
Convocatoria abierta para participar en la jornada del Día Internacional de las Personas con Discapacidad
Mapeo ciudadano de barreras y propuestas de mejora urbana para una movilidad sin obstáculos
Martes, 14 de octubre de 2025. Aracena acogerá el próximo 3 de diciembre la jornada Carril Azul, una convocatoria ciudadana abierta a todas las personas que quieran acompañar a quienes viven cada día las dificultades de desplazarse en un entorno urbano lleno de obstáculos. El paseo, breve, lúdico y pacífico, se propone como acto central del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, declarado por Naciones Unidas en 1992, con la intención de visibilizar las carencias que todavía persisten en la accesibilidad y de reivindicar, con serenidad y confianza, el derecho a moverse sin barreras.
La iniciativa parte de Ricard, vecino de la localidad, y no responde a ninguna organización o asociación concreta. Nace de la experiencia directa de quienes conocen bien las aceras imposibles, los bordillos sin rampa o los coches mal aparcados que bloquean el paso. En sus palabras, se trata de “dejar de ser un colectivo que no existe”, y de reclamar con calma, sin estridencias, la atención que merece una minoría que tiene los mismos derechos que cualquier otra persona a desplazarse con seguridad y autonomía.
El paseo del Carril Azul partirá de la plaza de San Pedro, donde también concluirá tras un recorrido que rodeará el Ayuntamiento. Será un trayecto corto, pero significativo: en ese entorno se localiza uno de los puntos negros más evidentes de la ciudad, una acera demasiado estrecha que obliga a dar marcha atrás o a invadir la calzada. Dos rampas o un pequeño tramo del propio “carril azul” bastarían para resolverlo, según explican los organizadores. El itinerario se cerrará en el Paseo de Aracena, donde se ofrecerá café a los participantes y se celebrará un sorteo simbólico “siempre toca”, en un ambiente de convivencia y agradecimiento.
La jornada servirá también para seguir elaborando un plano colaborativo de la ciudad. Se invita a los asistentes a señalar sobre él los puntos de difícil acceso, los estrechamientos y los lugares donde el paso resulta peligroso. Esta información, recopilada colectivamente, pretende ser útil para futuras actuaciones y para fomentar la colaboración con centros escolares y asociaciones. La idea es que los niños y niñas participen en esa localización de “puntos negros”, aprendiendo de forma práctica el valor de la accesibilidad y de la solidaridad cotidiana.
Entre las propuestas concretas del Carril Azul figuran medidas de aplicación sencilla y bajo coste, pensadas más desde el sentido común que desde la ingeniería urbana. La primera sería la señalización azul en las aceras, un sistema visual que advierta a las personas con movilidad reducida de los tramos donde encontrarán estrecheces o barreras. El color elegido no es casual: el azul simboliza serenidad, paz y confianza, y da nombre a la jornada. También se plantea la creación de pequeños tramos de “carril azul” —a modo de los carriles bici en otras ciudades— que permitan sortear obstáculos insalvables sin tener que salir a la calzada ni enfrentarse a situaciones de riesgo, especialmente en zonas con establecimientos hosteleros donde el mobiliario exterior invade el paso.
Otra de las medidas destacadas es la vigilancia y sanción de los vehículos que aparcan donde está prohibido. Los impulsores no ocultan que la retirada por grúa sería impopular, pero insisten en que es imprescindible para garantizar el cumplimiento de las normas básicas de convivencia. En las calles donde el aparcamiento es en batería, proponen delimitar con pintura azul el espacio de maniobra para evitar que los coches sobresalgan sobre la acera y reduzcan el paso a la mitad. También señalan la necesidad de revisar la colocación de papeleras, farolas y señales de tráfico instaladas sin criterio, que muchas veces convierten una acera estrecha en una barrera infranqueable.
El documento de convocatoria recuerda que en numerosos puntos de la localidad sería posible ampliar las aceras sin afectar al tráfico, y que en otros bastaría con instalar rampas adecuadas o enlazar tramos mediante el futuro carril azul. Son actuaciones elementales, dicen, pero que tendrían un efecto inmediato en la calidad de vida de muchas personas. “Creemos que nuestra dificultad motora transmite la buena voluntad que nos ofrecen los aracenenses cuando nos ayudan a superar algunos de los obstáculos con que nos encontramos en las calles de nuestra ciudad. Gracias a todos”, señala Ricard Aracena en su carta abierta, en la que insiste en el carácter positivo y constructivo de la convocatoria.
El Carril Azul no es un movimiento organizado ni una campaña institucional, sino una jornada de encuentro cívico. “Quizás no seamos oídos”, dice su impulsor, “pero eso no nos debe impedir tener la esperanza de que un día sea realidad el reconocimiento al que tenemos derecho”. Por eso, la invitación está abierta a todas las personas que quieran sumarse, vivan o no en Aracena. El objetivo es caminar juntos, marcar sobre el terreno los puntos donde la ciudad aún falla, y recordar —con serenidad, paz y confianza, los tres colores del azul— que la accesibilidad no es un privilegio ni un favor, sino una obligación social.






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