTV”.
El redondo 115 aniversario de la fundación de El Correo, pivotó fundamentalmente sobre la figura del Cardenal Spínola, de tal forma que el protagonismo de la Iglesia – con el arzobispo Asenjo al frente- fue importante en los tres medios de Morera. Antes del cierre de la Tv, cada semana con sus noches, repetían en diferido y sin solución de continuidad las retransmisiones de la Semana Santa de Sevilla del año anterior.
Fue Juan Ignacio Zoido como alcalde uno de los primeros políticos que respondió económicamente desde el Ayuntamiento hispalense a favor de los ingresos publicitarios de los medios del GM&V. “Es el único que ha cumplido conmigo”, le han oído decir a Morera, recordando el valor de la palabra de los políticos que tanto le jalearon cuando meditaba comprar el periódico en noviembre de 2013.
“Oye que ya he hablado con Chiqui ( el vicepresidente de la Junta Manuel Jimenez Barrios) y me dice que Susana lo aprueba, se te va a echar una mano para sacar adelante el proyecto” le dijeron una tarde a los postres de una comida.
La derecha y la Iglesia copan las páginas que antes eran del PSOE y de la Junta
La Iglesia Católica y el PP de Zoido habían empezado a tener un protagonismo muy notable en las páginas y portadas de El Correo, tradicionalmente volcadas editorialmente con el PSOE que durante años fue dueño del rotativo, escuela de periodistas sí y, también de futuros altos cargos del PSOE, algo que casi nadie quiere recordar en estos días.
Un viraje editorial que no pasaba inadvertido para muchos socialistas, especialmente de la agrupación de Sevilla a la que pertenece Susana Díaz. Particularmente quisquillosos se mostraron los más veteranos que guardan en su memoria sentimental el papel relevante de El Correo -entonces de la Iglesia- a favor de la democracia y las libertades en Sevilla en la década de los setenta, con el excura y periodista Eduardo Chinarro al frente de la sección de información laboral, verdaderamente ‘revolucionaria’ entonces, para las autoridades fascistas de Sevilla.
El Caso de la mina de Aznalcóllar supuso la ruptura definitiva con Susana Díaz
Las relaciones del Grupo Morera&Vallejo con la administración autonómica andaluza no se circunscribe solo al sector de la comunicación; dada la diversidad de nichos de mercado donde opera Morera, es fácil suponer que algunas de sus empresas sean habituales proveedoras de la Junta como los seguros de infinidad de entidades – como la ADR-Alpujarras– dependientes de la administración autonómica.
Con el paso del tiempo, arranque del año 2015, entre Morera y la Junta comenzó un enfriamiento que coincidió con el estallido del caso de la mina de Aznalcollar. Un escándalo judicializado donde Morera Vallejo aparece como socio de Emérita, integrada por el fondo de inversión canadiense Forbes Manhattan, AGQ y otros minoritarios en el bando de los denunciantes de la adjudicación de la mina a un grupo mejicano con los cordobeses “amigos del PSOE” de la empresa Magtel de por medio.
En aquella batalla Morera puso sus medios, televisión y periódico, a disposición de la causa contra los intereses políticos del ejecutivo de Susana Díaz y a favor de la clarificación de un concurso con olor bastante pestilente.
En la querella que presenta Emerita, relata que en la cordobesa Magtel, propiedad de Isidro López Magdaleno “trabajan destacados miembros del PSOE, así como antiguos altos cargos y directivos de la Junta de Andalucía”. A este respecto pone de manifiesto que esta empresa tiene “excepcionales relaciones” con la Junta, fue ganadora de las concesiones de varios parques eólicos y beneficiaria de varios préstamos finalistas adjudicados por el Ministerio de Industria en los años 2011 y 2012, con un gobierno socialista, y piden la investigación de un “posible delito de subvenciones”.
Distintas personas consultadas, entre ellas excolaboradores de Morera en esa época, coinciden y apuntan a la crisis de la Mina de Aznalcollar como la responsable última de la retirada del apoyo prometido por la Junta y el PSOE-A al entramado mediático del GM&V. En el cortijo de La Gota de Lecheempezaron a notarlo tras ver rechazadas, o disminuidas, las diversas campañas de publicidad o de promoción de la lectura en las escuelas, todas dependientes del gobierno autonómico.
Segundo director de Morera: un periodista
Hubo una etapa en el que los lectores de El Correo notaron un cambio – a mejor– en los contenidos del viejo periódico. Coincide ese cambio con el nombramiento del periodista Oscar Gómez como director, cuya estancia en el puesto llegó a ser relativamente breve. Gómez se marchó tras un primer Ere y comprobar como el propio Morera le acusaba ante la plantilla de haber señalado a los primeros trabajadores despedidos de la era Morera, cosa que no fue cierta ya que, según el propio Gómez, fue la esposa de Morera, Chari Maldonado, la persona que ha tutelado el día a día del periódico en estos años sin director, la que procedió a tachar los nombres de una lista.
