De dirigentes y líderes

«Nunca fui consciente de cualquier otra opción que no fuera la de cuestionar todo«. (Noam Chomsky)
por José Luis Pedreira Massa

 

Jueves, de noviembre de2024. Estamos en épocas congresuales y precongresuales para determinar la línea política y las personas que deben desarrollarla, a diversos niveles de representación. En estas ocasiones siempre hay marejada en las organizaciones políticas, a veces las que tienen unas olas más grandes no son las más peligrosas porque se las ve venir, pero en otras ocasiones existe una mar revuelta que incluye la resaca que socava la arena bajo los pies e incrementa la fuerza envolvente hacia mar adentro.

En estos congresos se dirime la elección de las personas con responsabilidad en la cúpula de los partidos y en sus organizaciones autonómicas, provinciales y locales. Existe una confrontación soterrada en ocasiones, pero como lucha abierta en otras, por ver quién o quiénes se alzan con esas responsabilidades de dirección y de gestión política de las organizaciones. Existen dos grandes posibilidades de ver la elección y/o designación de esas responsabilidades: el dirigente y el líder; en muchas ocasiones se emplean ambas acepciones como sinónimas, pero no es así y existen muchas y solventes razones para diferenciarlas.

Un dirigente tiende a enfocarse en la autoridad que representa y el control de la organización, el dirigente utiliza su posición jerárquica para establecer reglas y garantizar la disciplina, cuando no obediencia, en el seno de la organización. El líder se destaca por su capacidad para influir en los demás, inspirarlos y señalar el camino hacia un objetivo común para el conjunto de la organización.

Jefe vs líder gran debate, pero ¿en qué se diferencian?

Es evidente que mucha gente utiliza ambos términos de forma indistinta y son dos conceptos que, a menudo, se confunden. Ambos niveles de representación desempeñan un papel crucial en la supervisión y dirección de un equipo, pero sus enfoques y habilidades difieren significativamente.

Un dirigente tiende a enfocarse en la autoridad y el control, utilizando su posición jerárquica para establecer reglas y garantizar la obediencia. Un líder se destaca por su capacidad para influir en los demás miembros de la organización, consiguiendo inspirarlos y guiarlos hacia un objetivo común.

Un líder fomenta un ambiente de confianza y colaboración entre los integrantes de la organización, motivando al equipo en el que se apoya más directamente, para alcanzar su máximo potencial y superar los desafíos que fueran surgiendo. Por lo tanto, mientras que un jefe puede depender de la disciplina y el mando, un líder utiliza la empatía, la comunicación efectiva y el ejemplo personal para impulsar el crecimiento y el éxito colectivo.

En ocasiones la línea que separa a un jefe de un líder podría llegar a ser difusa, por ello comprender las diferencias fundamentales entre ambos conceptos es esencial para promover un entorno organizativo productivo y satisfactorio.

    1. Un dirigente se premia a sí mismo vs un líder que reconoce el valor de los demás.
    2. Un dirigente raramente se hará cargo de sus errores, pero se llevará todas las medallas por los logros. Difícilmente admiten haberse equivocado en un momento dado, o haber tomado una decisión que no resulta ser la adecuada. De esta suerte la culpa recaerá en los demás. Antonio Machado los define bien: “es propio de aquellos con mentes estrechas, embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza”.
    3. El líder es consciente de que los errores han de admitirse para aprender de ellos e intentar soslayar la posibilidad de volver a repetirlos. Un líder no acapara el mérito del trabajo él solo, sino que lo comparte con los demás, porque sabe que el trabajo se desarrolla en equipo y en ningún caso él solo ha podido realizar una tarea de la organización, sino que es gracias a la colaboración de todos en cada parte de la organización.
    4. Un dirigente es el superior vs el líder que es un compañero de trabajo.
    5. El dirigente se establece en despacho adecuado, alejado del barullo de la organización, lugar donde no se puede acceder a él con facilidad. No está presente en el trabajo del día a día por lo que su visión de cómo funcionan las dinámicas de trabajo está, cuanto menos, ligeramente distorsionada y no representa totalmente la realidad, y responde a una percepción que él o ella toma desde la distancia. Ante los progresos y problemas hay que ponerle en situación y en contexto de demasiadas cosas.
    6. Un líder puede ser también el superior jerárquico, porque tiene más experiencia que la mayor parte de los miembros de la organización y más responsabilidades pero comparte asiento con sus compañeros de organización y está en contacto con ellos. Ya sea para solucionar problemas juntos, para buscar y aportar soluciones y nuevas ideas fruto de su experiencia o para servir de apoyo.
    7. Un dirigente utiliza a las personas vs un líder que las hace crecer y madurar.
    8. Una de las principales señales que tiene un dirigente y no un líder es cuando se le ve tratar a las personas como “dispensables” para la organización. Una práctica muy común en los dirigentes consiste en decir: “si tú no puedes hacer el trabajo, lo hará otro”. Suelen usar esa expresión como excusa para forzar a las personas a hacer más de lo que deberían, dejando claro que, en cualquier momento, podrá venir alguien a sustituirle.
    9. Un líder apuesta por sus compañeros y se pone en su piel. No exige niveles de trabajo que no dejen espacio para el aprendizaje y la creatividad. Cuando un líder ve que un compañero está fallando en algunas cosas, su primera reacción no es amenazarlo con prescindir de él y buscar a otro, sino ayudarle y preguntarse si esa persona está en las condiciones de trabajo adecuadas para realizar su tarea correctamente.
    10. Un dirigente evoca temor vs un líder que evoca respeto y confianza

