PabloMM: “Vox es un grupo de niños de papá que vienen a defender sus intereses”

por Adrián Juste

 

Martes, 10 de agosto de 2021. PabloMM, periodista y activista conocido por ser una de las cuentas no adscritas a ningún medio o partido político con más seguidores dentro del espectro progresista o de izquierdas. Con casi 120.000 seguidores en Twitter y unos 30.000 en Instagram, se le conoce especialmente por tuits y publicaciones a partidos y gobiernos de derechas, incluyendo actuaciones, acciones, ideas, a menudo a través de la actualidad política y social. Es conocido además por no dejar títere con cabeza, criticando si hace falta también a partidos o personas de izquierdas, o que se autodenominan de izquierdas, y siempre con un estilo irreverente, contundente e incluso sarcástico y satírico, con muy pocos pelos en la lengua.

Al Descubierto: Antes que nada, para entrar un poco en materia y que la gente sepa un poco de ti, ¿quién es PabloMM?¿Cómo te definirías y qué podrías contar de ti?¿En qué consiste el activismo que haces en redes y en general?

PabloMM: Fundamentalmente soy periodista, es lo que me considero y lo que creo que me define. El activismo en redes sociales es una faceta secundaria de mi trabajo. Las redes sociales son una herramienta muy importante para la difusión del trabajo de un periodista, hoy fundamental, pues, si no tienes redes sociales, en el periodismo no eres nadie, y más desde que estamos atados a la dictadura del click.

Además, también utilizo las redes sociales para intentar influenciar en la medida de lo posible en la opinión pública para intentar atraerla hacia las posturas democráticas y luchar contra los discursos extremistas. Así definiría a PabloMM que, por otra parte, es un personaje diferente a Pablo M***, que soy yo.

No quiero ser un periodista objetivo, nunca lo he pretendido. No quiero ser un periodista neutral, sino que quiero ser un periodista que tome partido.

Es otra cosa bastante diferente. En mi vida, en mi día a día, apago las redes sociales y no estoy sometido a amenazas, sometido a presiones o a escarnios públicos… es otra cosa diferente. Y he conseguido, de hecho, que no me afecte la presión de las redes sociales como le pasa a mucha gente. Estamos viendo como muchas personas están abandonando las redes sociales por la presión, pero yo, apago Twitter y sigo con mi vida. No me afecta en absoluto.

Y después está la parte personal, donde hago activismo en asociaciones, activismo vecinal, activismo en el barrio… que es otra cosa diferente a lo que hago en Twitter. De hecho, en las asociaciones, en los barrios, en los colectivos… casi nadie sabe quien soy en Twitter. Separo mucho una cosa de la otra.

AD: Es decir, digamos que PabloMM empieza en este mundo como periodista porque te interesa esa faceta del activismo desde el periodismo…

PM: Sí, cometí el error de estudiar periodismo.

AD: (ríe)

PM: Estudié la carrera de periodismo y, por tanto, empecé como periodista. Ojalá no hubiera estudiado la carrera porque no sirve absolutamente para nada, pero empecé por eso. El periodismo me encanta, pero la carrera de periodismo no.

Y de ahí derivo en el hecho de que yo no quiero ser un periodista objetivo, nunca lo he pretendido. No quiero ser un periodista neutral, sino que quiero ser un periodista que tome partido porque soy una persona politizada, ideologizada e influenciada, y utilizo el periodismo para luchar contra todo aquello que considero que es injusto.

AD: ¿Escribes en algún periódico o para algún medio?

PM: Fíjate, yo empecé trabajando en el ABC. En la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid, el ABC sacaba un suplemento y ahí me contrataron. Después de ahí pasé a trabajar para El País. De ahí me largué porque estaba harto de copiar y pegar teletipos y de subir a la web la viñeta de Peridis, la de Forges… Era lo único que hacía.

Hubo un incendio al lado de la sede de El País y le dije a mi jefe “vamos a ir a ver qué pasa”. Y me dijo “no, no, esperaros al teletipo”. Y yo estaba harto de copiar y pegar teletipos. Ese es el periodismo de El País.

Cuando yo me abrí Twitter aquello era campo, había en España como mucho unos mil usuarios. No me abrí Twitter con ninguna otra intención más allá de ver qué era aquello.

Después he colaborado en CTXT, en El Salto Diario… hasta que hace tres años con un grupo de periodista fundé Kamchatka.es. Es una cooperativa de medios independientes donde hacemos el periodismo en el que creemos. Hacemos prensa digital, contamos con una productora donde elaboramos contenido audiovisual… en eso básicamente ocupo mi tiempo además de colaborar con otros medios, que es algo que tengo que hacer porque un medio independiente como Kamchatka todavía no da para comer.

AD: De hecho, el periodismo independiente en general da poco para comer…

PM: El periodismo independiente es una mierda. A menudo se dice que el periodismo independiente está estupendo, pero el periodismo independiente te va a condenar a tener unas condiciones precarias toda tu puñetera vida. Si ya en periódicos independientes mucho más potentes como pudiera ser La Marea por ejemplo, tiene que estar pidiendo suscriptores cada dos por tres… primero porque los suscriptores no son duraderos: se suscriben un mes y luego te quitan la suscripción. Y tienes que estar constantemente pidiendo, pidiendo…

La única manera más fácil de ganarse la vida con el periodismo ya sabemos cuál es. Es Eduardo Inda, es Francisco Marhuenda… a Inda, director de OkDiario, le dieron más de tres millones de euros para fundar el periódico. ¿Qué tiene que hacer Eduardo Inda? Le pasan una agenda, pone las noticias y a vivir. Y tiene una casa en Mallorca y una novia de 25 años.