Pero a pesar de la recuperación del reporterismo a pie de calle, en las páginas del periódico día sí, día también, aparecían imágenes y textos con el dueño del periódico como protagonista. Y Morera no solo aparecía en referencias de la sección de economía con sus empresas, su imagen y la de su familia ocupaba habitualmente la sección de sociedad. El patrocinio de la coronación de la Virgen de la Estrella, Patrona de Chucena, por parte del matrimonio Morera-Maldonado mereció un gran despliegue y lógicamente la portada.
Paralelamente, Antonio Morera ajustaba y ampliaba su staff directivo y nombra a Guadalupe Gil Toresano, hermana del ex Subdelegado del Gobierno del PP en Sevilla, como “Adjunta a la Presidencia”, encargada de los eventos del Grupo. La Sra. Gil dura poco en la empresa y cuenta un testigo presencial en los consejos que las broncas entre Guadalupe Gil y Chari Maldonado eran bastante habituales y a voz en grito.
A esas alturas, a Morera Vallejo se le notaba inquieto, aunque moderadamente optimista de cómo le iba el negocio mediático, al menos ese era su discurso en la calle cuando se le preguntaba. Decía que no perdía demasiado, pero la verdad es que mes a mes palmaba dinero y bastante, llegando a unas pérdidas anuales que algunas fuentes sitúan entre los 800.000 y el millón de euros. Morera llegó a convencerse de que tenía que ampliar su red de medios, especialmente la de TV y así lograr consolidar un núcleo de empresas que fuesen rentables al intentar pescar en diversos caladeros publicitarios.
Concurso de licencias de TV digital, el Grupo Morera&Vallejo no logra pasar de la ventanilla del Registro General de la Junta
Fue cuando, aprovechando que el Tribunal Supremo había anulado el concurso de televisiones digitales regionales de la Junta ordenando nueva convocatoria, Morera opta por pedir una serie de licencias por toda la comunidad (Sevilla, Dos Hermanas, Lepe, Málaga, Huelva, Estepa y Marbella). Era, además, la única forma de garantizarse que seguiría disponiendo de El CorreoTV, emisora que había comprado a su adjudicatario original y cuya licencia volvía a entrar en concurso.
Es en un clima de desconexión personal y política entre Morera y el Gobierno de Susana Díaz, cuando se presenta al Concurso para lograr ampliar sus medios digitales. Pero Morera no logra traspasar siquiera la ventanilla del Registro General de la Junta de Andalucía. Cumplido el plazo reglamentario para la admisión de plicas los servicios de la Junta en la materia retiran los sobres presentados y al del Grupo Morera&Vallejo comprueban que le falta que la documentación esté también en soporte digital, tal y como exigían las bases. Directamente la echan para atrás. Ni siquiera entrará en la ronda de consideraciones técnicas que apliquen los técnicos de la Dirección General de Medios, ocupada por el periodistaEugenio Cosgaya, exjefe de prensa del alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín.
Un error de sus asesores jurídicos y consecuencias con las que Antonio Morera Vallejo confirma que “la ruptura con Susana” es real, que le han puesto la proa y que en contra de lo que le dijeron en 2013 cuando iba a “salvar” El Correo ya no servía como empresario de comunicación, al menos la Junta ya no le tenía entre su círculo de confianza. Sus coqueteos con el PP de Zoido, pero sobre todo su ofensiva contra el concurso de Aznalcóllar le habían situado para siempre fuera del paraíso mediático susanista .
Fue en ese cruce de caminos cuando tomó la decisión de abandonar el negocio de la comunicación no sin antes librar una batalla jurídica contra la Junta a la que haría políticamente responsable ante la opinión pública no solo del cierre de la tele y el despido de su plantilla, sino del periódico en web y papel con su treintena de trabajadores.
Última gala de los premios anuales patrocinador por las fundaciones Morera Vallejo y Cajasol, cuyo presidente, Antonio Pulido, fue uno de los galardonados.
Negociaciones para vender El Correo, con la presencia y el apoyo de Antonio Pulido y su Fundación Cajasol
Morera ha intentado buscar otras salidas a la crisis de sus medios que, según algunos trabajadores, no está motivada solamente por las ‘velas negras’ que le habría puesto Susana Díaz a cuenta de la mina; también por la personalidad tan singular de quien había confundido periodismo con relaciones públicas y negocio, práctica por desgracia demasiado habitual entre algunos empresarios de medios de nuestro entorno.
