Para la organización ecologista es incuestionable que el principal foco de reproducción del mosquito portador del virus en el Bajo Guadalquivir y en otras zonas de la provincia de Cádiz se encuentra en las áreas inundadas, entre las que destacan las superficies de arrozal.
Considera que no se ha actuado a tiempo ni utilizado los mecanismos preventivos adecuados.
Viernes, 16 de agosto de 2024.Ya se sabe que la acción preventiva más adecuada es el tratamiento temprano con el larvicida Bti en todas las zonas inundadas a principio de primavera y en el arrozal en junio, nada más llenarse las tablas. Este compuesto controla de manera eficaz al mosquito en su fase de larva acuática, impidiendo que se desarrolle como adulto que es cuando trasmite el virus por picaduras.
Está demostrado que el Bti es un tratamiento muy efectivo e inocuo para la fauna vertebrada, por lo que lamentamos que no se ha llevado a cabo su aplicación a tiempo, al parecer, debido a la descoordinación entre arroceros y la Administración.
Lecciones aprendidas:
Primera lección: no hay que esperar a que esperar a que la población enferme para actuar.
- o bien se trata con el larvicida Bti todo espacio inundado próximo a núcleos de población y en el momento adecuado,
- o se prohíbe la siembra de arroz en torno a los citados núcleos, con un radio de seguridad.
Segunda lección: hay que continuar estudiando los mecanismos de dispersión del virus y, por tanto, del mosquito, para saber a qué nos enfrentamos y cómo actuar. Un ejemplo de ello es que hasta ahora se pensaba que los mosquitos tenían un radio de dispersión de un kilómetro y medio, datos basados en la literatura científica del momento. Sin embargo, a consecuencia del seguimiento en la zona del Guadalquivir, con más de 30.000 hectáreas inundadas, hoy sabemos que las distancias de dispersión son mucho mayores. Los mosquitos se agrupan en nubes que cogen altura y éstas son dispersadas por el viento dominante a muchos kilómetros.
Este hecho recalca la necesidad del tratamiento preventivo de bajo espectro de las larvas de mosquito, y así evitar contagios en poblaciones que se encuentran a kilómetros de las tablas de arrozal.
Una vez el mosquito está en el aire, los tratamientos químicos son mucho más ineficientes; es aquí donde la lucha biológica es fundamental. Los núcleos de población próximos a arrozales y/o zonas inundadas están obligados a fomentar e incrementar los espacios para las aves y murciélagos que se alimenten de mosquitos, con refugios que favorezcan su instalación. Hay que tener en cuenta que cualquiera de las aves mosquiteras (aviones, golondrinas o vencejos) y cualquier murciélago, puede comer 3000 mosquitos por jornada, con un nivel de eficiencia absoluto, y ello sin afectar a ningún otro proceso vital, como sí hacen otros pesticidas que se presentan como alternativa.
Por tanto, lo más urgente es habilitar espacios públicos y privados con las estructuras que facilitan la nidificación de vencejos, aviones y golondrinas y llenarlos de cajas refugio para los murciélagos, lo cual no debería ser la excepción sino la norma.
Tercera lección: a más fauna menor riesgo. Hay especies que frenan la proliferación del virus. Perros, gatos, caballos, gallinas, palomas… son especies que resultan un callejón sin salida para la proliferación del virus, simplemente no pueden replicarse en ellos.
Cuarta lección: hay que adoptar estrategias de protección pasiva que generen espacios menos apetecibles para los mosquitos. Desde Ecologistas en Acción se propone para ello pantallas y ajardinamientos vegetales ante los núcleos de población con especies repelentes naturales de los mosquitos, como son la menta, citronela, lavanda, romero, albahaca, salvia y limoneros, naranjos.
En definitiva, desde Ecologistas en Acción, la propuesta es apostar por la prevención. No se puede olvidar el problema cuando acabe el verano; es necesario empezar a actuar para que en 2025 no vuelvan los problemas del virus del Nilo, con alto coste de víctimas mortales, problemas que serían controlables si se actuase a tiempo y en función de conocimientos ya contrastados.
FUENTE: Ecologistas en Acción
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