¿Y los periodistas independientes qué tenemos? Precariedad y miseria para toda la vida.

AD: Además de esta dedicación en periodismo, es en redes sociales donde se te empieza a conocer, empiezas a tener más repercusión, donde destacas especialmente por tu contenido político. ¿Siempre te ha interesado la política? Cuando te creaste Twitter, ¿era tu intención utilizarlo para hacer activismo? Cuéntanos un poco cómo fue ese proceso y cómo lo compaginas con tu activismo a pie de calle.

PM: Me abrí la cuenta de Twitter hará como 15 años, a los dos o tres meses de lanzarse la red social, nada más empezar. Cuando yo me abrí Twitter aquello era campo, había en España como mucho unos mil usuarios. No me abrí Twitter con ninguna otra intención más allá de ver qué era aquello.

Con el paso del tiempo, empecé a descubrir las posibilidades que tenía Twitter como una herramienta comunicativa, para informarte al margen de los grandes medios de comunicación. Cuando empecé en Twitter habían muy pocos medios independientes todavía, entonces era una manera de enterarte de lo que pasaba en otras partes del mundo y trabajar al margen de la prensa tradicional.

Empecé a contactar con activistas de América Latina, del resto de Europa… e irme informando de lo que pasaba por allí. Se convirtió en eso: en una herramienta de comunicación alternativa para alejarte de la información de los grandes medios.

Con el tiempo, empecé a ganar seguidores, a tener cierta repercusión, y ya la utilicé para diseminar mis propios contenidos, fabricar mis propias noticias y distribuirlas a través de las redes sociales. Y es ahí donde empecé a ganar repercusión.

Menos teterías de Malasaña donde te cobran cuatro pavos por un muffin y más volver a los centros de trabajo

¿Cómo lo compagino como mi vida diaria? No tiene nada que ver una cosa con la otra. No utilizo mi influencia en Twitter en el activismo que hago en mi vida diaria. Casi nadie en mi vida diaria, en las asociaciones, en el colectivo antifascista donde estoy… casi nadie sabe que soy PabloMM. Lo saben tres o cuatro personas de mi entorno. Lo saben mis amigos que me trollean con esto constantemente…

AD: (ríe)

PM: … pero no lo sabe ni mi familia, por ejemplo. Yo sigo muy apegado al activismo de barrio que creo que es el que funciona. Creo que Twitter es una herramienta secundaria. Hay que hacer activismo en las calles, pisar las calles, pisar los barrios, pisar las plazas, pisar los centros sociales, ir a parar un desahucio, ir a un banco de alimentos…

Creo que el activismo en las redes sociales está bien, pero tiene muchísimas limitaciones. Y hay que decirle a la gente que hay que levantarse del ordenador y salir a las calles, que es donde se ganan las batallas. Entre otras cosas, porque Twitter es una herramienta marginal. De mi círculo de amigos de diez personas, soy el único que tiene Twitter. La mayoría de la gente no tiene Twitter. Twitter es una inmensa caja de eco, donde la gente se crea un micromundo y se piensa que eso es la realidad.

Si yo hubiera hecho una encuesta sobre quién iba a ganar las elecciones en Madrid, habría salido Stalin.

AD: (ríe)

PM: Pero la realidad es muy diferente. Twitter es una inmensa caja de eco que sirve para aumentarnos el ego, a mí el primero. Pero después cierro Twitter, salgo a la calle… y sigo siendo Pablo y ya está. No tengo más repercusión que nadie.

AD: Es decir, para ti, PabloMM, sería una herramienta secundaria.

PM: Es una herramienta útil pero secundaria. No nos podemos enquistar en ella creyendo que estamos haciendo algo muy importante. Twitter es una herramienta muy marginal que no llega a la mayoría de la gente. La inmensa mayoría de la gente del país no tiene Twitter. Ni Twitter, ni Instagram, ni Facebook.

AD: O si lo tiene no lo utiliza para informarse.

PM: Exacto, tiene el Instagram para cuando se va de vacaciones subir las fotos que se hace a los pies en la playa y decir que se lo está pasando muy bien. De mi grupo de amigos solo yo tengo Twitter. Si eso tienen Instagram pero lo usan para eso, subir una foto de una mariscada, de la playa… no lo usan para esas cosas.

El activismo hay que hacerlo en las calles y la izquierda tiene que recuperar las calles y pisar los barrios. Menos teterías de Malasaña donde te cobran cuatro pavos por un muffin y más volver a los centros de trabajo… a las seis de la mañana en la puerta de los astilleros y preguntarle a los trabajadores cómo están, qué necesitan, cómo va el curro… en lugar de estar todo el día con las clases medias intelectuales que les encanta a la izquierda hacer debates sesudos en plan “hoy vamos a hacer una conferencia a través de Zoom donde se van a juntar cuatro catedráticos, tres profesores universitarios, este que ha hecho una teoría sobre el género… y vamos a debatir todos y vamos a decirnos lo guapo que somos”. Eso no lo ve la gente.

Ve a la puerta de los astilleros a las seis de la mañana y pregúntale al currante qué le pasa, qué problemas tiene y qué necesita. Eso es lo que explica el ascenso de la extrema derecha y el golpetazo que se está metiendo la izquierda en este país ahora mismo.

AD: En este país y en medio mundo prácticamente.

PM: Las clases medias ilustradas… ahora se quiere solucionar todo con las clases medias ilustradas. Las clases medias ilustradas son de izquierdas cuando tienen treinta años, pero cuando tienen cuarenta se hacen de Ciudadanos. Esto es un hecho empírico. Mira la Movida Madrileña. Con veinte años eran todos comunistas, rojos, rojizos… mira ahora a Alaska, Mario Vaquerizo, Nacho Cano… ¿dónde está esta gente?