El dirigente proyecta una autoridad basada en un estado de superioridad hacia los miembros de la organización. Puede tener estados de humor variable y realiza respuestas con tinte autoritario en vez de colaborativo. Tiende a imponer su opinión sobre la de los demás sin escuchar lo que puedan ofrecer. Con un dirigente es difícil establecer una relación de confianza porque la comunicación es distante, no tiendes a pedirle consejo porque podría utilizar la información en contra del que acude a él.

La auténtica autoridad proviene del respeto por la persona. El líder se gana el respeto cuando se involucra en el trabajo en vez de dar únicamente ordenes, cuando demuestra a sus compañeros que se puede hablar con él con confianza y sin temor a recibir una reprimenda por opinar distinto o por no haber hecho exactamente lo que se había dicho. El líder valora el atrevimiento y la innovación. Al líder se le conoce, sus compañeros saben cómo es porque pueden establecer una comunicación fluida.

Un dirigente se centra en el trabajo y en los errores vs un líder que se centre en la gente y en soluciones.

El objetivo primordial de un dirigente es que las cosas estén hechas. Suelen percibir que cuanto más se haga más se avanza, pero luego gastan energías señalando todo lo que ha salido mal, sin pararse a pensar qué falla en el proceso. El problema siempre es de los demás.

El líder no solo busca que las cosas estén hechas, también se encarga de fortalecer y motivar a su equipo. Los verdaderos líderes toman la iniciativa para que las cosas salgan mejor, en vez de centrarse únicamente en señalar lo que está mal.

Un jefe piensa a corto plazo vs un líder que piensa en el futuro.

Las decisiones que toman los dirigentes solucionan problemas presentes pero no futuros. La mayoría de casos son disposiciones rutinarias que implican poco riesgo para la organización. El dirigente primará tener asesores de nueva generación y escasa experiencia, teniendo personas que no se van a enfrentar a sus órdenes o solicitudes. No sabe valorar que, a la larga, eso afecta a la marcha de la organización, y a los resultados sobre las decisiones sectoriales.

Las decisiones que toma un líder no tienen efectos inmediatos, sino que son una apuesta por mejoras que llegarán con el tiempo. Por ejemplo, tenderá a buscar los asesores con mayor experiencia y conocimiento en los campos sectoriales, conocen la filosofía de la organización y además aprenden cosas nuevas, con lo cual se convierten en el mejor activo a largo plazo.

Un dirigente dice “Yo…» vs un líder dice «Nosotros”

El dirigente es aquel que siempre ha de ser el centro de atención. Aprovecha cualquier oportunidad para explicar algo sobre él, sobre las cosas que ha hecho y sobre cuánto ha triunfado. Sus opiniones suelen ser las mejores y las opiniones de los demás son desacreditadas.

El líder da un paso atrás para dejar que salga lo mejor de su equipo y reconocerlo. Sabe implicar a los compañeros y señala que sus opiniones le importan, destacando la importancia del trabajo en equipo.

