Una ciudadanía multicultural…

El concepto de ciudadanía ha variado, nutriéndose de un abanico de diferentes posibilidades.

por Marisol Chévez Hidalgo

La propuesta de una ciudadanía multicultural, se puede fundamentar desde el ámbito de una teoría clásica liberal de los derechos de las minorías, misma que coexista desde la óptica de los derechos humanos, pretendiendo afrontar los diferentes escenarios no solo particulares, sino también comunes, acontecidos en diversas sociedades alrededor del mundo; las cuales han sido reconocidas como pluriculturales, multiétnicas y plurilingües.

Siguiendo al filósofo canadiense Will Kymlicka, el concepto de ciudadanía ha variado, nutriéndose de un abanico de diferentes posibilidades; replanteando el reconocimiento y respeto de nuevos colectivos ciudadanos, pero desde un ámbito social, político y económico más amigable, aunque esto sea interpretado como la anagnórisis de “derechos especiales”, frente al resto de la sociedad.

Esos derechos, solo responden a las nuevas características que nos constituyen como ciudadanos, debido al efecto propiciado por las conquistas, colonizaciones y migraciones; donde esta coyuntura en torno a la identidad, ha evolucionado mucho desde la polis griega, más allá de un imaginario colectivo implantado históricamente.

Así desde esa época, se ha venido haciendo eco de unos ancestros étnicos y culturalmente comunes, buscando una especie de unificación social ilusoria, misma que en realidad se nos presenta como inexistente, desde el ámbito antropológico y socio-histórico.

Ahora según expone el filósofo, los problemas radican en la aceptación y construcción de una ciudadanía multicultural, frente al hecho de que si las minorías étnicas y nacionales, están solicitando a los estados que se les reconozca y apoye su identidad cultural, entonces cómo se puede traducir ésta ciudadanía en la práctica, ante las nuevas identidades que nos constituyen.

Porque es necesario por parte del Estado, la implementación de políticas públicas más inclusivas, posibilitando ambientes que promuevan no solo el respeto sino también la equidad social, desde todos los ámbitos que constituyen a un ciudadano.

Así Kymlicka, propone que existen determinados tipos de derechos colectivos en los que nos deberíamos de enfocar, ya que resultan coherentes con los principios democráticos que constituyen a un estado social de derecho, con lo cual, estos derechos colectivos se desprenderían de una ética de mínimos, donde se busca un consenso entre la libertad individual, la justicia social y la unidad nacional.

Ahora, dentro de esta propuesta de ciudadanía multicultural, no es posible aplicar una fórmula única, misma que brinde una solución general y a la vez, responda de manera integral a las diversas problemáticas que son constitutivas de un ciudadano complejo.

Lo anterior, debido a que este ciudadano complejo como él lo llama, puede ser inmigrante, asilado político o provenir de un contexto histórico-social, cultural, étnico o religioso, muy diferente al del resto del mundo; proponiendo dirigir su análisis hacia la construcción de una ciudadanía multicultural, orientada hacia los derechos lingüísticos, territoriales, al federalismo y a enfrentar el peligro de la secesión, siendo estos temas medulares para comprender las nuevas políticas multiculturales.

De esta forma, se propone enfrentar el colapso generado por el pensamiento neoliberal con un proyecto alternativo para corrientes progresistas, desde el desarrollo de una ciudadanía multicultural que busque preservar la libertad y la igualdad, pudiendo salvaguardar el estado de bienestar por medio de su superación, la cual se concreta ajustándose a los tiempos de cambio, constitutivos de todo proceso cultural a través de la historia.


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