Dos personas rescatadas por Sea Eye narran ante la cámara haber sido testigos de una espeluznante atrocidad. Según el testimonio de una de ellas, un jefe mafioso habría arrancado de los brazos de su madre a un recién nacido para echárselo a los perros hambrientos. El suceso habría ocurrido en un campo de detención en Libia
En Noviembre de este año el buque de salvamento alemán Alan Kurdi rescató a dos personas migrantes que viajaban en un bote de goma frente a las costas de Libia. Un rescate más de los que la tripulación del barco humanitario alemán ha llevado a cabo desde que decidieron echarse al mar para evitar que más personas migrantes que salen de las costas de Libia engorden las cifras de muertes en el “maldito” Mar Mediterráneo.
Tras el rescate y puesta a salvo de estas personas, los observadores de derechos humanos a bordo del buque de la ONG alemana Sea Eye, colaboradora en los rescates con la organización española Proem-Aid, entrevistaron a dos supervivientes que estaban traumatizados ante el horror de la escena de la que fueron testigos durante su hacinamiento en un campo de detención libio.
Relato espeluznante
Como se puede ver en el vídeo que acompaña este articulo, la persona rescatada describe las escenas horribles que vivió durante el tiempo que pasó en uno de los tantos campamentos que los traficantes de seres humanos tienen instalado en la costa de Libia . El hombre asegura con la voz entrecortada, haber visto cómo un jefe mafioso libio arrebata de los brazos a un recién nacido vivo de una mujer somalí y se lo arroja a un «perro hambriento». Se puede ver claramente en las imágenes al relatar este horrible y criminal acto, que la mujer que lo acompaña se tapa la cara con las manos ante el espeluznante testimonio que describe su compañero ante la incredulidad de la observadora de derechos humanos a bordo en la misión de rescate.
Las situaciones de violencia que describen las personas que están en Libia descubren la crueldad que las mafias de trafico de personas ejercen sobre la población migrante en el país norte africano. Otro joven africano rescatado por Sea Eye cuenta cómo fue obligado a llamar a su familia para pedirles que transfirieran dinero porque no podía soportar el dolor que estaba sufriendo al ser golpeado con palos reiteradamente por sus captores, negreros sin escrúpulos del siglo XXI.
Consecuencias de la externalización de fronteras de la UE
Un portavoz de la Sea Eye denuncia a El Foro de Ceuta que “decidimos sacar a la luz estas imágenes porque la situación en los campamentos de Libia es parte de la realidad de la seguridad fronteriza europea que ha llevado a externalizar el sufrimiento de las personas migrantes”. “El comercio de esclavos, la tortura severa, los malos tratos, la violencia sexual, pero también la falta de alimentos, la atención médica completamente inadecuada y las condiciones inhumanas insalubres en Libia y en otros países en el norte de África, no han llevado a más que a un empeoramiento por endurecer la política migratoria europea, financiando acciones criminales en contra de los derechos fundamentales de las personas”.
“Los gobiernos de los estados miembros de la UE son culpables y nos hacen culpables durante estos años. Porque es nuestro tiempo. Son nuestros hermanos, hermanas y sus hijos quienes son torturados, violados y asesinados en Libia. El hecho de que se abran profundos abismos se acepta conscientemente por Europa”, sentencia el miembro de la ONG.
«Por lo tanto», finaliza, «pedimos nuevamente al Gobierno Federal de Alemania, a la Unión Europea y a todos sus estados miembros, que pongan fin a la política inhumana de devolver a los rescatados en el mar a Libia, y cambien a una política humanitaria orientada a los derechos humanos. Personas particularmente vulnerables, familias, mujeres embarazadas y niños deben ser evacuados y no entregados a las mafias que seguirán comerciando con ellos”.
Gobiernos europeos, cómplices morales
Mientras siguen ocurriendo estas atrocidades, dignas de un genocidio, los gobiernos europeos siguen insuflando millones de euros a terceros países para que la inmigración ilegal no traspase las fronteras, blanqueando el discurso de los partidos de extrema derecha europea que, sin complejos, apoyan estás acciones, más parecidas a las políticas de exterminio que los nazis realizaron hace 80 años.
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