Caso Khashoggi: el cerco se estrecha sobre el príncipe Mohamed bin Salman

Houssien El Ouariachi

Cuatro semanas después del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, en el consulado de su país en Estambul, el caso sigue de máxima actualidad y sus implicaciones internacionales se multiplican.

El fiscal general de Estambul, Irfan Fidan, ha hecho oficial lo que ya se había filtrado a los medios de comunicación. Esto es que Khashoggi fue estrangulado nada más entrar al consulado y su cadáver descuartizado y hecho desaparecer siguiendo sus verdugos un plan premeditado. Fidan hizo estas declaraciones coincidiendo con el regreso del fiscal general saudí, Saud Al Mojeb, a su país tras varios días de visita en la capital otomana.

La fiscalía turca esperaba progresos en el caso con la visita del fiscal general saudí, sin embargo, tras varios días en Estambul, juzgan la estancia como improductiva por sus escasas aportaciones. Fuentes turcas informan de tres preguntas directas efectuadas al visitante saudí; a la pregunta de dónde se encuentra el cadáver no ha ofrecido respuesta alguna, a si fue un crimen premeditado, respondió que no, respuesta que contradice la versión oficial del Reino, y sobre la identidad del agente local que se habría encargado del cuerpo del delito, su respuesta fue clara y sorprendente, no hay agente local, lo que significa otra contradicción grave de las diferentes versiones dadas por las autoridades saudíes.

Asimismo, el fiscal saudí solicitó a las autoridades turcas acceder a todas las pruebas que poseen del caso, a lo que éstas se negaron. La única aportación a la cooperación entre turcos y saudíes ha sido, hasta el momento, la facilitación de cada parte a la otra de las declaraciones hechas en los interrogatorios por los dieciocho acusados interrogados en Riad y los 45 empleados del consulado, lo que ha llevado al ministro turco de exteriores, Meulut Çavusoglu, a quejarse de la falta de voluntad de cooperación de las autoridades saudíes, quejas que ha reiterado tanto el presidente del país como el mismo fiscal general de la república.

Las autoridades turcas y muchos gobiernos empiezan a impacientarse con la falta de seriedad del gobierno saudí y su voluntad de entorpecer la investigación con el fin de dilatar el caso en el tiempo y proteger al príncipe heredero, Mohamed bin Salman, señalado por todos como la autoridad que ordenó el crimen.

La semana pasada, Çavusoglu trasladaba a su homólogo saudí, Adel Al Jubeir, la solicitud de la fiscalía turca de extraditar a los dieciocho acusados detenidos en Riad para interrogarles y entregarles a la justicia turca, petición que fue rechazada en declaraciones de Al Jubeir, lo que no ha impedido a los turcos volver a cursar la misma solicitud hoy al fiscal general saudí. El rechazo saudí tiene un claro significado político, según expertos, ya que en caso de acceder a la petición, los interrogatorios podrían desembocar en la acusación de MBS, y sobre todo, al hacer frente a la pena capital en Arabia Saudí, podría ser la salvación de los asesinos ser juzgados en Turquía donde no existe la pena de muerte, aún.

Los intentos saudíes de evitar a toda costa el esclarecimiento del asesinato de Khashoggi fracasan uno tras otro, lo que ha hecho que muchos aliados, Estados Unidos a la cabeza, se sientan “traicionados”, como dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, y estén preparando sanciones al régimen saudí. El cambio del discurso de Trump respecto a su joven aliado y protegido saudí se debe al informe elaborado por la directora de la CIA, Gina Haspel, tras su visita a Ankara el martes pasado justo antes del discurso de Erdogán, con el fin de comprobar las pruebas del caso en posesión de la policía y la inteligencia turcas. El Washington Post aseguraba en su edición del miércoles pasado que Haspel ha oído grabaciones “espeluznantes” en la que se escucha la voz de Saúd Al Qahtani, amigo, estrecho colaborador y hombre de confianza de MBS y se escucharía también la voz de este último.

La administración Trump ha anunciado sanciones contra 21 altos cargos saudíes y el congreso estadounidense está preparando una serie de sanciones al país árabe que pueden incluir la retirada de apoyo en la guerra de Yemen; por su parte, los ministros de exteriores de Alemania, Reino Unidos y Francia han lanzado serias advertencias y preparan también sanciones que podrían ser aprobadas por la Unión Europea.

Las consecuencias del caso sobre Arabia Saudí se multiplican, el fracaso del Davos del Desierto no es más que un avance. Los turcos no han roto las relaciones hasta el momento, la posesión de pruebas confidenciales les permite gestionar el tiempo y apretar a MBS a cometer más errores y mermar así su credibilidad ya maltrecha. Pero es la toma de una posición clara por parte de Estados Unidos lo que determinará el destino de MBS.

Por su parte, el Reino Unido parece tomar cartas en el asunto y prepara una sucesión pacifica en el poder en el seno de la familia Saúd y evitar una revuelta interna no controlada. En este contexto se puede entender el regreso del hermano benjamín del rey Salman, el príncipe Ahmed bin Abdelaziz, residente desde hace años en Londres y quien ha manifestado hace poco, antes del escándalo del consulado, su desacuerdo con las políticas de su hermano y su sobrino.

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