Mario Vaquerizo y Alaska con Jiménez Losantos, Nacho Cano recogiendo la melladita de honor de Isabel Díaz Ayuso. Esta gente crece y cuando ve que tiene que pagar impuestos pues dice “ya no soy de izquierdas, yo ya quiero mi pasta pa’ mi, ya me cojo a mi partidito de derechas”.

Esto es una realidad. Los pijos que van a las teterías de Malasaña, el día de mañana van a votar al PP. Que les quede claro de una vez, que parece que no se enteran.

AD: PabloMM, incluso aunque sea algo secundario, en unos tres años, has conseguido más de 100.000 seguidores, una cifra considerable. ¿Ha cambiado en algo tu vida?

PM: Lo único que ha cambiado es que, de vez en cuando, me escriben chavales de veinte años o de dieciocho años que están perdidísimos diciéndome que soy un referente, que me aman, que me quieren, que soy un gran intelectual… y siempre les digo “pero, ¿tú sabes con quién estás hablando, tú me conoces a mí, sabes acaso quién soy? Tú ves un personaje en las redes sociales, no es la realidad”.

Pero mi día a día no lo ha cambiado nadie. Sigo siendo un chaval que vive en Cádiz… bueno, tengo ya 37 años, de chaval ya no tengo nada. Pero vamos, soy un hombre de Cádiz, que tiene una vida precaria, una vida muy jodida, que está muy preocupado por el tema de la pandemia… a mi madre por cierto, la acaban de vacunar ahora mismo… en fin, que las redes no me han cambiado absolutamente nada.

Una mujer que da la cara en las redes sociales está en la diana permanente de insultos, amenazas, vejaciones… además del peor color y tinte, de la forma más despreciable que te puedas imaginar.

Porque yo hay otra cosa que detesto: eso de “hacer quedadas para desvirtualizarnos”. ¡No quiero desvirtualizar a nadie! Yo ya desvirtualizo con la gente que tengo. Gente que te conoce de cinco minutos y te dice “voy a Cádiz, quedamos para tomar un café”. ¡No! No te conozco de nada. ¿Por qué quieres tomar un café conmigo?

AD: ¿Eso pasa?

PM: A mí me pasa constantemente eso. A lo mejor también cuando voy a Barcelona o a Madrid, mucha gente que me dice “oye, ¿te vienes a tomar algo”. Y no. Tú conoces a PabloMM, no me conoces a mí. A lo mejor me estoy tomando un café contigo y no me pongo a hablarte de lo que hablamos en Twitter. A lo mejor te hablo de que he escuchado esa noche el nuevo disco de Red Hot Chilli Peppers y ahora me quiero tomar una cerveza, unas bravas y después irme a mi casa a ver el fútbol. No soy el personaje de las redes sociales. Soy una persona distinta. Sigo con mi activismo, sigo siendo muy ideologizado pero también con mis cosas, ¿no?

No me interesa ese rollo de “trascender las redes sociales” de formar grupitos, crear amistades… eso no me interesa nada de las redes sociales.

El resumen es: no quiero conocer a gente.

AD: (ríe) Es entendible. De todas formas, aunque sea poco, lo que has mencionado PabloMM son aspectos positivos, ¿no? No deja de ser un tipo de reconocimiento aunque sea superficial pero me imagino que también habrás tenido repercusiones negativas. El tema de mantener el anonimato, al estilo de otros tuiteros activistas como Censored Jules o Shane McShane… suponemos que es precisamente para evitar esas repercusiones, como por ejemplo le ha pasado a personas que se exponen más, como Gema MJ,que ha tenido varias amenazas, se llegó a poner la cuenta en privado… ¿a ti te ha pasado algo en ese sentido?

PM: Sí, pero hay que diferenciar dos cosas. Una cosa muy importante aquí: Gema MJ es una mujer. Las redes sociales para las mujeres son infinitamente peores que para los hombres.

AD: En eso tienes razón.

PM: Ni punto de comparación. Una mujer que da la cara en las redes sociales está en la diana permanente de insultos, amenazas, vejaciones… además del peor color y tinte, de la forma más despreciable que te puedas imaginar.

Un neonazi muy conocido de Málaga filtró mi número de teléfono, mi dirección, la dirección del periódico y la dirección de casa mis padres y durante tres o cuatro meses recibía mensajes de Whatsapp, llamadas amenazantes…

Además, en los dos sentidos: en primer lugar, amenazas de muerte y, en segundo lugar, intentar desprestigiar su trabajo diciendo o que te la quieres follar, o que ella quiere follarse a alguien. Eso le pasa mucho a Gema.

¿Valora el trabajo de otra persona, por ejemplo poniendo un tuit en respuesta a un artículo que le ha gustado? Abajo no falta el tuit que dice algo como “no te lo vas a follar”. ¿Menciona que le gusta algo que ha hecho Pablo Iglesias? “No te lo vas a follar”. ¿Critica a Santiago Abascal? “Te vamos a matar”. Es muchísimo peor en el caso de las mujeres.

Yo recibo amenazas de muerte cada día, montajes, gente que acude al blog de El Narco, que no sé si existe todavía, se descarga la imagen de unas balas y me las envía, me pone por ejemplo: “tengo una para ti y otra para tu padre”. De hecho el otro día me dijeron justo eso, “tengo una para ti y otra para tu padre”. Y yo le respondí “mi padre lleva ocho años muerto, mucho no le vais a poder hacer”.