Un dirigente “sabe cómo se hace» vs un líder que «enseña cómo se hace”.

El dirigente siempre alardea sobre cómo se debe hacer algo, deja claro que él sabe hacerlo y que si él puede, los demás también. Pocas veces, o ninguna, se le ve haciendo lo que dice que sabe hacer, el modo correcto de hacer las cosas es el suyo, aunque no lo enseñe.

El líder sabe cómo debe hacerse algo y para que los demás también lo sepan lo hace con ellos. Les muestra sus tácticas, sus métodos, sus pautas y deja que los demás las lleven a cabo junto con él.

Laurence J. Peter demostró con datos que los empleados tienden a elevar su nivel de incompetencia cuando se encuentran en un ambiente de trabajo en el que se promueve la jerarquía. La jerarquización ilustra una tendencia que promueve un equipo fracturado y de bajo rendimiento en el que los integrantes han de rendir cuentas a un dirigente y ven sus capacidades menguadas; al final no son capaces de hacer sus funciones con eficacia.

Encontrar líderes es difícil, pero en muchas organizaciones es necesario que los superiores encuentren un equilibrio lo más cercano posible al líder. Probablemente se ahorrarían muchos problemas.

En resumen, las diferencias entre un dirigente y un líder se pueden sistematizar de la siguiente forma:

1. La forma en la que impone autoridad

Un dirigente impondrá sus órdenes simplemente por el hecho de tener autoridad para ello y sin necesidad de explicar por qué lo hace. Sin embargo, un líder se ganará la confianza de sus equipos y no tendrá la necesidad de imponer nada, ya que con explicar y ejemplificar es suficiente.

    • La visión del dirigente será siempre imponer, implantando una posición autoritaria, jerárquica y dominante.
    • La visión del líder será entender la autoridad como una opción a la que recurrir solo en determinados casos.

2. Forma de influir

Una de las cuestiones que más diferencia a un líder de un dirigente es la manera en la que influye en los demás.

En el caso de los dirigentes, se siente respaldada por la autoridad. En muchas ocasiones, sus colaboradores sienten desconfianza, temor y, por lo general, no inspira ánimo ni simpatía, ni fomenta el trabajo en equipo.

Los colaboradores de un buen líder se sentirán motivados y animados con la influencia de este. Un líder hace uso de su simpatía a la hora de influir en los demás, intentando motivarles para conseguir un mismo objetivo entre todos.

3. Su reacción ante logros y problemas: egoísmo vs. mutualidad

Los logros obtenidos por un dirigente son solo suyos, sin atribuir (o casi) parte del éxito a los demás. Será receloso de su éxito, creerá que solo le pertenece a él, y se verá intimidado si uno de sus comandados progresa mucho. Todo lo contrario, cuando aparece un error.

Por otra parte, un líder comparte los éxitos con todo el equipo, recalcando que se consiguen gracias al esfuerzo de todos. En el caso de que existan errores, el líder asume responsabilidades y no trata de culpar a otros.

4. Clima laboral generado

En el caso de organizaciones a cargo de un dirigente, se suele encontrar un grupo reducido de personas afines al dirigente, que intentan agradarlo y que no están muy abiertos a favorecer la inclusión de nuevas personas y el apoyo hacia estas sería nulo.

Mientras que, en las organizaciones bien lideradasno existen distinciones y no se encuentran estos pequeños grupos. Ya que el líder fomenta la inclusión de todos los empleados, quedando claro que, si una nueva persona pasa a formar parte del equipo, todos deben estar dispuestos a colaborar y a hacerle sentir uno más. Y esto se nota en el ambiente de trabajo.

5. Manera de solucionar problemas

Por lo general, un dirigente siempre busca culpables, no tiene paciencia y regaña al, para él, responsable del error. Un líder sabe cómo resolver los problemas de forma que no quedan restos negativos en el equipo… ¿Cómo? Con la mayor paciencia del mundo y cuidando el no perder el apoyo de sus compañeros cuando se están atravesando momentos complicados.

6. Forma de trabajar

Asignar tareas, repartir obligaciones y dedicarse a supervisar a los demás, son las características que representar a un dirigente en su forma de trabajar.

En el caso del líder, es uno más del equipo. A pesar de que también reparte tareas, nunca se quedará con los brazos cruzados, y se asegurará de que sus compañeros se encuentren a gusto, motivándolos y trabajando junto a ellos.

