Carta de bienvenida a la nueva Ministra de Sanidad

por José Luis Pedreira Massa

 

Estimada Ministra:

Sea de inicio darle la enhorabuena y reconocer que el cambio de Ministerio era algo esperado por su acompañamiento y participación en los últimos avatares de la pandemia, con sus dificultades y sus complicaciones.

Me va a permitir que me presente ante esta osadía de escribirle en el día de su toma de posesión, pero la situación de la sanidad, del Sistema Nacional de Salud (SNS), del cual pasa a ser su máxima autoridad, no tienen más tiempo de espera. Por esta razón este veterano profesional sanitario, con más de 45 años de servicio, se ha decidido a perturbar su toma de posesión.

Mi hoja de servicio tiene pinceladas profesionales, docentes, investigadoras y de asesoría a diversos gobiernos siempre del planteamiento progresista. Le he de decir que no siempre he sido un obediente profesional, aunque sí me he mantenido disciplinado y con lealtad, manifestando, en tiempo y forma, mis desavenencias, si las hubiere, de forma clara.

Desde esta lealtad y compromiso, le trasmito mi más cordial enhorabuena, mis mejores deseos de éxito y mi ánimo de seguir colaborando en la tarea iniciada para la consolidación del SNS que, modestamente, pienso que hay que abordar sin dilación alguna.

La pandemia y su devenir ha hecho de elemento para desenfocar la atención sanitaria a la población, pero ha evidenciado las carencias del SNS y esa extrema vulnerabilidad a la que hacía referencia. Una vulnerabilidad a la que se llega tras años de ataques y conductas de debilitamiento en los Gobiernos de la derecha, tanto a nivel estatal como a nivel autonómico.

Fruto de estas opciones de debilitamiento se han sucedido acciones que confirmaban los pasos, descritos por Noam Chomsky, hacia la privatización de los servicios públicos: disminución de la financiación de servicios públicos, quejas de la población y profesionales ante la degradación de la prestación del servicio y, por fin, privatización del servicio por la “ineficacia e insatisfacción” en la prestación de ese servicio.

En muchas CC.AA ya se encuentran, desafortunadamente, en la fase tres. Este modelo gestor repercute directamente sobre la línea de flotación del SNS y la pandemia lo ha puesto de manifiesto. Parece que el sistema asistencial no está a la altura, sin embargo, ha trabajado por encima de sus posibilidades reales con dedicación y compromiso profesional y personal, habiendo aportado una elevadísima tasa de contagios y fallecimientos a esa estadística tremenda de la pandemia.

Se acaba de emitir un informe europeo, elaborado por Corporate Europe Observatory, donde se concluye: “la privatización del sistema sanitario europeo ha tenido efectos mortales, puestos en evidencia durante el último año de la pandemia”, complementa esta visión afirmando que “la subcontratación y la provisión privada de atención médica han degradado significativamente la capacidad de los Estados miembros de la EU para lidiar de manera efectiva con la Covid-19” y, como a visaba Chomsky, “el sector sanitario privado está abusando de la pandemia para recibir más dinero público, principalmente a través de los fondos de recuperación”.

Amnistía Internacional señala que, durante la década de políticas económicas de austeridad, el gasto público en el sector salud tuvo una caída del 11,2% en el periodo 2009-2018, incluso cuando el PIB de España creció un 8,6%, lo que dejó a los servicios de atención primaria (AP) sobrecargados, con poco personal y con fondos insuficientes cuando llegó la Covid-19”.

Se supone que a lo largo del año 2022 la EU requiera un ajuste presupuestario para retomar la línea de la ortodoxia presupuestaria, lo que podría condicionar un nuevo recorte del gasto público, incluida la atención sanitaria. Sin embargo, “la pandemia demuestra que se necesita exactamente lo contrario, sobre todo porque los científicos advierten de la producción de nuevas pandemias por la destrucción de la biodiversidad”.