En fin, amenazas, insultos… pero a mí no me afecta en absoluto. Si me quieren amenazar que lo hagan. De hecho, puse una vez en Twitter mi cuenta de correo y puse al lado “para insultos y amenazas escriban aquí”, y así no me saturan los mensajes directos.

AD: ¿Esto te ha afectado alguna vez o no te ha afectado nunca?

PM: A mí no me ha afectado nunca. Yo nunca me he “candado” la cuenta, nunca me he ido de Twitter, nunca me ha quitado el sueño, nunca me ha preocupado… la peor ocasión fue cuando un neonazi muy conocido de Málaga que filtró mi número de teléfono, mi dirección, la dirección del periódico y la dirección de casa mis padres y durante tres o cuatro meses recibía mensajes de Whatsapp, llamadas amenazantes… esa fue la peor época.

Pero ni siquiera cambié el número de teléfono, ni avisé a la policía, ni hice nada raro. Simplemente me esperé a que se cansaran, porque al final la mayoría de la gente de este tipo que anda por redes, que es la que a mí me amenaza, es “perro ladrador, pero poco mordedor”. A mí me preocupa más cuando estoy en mi colectivo antifascista y vamos a reunirnos en un sitio y la ultraderecha sabe que nos reunimos ahí y nos encontramos por la noche… eso sí es preocupante.

Pero las redes sociales no son un tema que a mí me preocupe demasiado, aunque puedo entender que haya gente a la que le preocupe. En el caso de las mujeres es mucho peor, por ejemplo.

AD: Además de amenazas y ese tipo de cuestiones, ¿has tenido problemas de otro tipo?¿Te han borrado alguna vez las cuenta, por ejemplo?¿Has tenido problemas legales?¿O has recibido alguna denuncia como le ha pasado a Antonio Maestre?

PM: La primera cuenta de Twitter que yo tuve me la borraron. Hay un grupo en Telegram que se dedica a hacer ataques masivos a cuentas. Deciden a por cuál van y se dedican a denunciarla en masa.

No sé si sabes que Twitter funciona por algoritmos. Existen una serie de palabras prohibidas como por ejemplo “te voy a matar”, “te voy a dar una paliza”, “te voy a golpear”… y cuando las detecta si hay varias denuncias Twitter directamente te bloquea la cuenta.

Entonces cogieron un tuit mío donde decía “Zozulya, eres un puto nazi de mierda, muérete”, la denunciaron en base a la palabra “muérete” y Twitter me cerró la cuenta por amenazas porque se supone que yo estaba amenazando a Zozulya, que es un jugador del Rayo Vallecano que vive a 600 kilómetros de mi casa. Así que me tuve que abrir otra.

Eso en cuento a las repercusiones en Twitter. En cuanto a demandas, ha habido muchas amenazas, pero ninguna se ha consumado. Me amenazó con demandarme Albiol, el alcalde de Badalona, porque en un artículo de prensa lo llamé nazi. Me dijo que si no me retractaba, me denunciaba.

Me amenazó también con denunciarme un grupo de cazadores de Extremadura porque hace mucho tiempo hicieron una batida en Portugal que fue noticia donde mataron no sé si a 400 jabalíes, se metieron en un cercado con 400 jabalíes y empezaron a pegar tiros allí como si no hubiera mañana y yo encontré las fotografías de estos “angelitos”, las publiqué y me amenazaron con denunciarme porque yo había revelado sus caras.

Una vez que un policía me dijo “si vosotros podéis protestar, pero no podéis protestar contra España, coño”. Eso me lo dijo a mí en el calabozo.

Aún estoy esperando a que me llegue la denuncia. Se les habrá traspapelado o algo.

Después también ha amenazado con denunciarme España 2000 por decir que el antiguo líder del partido era un proxeneta…

AD: El que llaman “El Cojo”.

PM: Exacto, “El Cojo”. Se montó una asociación de la que era presidente que se llamaba Asociación de Clubes de Alterne…

AD: Sí, de hecho, parte de la extrema derecha, sobre todo la extrema derecha valenciana, no lo quiere ni ver porque parte de ella es muy católica. Y parte de su negocio lo ha obtenido de esos negocios.

PM: Pues fíjate. Un nazi que no está bien mirado ni por los nazis. Un nazi poco nazi. Además, se casó con una colombiana me parece, así que eso entre los nazis tampoco habrá sentado muy bien.

AD: (ríe).

PM: Hubo también un colectivo de Madrid que se llamaba “orgullo no sé qué”… fue hace años… que también dijeron de denunciarme por un artículo que publiqué… en CTXT creo que fue… llamándoles nazis y diciendo que ganaban dinero de la prostitución. Ese grupo creo que desapareció. Amenazaron con denunciarme y tampoco llegó nunca la denuncia.

Muchas amenazas pero nunca he ido a un tribunal, que es una cosa que yo envidio mucho de Antonio Maestre: le denuncian, va a un tribunal y tiene la oportunidad de llamarles nazis a la cara.

AD: Además de amenazas de denuncia de grupos neonazis y demás, ¿de la Audiencia Nacional o de las instituciones públicas has recibido alguna denuncia?

PM: No. Por publicaciones en Twitter y demás, no. Por cosas de la vida personal, pues alguna detención me ha caído alguna vez. Por parar un desahucio, por enfrentarme a grupos ultras hace años en la calle en Sevilla… o sea, en calabozos he estado. He visitado esos simpáticos lugares donde la policía te trata, vamos… te detienen por enfrentarte a un nazi y te das cuenta de que no estás muy seguro de si te está deteniendo la policía o un nazi.

