Félix Población.
El pasado 29 de abril de 2018 asistimos en España a un nuevo episodio de la sumisión de los medios de información al imperio económico de la propaganda y, con ello, a la genuflexión de los periódicos ante los poderes financieros que rigen las grandes empresas multinacionales, aunque sobre ellas pesen graves responsabilidades en la contaminación del planeta.
Los diarios El Mundo, El País, ABC, La Vanguardia, La Razón y El Periódico son algunos de los grandes medios de comunicación impresos en papel de nuestro país que ese día amanecieron con su portada en negro, como parte de una campaña publicitaria de la marca de automóviles Audi. La campaña, bajo el lema “Hoy cambia todo” y acompañado del logo de la marca alemana, se refiere a un nuevo coche, totalmente eléctrico.
Como es de recordar, la marca alemana Audi pertenece al Grupo Volkswagen, con sede en la ciudad alemana de Wolfsburgo. Ese grupo protagonizó en 2015 el escándalo Diéselgate, sobre la instalación de software para modificar los resultados en los controles técnicos de emisiones contaminantes en 11 millones de vehículos diésel de este grupo del sector del automóvil, 200.000 de ellos de la marca Audi.
Dicho queda, y dirigido a aquellos profesionales de los distintos medios audiovisuales privados que no tienen reserva en promocionar productos comerciales de todo tipo en los mismos programas donde ofrecen la información. De seguir así, intercalarán anuncios entre los puntos y aparte, y lo seguiremos llamando libertad de expresión.
Según el informe de 2018 de Infoadex, en 2017 continuó la dinámica de bajada en ingresos por publicidad de los diarios impresos. De los 658,9 millones de euros ingresados por las cabeceras en 2015 se pasó a los 617,4 en 2016 y a los 567,4 el pasado año. La caída de las portadas en manos de los Diéselgate viene a contaminar aún más la deontología del periodismo vigente y decadente.
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