7. Visión de su equipo y proyectos

Un dirigente cosifica a su equipo con el único fin de cumplir los proyectos. Proyectos que poco le importa si son innovadores, motivadores y si representan progreso. Hay que lograrlos y punto.

Mientras que, como hemos visto, un líder visualiza a su equipo como personas del mismo nivel que él, con los que trabajar conjuntamente para lograr el bienestar y los objetivos comunes. Antes de lanzarse a conseguir un proyecto, un líder deberá asegurarse que este sea acorde a la compañía, innovador y creativo, y se visualice como un plan de superación personal.

8. Desarrollo personal

Al final, el desarrollo personal de los miembros de la organización va a estar influido por todos los aspectos comentados anteriormente y, por lo tanto, por el tipo de responsable del equipo.

Un dirigente estará centrado en la consecución de objetivos sin preocuparse tanto por la creatividad o pensamientos que se salga de ello. Esto impedirá a los compañeros desarrollarse más como persona.

Un líder busca que todos los integrantes de su equipo puedan desarrollarse como persona, que puedan usar el cumplimiento de los proyectos grupales como una base para el cumplimiento de los proyectos individuales.

Ser un líder es saber comunicar. Los líderes son extraordinarios comunicadores que influyen de forma positiva en los demás y orientan al resto del equipo hacia una mejora continua. Humildad, empatía y cercanía son tres características del contacto diario de los líderes con sus compañeros.

El liderazgo se basa en la confianza. Un líder debería tener suficiente confianza en sus colaboradores para delegar tareas con la tranquilidad de que van a llevarlas a cabo de la mejor manera posible. Un dirigente que acude a todas las reuniones, que tiene que estar encima de todo, no es un buen líder.

Ponerse en el lugar del otro es necesario en todos los aspectos de la vida, pero más aún si se quiere ser un buen líder.

Una de las principales diferencias comentadas de un líder vs. un dirigente es la forma en la que trata a los miembros de su equipo. En el caso de un líder, cobra gran importancia la inteligencia emocional y la necesidad de comprender las dificultades personales bajo las que pueden estar los compañeros.

Debes tener presente que no son máquinas de trabajo, son seres humanos completos con sus días mejores y sus días peores. Y esto, puede afectar a su rendimiento.

Liderar es ser honesto. La honestidad es un valor fundamental para cualquier líder. Los mejores líderes dirigen desde la franqueza, desde una visión estratégica clara y desde el reconocimiento a los méritos de sus colaboradores. Los líderes cumplen lo que prometen siempre que pueden y, cuando no pueden, lo explican. No les da miedo admitir que hay factores que escapan a su control; esa es una de las pruebas de su humildad.

Cabe destacar que no todos los líderes son iguales, no todos utilizan las mismas técnicas para llevar adelante sus tareas. La productividad, la satisfacción y la fidelidad de los equipos están sólidamente ligadas a la capacidad de los responsables de inspirar, motivar y contagiar pasión a sus colaboradores. En definitiva, los grandes dirigentes son grandes líderes.

Chris Lowney (2005) señaló una serie de características para un liderazgo efectivo y de valores:

    • Capacidad para conocerse a uno mismo: Descubrir recursos, debilidades y metas.
    • Ingenio: Capacidad para enfrentar con creatividad los cambios y a no temer al riesgo.
    • Amor: Permite ver a las personas como líderes y aprovechar sus capacidades.
    • Heroismo: Aspirar a ser mejores.
    • Conocer las propias posibilidades profesionales y sus límites.
    • Adaptarse a los cambios con creatividad y aceptar correr los riesgos adecuados.
    • Aceptar e integrar posibles liderazgos alternativos, por programas o ámbitos de trabajo.
    • Aspirar a la mejora y a la excelencia del funcionamiento de la organización.

Ahora ya estamos en plena fase de elecciones en muchas organizaciones políticas, aquí dejo las bases y fundamentos teóricos básicos, ahora queda decidir qué tipo de responsables políticos buscamos: dirigentes o líderes. Sería bueno primar la función social del liderazgo por los valores que encierra en su interior.

No se debe olvidar que ya nos avisó Mark Twain al decirnos que “es más fácil engañar a la gente, que convencerlos que han sido engañados”.

Dr. José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).

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