Estás allí esperando y te van diciendo cosas como que “esto es España”… me hizo mucha gracia una vez que un policía me dijo “si vosotros podéis protestar, pero no podéis protestar contra España, coño”. Eso me lo dijo a mí en el calabozo.

Y yo, pensando “¿por qué estoy yo protestando contra España?¿Qué es España?¿España es un señor contra el que estoy protestando?”

AD: (ríe)

PM: Estaba protestando contra un grupo de nazis que estaban en la Plaza de España de Sevilla en un acto donde protestaban contra inmigrantes…

AD: A lo mejor el policía se refería a la plaza…

PM: Igual. Igual decía que no podía protestar contra Plaza de España. Pero no, la Audiencia Nacional nunca me ha llamado. Otra cosa que envidio por ejemplo de Facu Díaz.

AD: Facu Díaz, Cassandra Vera, Pablo Hásel…

PM: Pero Facu lo único que hizo fue hacer un vídeo de risa y se lo llevaron a la Audiencia Nacional. Y aquí yo metiéndome todos los días con los nazis y nada. Estoy por hacer yo un vídeo también, con una capucha violeta, a ver si así…

Claro, es que yo soy de Cádiz. Aquí no nos prestan mucha atención.

AD: Como activista enfocado en criticar a la derecha y a la extrema derecha, ¿qué opinas del auge que están teniendo partidos políticos como Vox en España, o personajes como Bolsonaro en Brasil?¿El ascenso de esta extrema derecha es para preocuparse?¿Es solo una moda que pasará?

PM: Creo que la extrema derecha siempre es para preocuparse. Desde que empecé en el activismo político en las calles, cuando yo tendría unos 16 años, la extrema derecha siempre ha estado ahí. Y ahora tengo 37. La extrema derecha nunca se ha ido.

Es cierto que ahora tienes más presencia mediática e institucional. Pero en las calles siempre han estado. En los barrios siempre ha estado. Es más, organizándose para atacar a personas vulnerables, ahí siempre han estado, nunca han desaparecido.

Mi abuelo, que fue un sindicalista del carbón aquí en Cádiz, que formó parte del PSOE, que dio la cara por las siglas de ese partido, si viera ahora en lo que se ha convertido el PSOE, se retorcería en la tumba.

¿Si me preguntas si es una moda en el sentido institucional? Bueno, esto se dice, que Vox igual que ha subido, bajará. Pero, ¿cuántos años lleva ya Le Pen en Francia? Allí ya se ha consolidado como una alternativa política muy seria. O en Hungría y en Polonia.

Creo que haríamos muy mal en pensar que esto es algo que se pasará. La extrema derecha siempre va a estar ahí. Y más en un país como España, un país profundamente de derechas.

AD: ¿Crees que España es un país de derechas?

PM: (silencio y suspiros)

AD: ¿Por qué piensas eso?

PM: Creo que somos un país donde nos gusta creernos muy modernos, pero España es profundamente de derechas. Un país que tuvo un dictador que murió en la cama mientras a Mussolini en Italia lo pusieron patas abajo. Un país donde se hizo una transición tutelada por el régimen franquista para conservar los principales privilegios y donde la Jefatura del Estado está impuesta por la dictadura… España es una anomalía democrática.

Cuando Vox consigue en Andalucía un millón de votos, y la gente decía, ¿pero de verdad creéis que en Andalucía hay un millón de fascistas? Pues sí. Y más. Y más de un millón de fascistas. Que se pasen por los campos de Almería, que se pasen por los campos de Huelva, que se pasen por los campos de Sevilla… que visiten a los caciques, a los mayorales… a ver si hay o no hay extrema derecha en Andalucía.

Discursos que políticamente parecían marginales ahora se está viendo que tienen más presencia. Y es que la extrema derecha aquí en España ha dormitado muy bien durante 40 años en las posaderas del PP. José María Aznar dijo: “el mayor logro de mi época fue meter en un partido a todo lo que estaba a la derecha del PSOE”. Eso él lo dice. Metieron desde la extrema derecha a la derecha liberal en un mismo partido. Y ahora están desatados.

Ahora tienen su propio partido separado del PP y tienen más presencia, pero la extrema derecha siempre ha estado. Nunca se fue de España y nunca se irá de España. Y menos con las alternativas que tenemos. Es que el PSOE… mira que se puede hacer críticas a otros partidos de derechas, pero al PSOE de España… yo es que no entiendo nada.

Mi abuelo, que fue un sindicalista del carbón aquí en Cádiz, que formó parte del PSOE, que dio la cara por las siglas de ese partido, si viera ahora en lo que se ha convertido el PSOE, se retorcería en la tumba. Viendo lo que es hoy el PSOE y viendo lo que defiende. Que no se atreve a hacer nada. No dan un paso por miedo a que le digan que si los extremos, que si son radicales… para mi abuelo, vamos, Felipe González era Jesucristo encarnado en ser humano. Pero él murió cuando González llevaba en el poder cuatro años.

Entonces, ¿qué vamos a hacer en este país? Si tenemos a la derecha más fuerte y la izquierda más débil de Europa, el resultado es lo que ves.

AD: Mucho se ha dicho de las diferencias entre corrientes dentro de la extrema derecha. ¿Crees que hay mucha diferencia entre la ultraderecha de los años 20, 30 ó 40 y la extrema derecha actual?

PM: Para empezar, Vox no es fascista. Creo que es una de las grandes equivocaciones de la izquierda, que hemos desvirtuado absolutamente el término “fascismo”. Llamamos fascista hasta al perro del vecino si ladra tres veces al día. Vox, politológicamente hablando, no es un partido fascista.