Si esto acontece en el plano de la financiación, en el plano organizativo la repercusión es tremenda, sobre todo para la AP y para la Salud Pública (SP), por lo que se precisa un esfuerzo suplementario para evitar la catarata de los impactos en el conjunto de los servicios públicos asistenciales, lo que hará empeorar los indicadores del SNS en su conjunto.

Estas son alguna de las vulnerabilidades del SNS como consecuencia de políticas gestoras con escaso o nulo (re)conocimiento de la especificidad de la gestión sanitaria. El primer axioma de las políticas de izquierda consiste en presentar la partida presupuestaria de la sanidad no como gasto, como hace la derecha económica, política y mediática, sino como inversión necesaria y herramienta potente para la cohesión económica, social y territorial. Gran esfuerzo tendrá que realizar, Ministra, para modificar, de forma eficaz y eficiente, este planteamiento. Si lo consigue, tendrá de su parte a una elevada proporción de los profesionales sanitarios y de la población en general.

Es fundamental esta perspectiva de sostenibilidad y financiación del SNS, porque es el argumento fundamental por parte de los grupos de presión mediáticos, políticos y profesionales. La pandemia y la sostenibilidad del SNS son dos escollos con los que su gestión deberá lidiar con consistencia y decisión para avanzar.

La gestión sanitaria resulta compleja, porque al lado de estas dos circunstancias actuales, están los temas de siempre como Recursos humanos (formación y titulación), organización del SNS como una corporación, la definición de las grandes estrategias (AP, Salud Mental), la digitalización efectiva del SNS, la renovación del aparataje médico, la regulación de una política del medicamento de cara a la financiación y limitar el poder de la industria farmacéutica y tecnológica, el desarrollo de la agencia estatal de SP y tantos sectores más que están “aparcados”, paralizados, de forma muy preocupantes para la funcionalidad del SNS. Pareciera que Covid-19 les hubiera afectado y paralizado. Es obligatorio poner en marcha estos y otros puntos que ni pueden ni deben seguir paralizados. Hay que hacer cosas sensatas y con contenido científico-técnico contrastado para desarrollar las tareas pendientes, la inacción no soluciona los problemas, sino que los empeora e incrementa el sentimiento de frustración. La inacción lleva a la atrofia funcional, que facilitará la anquilosis de las articulaciones, esa alteración le conducirá a la rigidez de la articulación con gran limitación e insuficiencia funcional. Es un mal camino.

Quizá no hay que ser del sector sanitario para presidir el Ministerio de sanidad, en este sentido hay opiniones contrapuestas, pero sí que se debe tener conocimiento y experiencia en la gestión sanitaria, sobre todo de servicios públicos de salud, porque es una gestión basada en la complejidad.

En todo caso parece razonable, caso de provenir de otros sectores, saber rodearse de personas con experiencia manifiesta y acrisolada en el campo sanitario y que los consejos y comisiones asesoras funcionen de forma fluida. Lo que se precise modificar por haberse demostrado ineficiente (le aseguro que tiene varios frentes en esta dirección), debiera ser cambiado en aras a una progresión más adecuada a los nuevos objetivos, incluso aunque aparenten continuistas, pero que serán los suyos propios.

Desde ya, le deseo todo lo mejor, habida cuenta que se enfrenta a un gran reto: la gestión de la sanidad no es solo la gestión de la pandemia, la incluye y su labor fundamental será integrar a la pandemia en la atención sanitaria global y no al contrario, le recomiendo superar la tentación de la inercia y considerar la sanidad como parte de la pandemia.

Mis ex-alumnos, familia y amistades de Canarias me han hablado de la ministra, me permitirá que le diga que incluso bien, lo que me satisface sobremanera. Puede contar con este veterano, si lo cree pertinente, que se sitúa en posiciones de crítica constructiva, tal como ha sido toda mi trayectoria profesional y científico-técnica.

No es el momento de contribuir a incrementar las dudas, sino que se precisa concitar voluntades de colaboración y de trabajo en común por el bien del maltrecho SNS. En esta defensa y en la consolidación del sistema, siempre se podrá contar con este veterano.

Un saludo cordial, Ministra.


José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).
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