De hecho, antes de este verano de 2018, mantuvo encuentros y contactos entre otros con Manuel Domínguez Moreno, presidente del grupo que edita Diario16, que tras estudiar y analizar la operación le comunicó su desistimiento. Por cierto, participando de las reuniones junto a los dos editores, estuvo el inevitable Antonio Pulido Gutiérrez, presidente de la Fundación Cajasol, principal cliente publicitario de casi todos los medios de comunicación de Sevilla y que apostaba firmemente por apoyar la operación que su amigo Morera le intentaba ‘colar’ a Domínguez. Pulido, además, ha sido uno de los grandes clientes publicitarios de Morera, lo que le ha permitido incluso cuestionar nombres de determinados periodistas, algo que ya hizo en Canal Sur TV.
No son ciertos, por otra parte, los rumores que apuntan a que Morera Vallejo habría “negociado” ya con otro grupo editor andaluz – el grupo Publicaciones del Sur– la venta de la cabecera, lo único con valor en este momento, una vez se consume el Ere extintivo de la actual de la plantilla. Ha sido el propio José Antonio Mallou, el editor gaditano, quien desmiente que haya mantenido ningún contacto con Morera al respecto ni que entre en sus planes inmediatos. Su grupo ha sido uno de los grandes beneficiados por la Junta en el concurso de las televisiones digitales.
En mitad de la crisis, y con los trabajadores manifestándose ese día en las puertas del Ayuntamiento de Sevilla, respaldados por la sociedad civil de la capital, Morera se descuelga con unas sorprendentes y contradictorias declaraciones al anunciar en una entrevista concedida al periodista Javier Ramajo de eldiario.es que “El Correo de Andalucía no se va a cerrar” y anuncia la creación de una publicación semanal, al tiempo que, respirando por la herida, declara que “estas actuaciones y estas huelgas lo único que hacen es perjudicar al medio”, como si él no tuviese ninguna responsabilidad en lo que estaba sucediendo.
Entre la plantilla afectada por el Ere algunos consideran que “parece que lo que pretende, ahora, Morera es la contratación externa de la redacción con una empresa que le haga el servicio de contenidos para un semanario y la web”. Una nueva ‘genialidad’ del empresario no confirmada oficialmente.Tampoco ha dado la cara ante el Comite de Empresa para explicar su nuevo ‘proyecto’, según han denunciado públicamente algunos trabajadores, dejando en evidencia las afirmaciones del empresario.
El ruido, las protestas, el insulto y la descalificación pública es, según quienes aún permanecen cerca de Antonio Morera, lo que peor está llevando el empresario en esta crisis; ver su nombre y su prestigio que tanto le ha costado levantar durante años en el fango de las redes y en los foros de Internet donde le acusan, incluso, de turbios manejos con los reaseguros, su gallina de los huevos de oro.
Una inquietud que aumenta al recordar el propio Morera que los trabajadores a los que está a punto de enviar al paro a finales de este mes, con la simbología que encierra el cerrojazo al segundo periódico más antiguo de España, son periodistas, no ejecutivos de la gestión, ni economistas, ni comerciales de pólizas, ni administrativos al uso. Gente que seguirá viviendo, escribiendo, contando historias reales, trabajadores que está sufriendo lo indecible y conocen bien las fortalezas y debilidades de un hombre que se se creyó inventor de un nuevo periodismo, pero cometió el grave error de solo pensar en sí mismo y en sus intereses personales y empresariales. O lo que es lo mismo, prostituir la información con las relaciones públicas y el marketing.
En resumidas cuentas: entre todos mataron El Correo y el solito se murió. Que cada palo aguante su vela, incluidas las asociaciones profesionales, que una vez más están demostrando tener menos fuerza que una gaseosa al estar más cerca de las instituciones y los políticos que de los periodistas. (Ya sucedió con las represalias y presiones del alcalde Zoido y su jefe de prensa contra varios periodistas y medios sevillanos)
Desde luego Morera no era el empresario idóneo para gestionar el histórico periódico y todos lo sabían, pero desde la profesión, en vez de elaborar videos “aplaudiendo”, quizás debiéramos meditar y reflexionar hasta que punto el poder político maneja los hilos de los medios y condicionan a la profesión y su necesaria libertad de expresión en Andalucia. Ese es el debate que urge abrir en el periodismo andaluz actual.
Y una nota final para los compañeros y compañeras con los que seguramente coincidiré algún día de estos sellando nuestras respectivas papeletas en la oficina del paro.
Aquí tenéis una modesta publicación llamada Confidencial Andaluz, que no maneja dinero, ni emite publicidad, ni recibe subvenciones, pero donde los que escribimos lo hacemos con plena Libertad. Una isla a vuestra disposición por si necesitáis oxígeno profesional para respirar. En cualquier caso ¡Suerte y salud para todos!
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