Vox no tiene nada que ver con el fascismo italiano, no tiene nada que ver tampoco con los protofascistas españoles que hubo aquí… Vox es un partido de burgueses que han llegado a la política para defender sus intereses y que tiene esta vertiente nacionalcatólica de la extrema derecha de aquí, pero que no tiene absolutamente nada que ver con el fascismo. Son niños de papá que han llegado a la política para defender sus intereses. Eso es Vox.

Y yo soy el primero que ha contribuido a desvirtuar el término fascista. Pero Vox no tiene nada que ver. Vox es extrema derecha, pero extrema derecha cañí, extrema derecha española. El mayor ejemplo lo tienes en su líder, Santiago Abascal, que hace un mitin en una plaza de toros, se pone una gorrita de mayoral que ha comprado por Amazon dos días antes con un puro, y eso es la extrema derecha española.

Vox acaba ahora de introducirse en los barrios obreros de España, lo cual no es una virtud de Vox, sino una deficiencia absoluta de la izquierda que ha abandonado a la clase obrera.

Por tanto, ¿hay diferencias con el fascismo de los año 30? Toda la del mundo. Vamos a hablar claro: el fascismo en Francia puede disputarle el voto a los comunistas en los barrios obreros. Porque Le Pen tiene un discurso obrerista: habla de proteccionismo, de salirse de la Unión Europea, de proteger el producto nacional, de proteger a la clase obrera… pero, ¿Vox? Vox no disputa el voto en los barrios obreros a la izquierda porque no tiene ese mismo discurso.

AD: Bueno, lo está intentando. Con el tema del sindicato Solidaridad, por ejemplo.

PM: Pero, ¿tú has visto el sindicato Solidaridad, que acude a la manifestación con una hormigonera?¿Qué jornalero del campo tiene una hormigonera en su casa? Con una hormigonera fueron allí, a decir “el campo se muere”, una señora que tenía una manicura francesa, que no habría visto una azada ni por la tele. El sindicato Solidaridad, por lo menos en Andalucía, son los señoritos de toda la vida.

Dime una sola propuesta que haya hecho Vox para los trabajadores. Una solo. Te puedo decir que Le Pen tiene 500 mil. Le Pen tiene 500 mil propuestas para la clase trabajadora. Le disputa el voto a los comunistas en los barrios obreros, mientras que Vox acaba ahora de introducirse en los barrios obreros de España, lo cual no es una virtud de Vox, sino una deficiencia absoluta de la izquierda que ha abandonado a la clase obrera. Ha diluido tanto el mensaje que la clase obrera ya no sabe ni por dónde le sopla el viento.

Ahora por ejemplo a un señor que vive por ejemplo en Cádiz de toda la vida, que está en paro o que gana 800 euros al mes, le dicen que si no dice “niña, niño, niñe” es un retrasado, un carca y que no tiene ni idea de nada. ¡Si aquí lo que quiere la gente es comer y llegar a fin de mes! Tener una vida decente, poder dar a sus hijos unos estudios… la gente así no se siente representada en esa izquierda como la que representa Podemos.

¿Qué es Podemos? Podemos es una panda de profesores universitarios que hablan para gente como ellos, para las clases medias intelectuales. Mi madre oye muchas veces a gente de Podemos hablar, como a Pablo Iglesias, y no se entera de nada. Recuerdo a Errejón con aquello del “núcleo irradiador”… ¿de qué me estás hablando?¿A quién te estás dirigiendo?¿A mí madre, que es una mujer con una pensión de viudedad de 600 euros?

AD: Además de esas críticas, a Podemos se le ha criticado también haber abandonado parte del discurso que tenía al principio, proponiendo cosas como no reconocer la deuda pública, cuando surgió tras el 15M.

PM: El 15M, otra chorrada. ¿Qué ha pasado? Diez años han pasado del 15M. ¿Cómo estamos? El 15M, de verdad, menuda chorrada. Con lo bien que empezó, que yo estuve allí los primeros días, cuando todo comenzó, cuando se decían cosas como “no nos representáis” y demás, y después empezaron a llegar los talleres de Reiki, a pedir al gobierno que plantara huertos urbanos en medio de las ciudades, respeto a la multiculturalidad religiosa… toda esa mierda que empezó a ser el 15M que llegó gente que se ponía a hacer malabares en medio de la plaza… en eso se convirtió el 15M, en una basura que no ha servido para nada.

¿Qué ha pasado después de diez años del 15M?¿Estamos mejor? Yo creo que no. Otro movimiento que fue eclipsado por ese término que a mí no me gusta utilizar nada que es el posmodernismo, con peticiones absolutamente inverosímiles que no afectan a las condiciones materiales de la gente, llegó Podemos, supo canalizar todo aquello, fue muy bien, hablando de “asaltar los cielos”, de la deuda pública, de nacionalizar las eléctricas, de expropiar empresas… pero, ¿en qué se ha quedado? En nada. Se ha quedado en nada. Y es una lástima.

AD: También es verdad que los medios ponen el foco donde les interesa: en las contradicciones, en lo más ridículo…

PM: Pero eso ya lo sabíamos. Eso pasaba con Hugo Chávez, por ejemplo. ¿Qué sacaban de Hugo Chávez? Lo sacaban bailando, cantando… era lo único que sacaban de él. Pero no contaban que había acabado con la pobreza extrema en Venezuela, o que había hecho una distribución de la riqueza que no había vivido América Latina en cien años. No contaban que había gente que no estaba ni censada y que no podía votar.

AD: O directamente decían mentiras.

PM: Evidentemente, Podemos tuvo que luchar contra una caverna mediática que ha estado pensada y está pensada para destruirle.

Eso sí, a mí me ruborizó un poco cuando escuché que Pablo Iglesias ha sido el político más perseguido de la historia de la democracia española. Tengo muchos compañeros en el País Vasco, activistas de izquierdas, que han sido torturados, les han llevado presos, compañeros como Martxelo Otamendi que por hacer una publicación en euskera le cerraron el periódico, lo metieron en la cárcel y lo torturaron durante tres días…

Pablo Iglesias ha sido un líder evidentemente muy perseguido, pero aquí en España tenemos una historia de gente perseguida, de gente que está y ha estado comiendo cárcel, como para decir que Pablo Iglesias es el político más perseguido.

AD: Quizá mediáticamente sí que ha sido el más perseguido.

PM: Sí, mediáticamente sí. Pero bueno ahora que se ha ido heredará el título Yolanda Díaz. Dentro de poco dirán que tiene rabo, que tiene cuernos… o descubrirán que su marido es de Cuba o algo así…

Le deseo mucha suerte, sobre todo a su familia. Lo que se les viene encima es gordo. Y mira que hay cosas que se le pueden criticar a Yolanda Díaz, pero va a sufrir una cacería personal tremenda.

Ese es otro de los males de España, los medios de comunicación. Unos medios de comunicación que son parte del tablero político. No actúan como medios alternativos, sino como parte de una organización política. Se reúnen para derribar al enemigo.

AD: Correcto.

PM: El mayor ejemplo, además de Podemos, es Ciudadanos. Cuando Ciudadanos era funcional a los intereses del sistema, lo auparon, vamos, Albert Rivera era el yerno que toda madre quería tener.

En la clase obrera hay machismo, hay racismo… a la clase obrera le gusta el fútbol, le gusta ver tetas y culos, le gusta ir a los toros… todo eso sigue siendo parte de la clase obrera. Y es, por tanto, parte de nosotros. Hay que conocer un poco más a la clase trabajadora.

En cuanto Ciudadanos empezó a decaer, lo mataron. A Ciudadanos se lo han cargado, lo han matado directamente.

El otro día vi en Twitter un vídeo muy buena de Julián Macías, el encargado de redes de Podemos, comparando una entrevista de Inés Arrimadas con Ana Rosa Quintana en 2018 con una que tuvo en marzo.

Hace años, Inés Arrimadas para Ana Rosa Quintana era “Inés, pero qué guapa que estás, qué guapísima que eres”… y hace unos meses era “que si han dinamitado el gobierno de Murcia, que si se han entregado al sanchismo…

AD: El caso de Ana Rosa Quintana es increíble.

PM: Ana Rosa Quintana es otra persona que nunca me ha denunciado. Y mira que la pongo a parir en redes sociales cada día. Siempre le digo que su marido contrató a Villarejo para chantajear con un vídeo sexual a un abogado estando ella presente en las reuniones. Y la menciono. Se lo recuerdo cada día. Pero no me denuncia.

También ella sabe que es verdad, claro.

AD: ¿Qué se puede hacer desde la izquierda para combatir a la extrema derecha actualmente? Y la pregunta viene un poco porque mucha gente sostiene la idea de que la ultraderecha ha crecido en buena parte por culpa de la izquierda, por no haber tenido una estrategia, no haber sabido vender un proyecto político que ilusione, etc. ¿Esto es cierto?¿Qué autocrítica se puede hacer?¿Qué se puede cambiar? Es más, ¿se podría hacer algo desde la derecha también?

PM: Lo primero que tiene que hacer la izquierda es conocer mejor a la clase trabajadora. Uno de los errores que hemos cometido la izquierda durante muchísimos años es la mitifación que se ha hecho de la clase obrera como si fuera perfecta, como si fuera la “quintaesencia”, como si no cometiera errores y como si estuvieran aquí para salvar el mundo.

En la clase obrera hay machismo, hay racismo… a la clase obrera le gusta el fútbol, le gusta ver tetas y culos, le gusta ir a los toros… todo eso sigue siendo parte de la clase obrera. Y es, por tanto, parte de nosotros. Hay que conocer un poco más a la clase trabajadora.

La clase obrera está preocupada por otras cosas. Yo no digo que la izquierda tenga que abandonar ciertas luchas. Lo he comentado antes: cuando Irene Montero dice aquello de “hijos, hijas, hijes”, yo entiendo que lo hace para apoyar a un colectivo extraordinariamente vulnerable como es el colectivo de las personas transexuales. Entiendo que lo hace por eso. Y entiendo que la izquierda tiene que estar siempre en la defensa de los colectivos y de las personas más vulnerables.

Pero la izquierda tiene también que saber escuchar a la clase obrera. Bajar a los barrios y ver de qué se habla en los barrios. En los barrios no se habla de esto. No se habla. De lo que se habla en los barrios es de si se va a poder llegar a final de mes, de si va a poder pagar los estudios de sus hijos, de si va a poder pagar el alquiler… Hay que alejarse del debate identitario y centrarse en la realidad material de la gente, a lo que le preocupa de verdad a las personas, a lo que puede tocar, a lo que le afecta directamente.

Repito: hay que estar siempre con los colectivos vulnerables y apoyar siempre a los colectivos vulnerables. Pero hay que conocer mejor a la clase obrera porque la clase obrera no está en eso.

Igual que la clase obrera tampoco está en el debate de “democracia o fascismo”. No está en eso. Ya lo ha demostrado la victoria de Isabel Díaz Ayuso. La clase obrera no ve que si no gobierna el PSOE con Unidas Podemos en Madrid la alternativa es el fascismo. No lo entiende así. Son amenazas veladas, no le importan. No percibe esa sensación de peligro, que yo puedo pensar que es real, pero la clase obrera no lo percibe.

Conoced un poquito más a la gente y dejad de insultar a lo que las personas por lo que le gusta. A la gente le gusta su hermandad, le gusta el fútbol y reunirse en el bar para hablar de tonterías y de gilipolleces.

Hay que bajar más a los barrios, hay que volver a la puerta de los centros de trabajo, hay que irse a las seis de la mañana a la puerta de los astilleros… y ver lo que le preocupa a la gente.

Ahora mismo están cerrando en Cádiz la planta de Airbus. 180 personas que se van a la calle más todos los empleos que se pueden perder, directos e indirectos. ¿Dónde está la izquierda?¿Dónde está la izquierda hablando de estos problemas?

¿Ha ido Pablo Iglesias a visitar a los trabajadores de Airbus? No ha ido. Ha ido Kichi, el alcalde de Cádiz que está enfrentado a Iglesias.

Igual la solución es preocuparse un poquito más de la realidad material de la gente y dejar un poquito de lado las políticas identitarias.

AD: De hecho a Kichi se le criticó hace años por acudir a procesiones religiosas.

PM: Sí, eso lo dice gente que no sabe cómo funciona Cádiz. Me has puesto el ejemplo perfecto. ¡La clase obrera va a misa! La clase obrera cree en Dios, y aquí en Cádiz les gusta la Virgen de la Macarena, o la Virgen del Carmen, o la Virgen de la Esperanza, o la Virgen del Rosario. Lo que hizo Kichi fue ir a una procesión de la patrona de Cádiz que es la Virgen del Rosario a acompañar a su madre. Y se le criticó fuera de Cádiz. En Cádiz nadie lo criticó. Porque Cádiz es una ciudad obrera y la gente cree en su patrona, y está en sus hermandades, en sus cofradías… y por ello no dejan de ser clase obrera, y tampoco dejan de ser de izquierdas.

De hecho, Cádiz es una de las pocas ciudades donde Vox tiene cero concejales en el ayuntamiento. No ha conseguido representación parlamentaria.

Y la reacción ha sido, desde fuera de Cádiz, en la real y modernísima sociedad de Madrid, criticar que Kichi haya ido a una procesión. No conocéis a la clase trabajadora. No conocéis las realidades de los pueblos. Cada vez que hay Semana Santa en Andalucía, hacemos lo mismo: tuiteros de izquierdas de cientos de miles de seguidores llamando “borregos” a la gente que va a una procesión.

Están tirando piedras sobre su propio tejado. Las hermandades de Sevilla están llenas de gente de clase trabajadora, de gente que vota a la izquierda y que se emociona en Semana Santa con su virgen.

Conoced más a la clase trabajadora y dejad de visitar las teterías de Malasaña. Dejad de citar a Marx, a Focaoult y a todos estos. Conoced un poquito más a la gente y dejad de insultar a lo que las personas por lo que le gusta. A la gente le gusta su hermandad, le gusta el fútbol y reunirse en el bar para hablar de tonterías y de gilipolleces. No están en lo que está la izquierda.

Esto es lo que le pasa a la izquierda: está totalmente separada de la clase trabajadora.

AD: Y, a nivel personal, ¿qué se puede hacer? Sobre todo para gente que no milita en ningún sitio y está harta del discurso de Vox, de cómo se replica en la gente que le rodea y que no sabe cómo enfrentarse a ello, sea de izquierdas o de derechas.

PM: Si tienes miedo de acabar mal con un amigo por discutir sus ideas, poco se va a poder hacer. A lo mejor en ese caso lo más acertado es cambiar de amistades o de entorno social. Yo tengo amigos de derechas, que son de Ciudadanos o del PP, pero puedo discutir perfectamente con ellos. Hemos tenido unas broncas terroríficas, pero no hemos perdido la amistad ni tengo miedo de perderlas.

Lo que sí que creo es que hay que enfrentarse a otras ideas, pero hacerlo desde el convencimiento y no desde la superioridad moral. Muchas veces la izquierda pecamos de esto. Nosotros sabemos lo que hay que votar y los que no votan eso es que no tienen ni idea. “No hay nada más tonto que un obrero de derechas”, un mantra que se repite muchas veces y que no lleva a ningún sitio.

Lo primero que le diría a la gente es, por favor, sindicaos. Meteos en un sindicato, en el que sea. Que no sea CCOO o UGT, que eso no son sindicatos.

AD: (ríe).

PM: El otro día, no sé dónde lo vi, leí que menos del 10% de los trabajadores están sindicados. Somos uno de los países de Europa con menos sindicación. Y eso que tenemos muchos sindicatos diferentes: tenemos el SAT, la CGT…

Más allá, cada uno individualmente puede hacer activismo en su familia, en su casa, en el AMPA, al salir con los amigos… e intentar convencer y mostrar la realidad con argumentos y datos, no tener miedo a la reacción o a lo que puedan pensar. Alguna vez te seguirán y otras veces no.

Pero yo creo que la forma más eficiente de acabar con la extrema derecha es desde los barrios. Lo creo firmemente. Cada uno en la medida de lo que pueda, en su círculo cercano, hablando de tú a tú, sin creerse mejor que nadie, no creer que por ser de izquierdas se tiene la razón absoluta y tu colega por ser de derechas no tiene ni idea y está equivocado. Así no se consigue nada.

Sobre todo en redes, tenemos que dejar de comprarle el discurso a la extrema derecha.

Hay que implicarse. Ha llegado el momento de implicarse. No digo de militar en ningún partido, yo de hecho no milito en ninguno. Pero sí estoy en un sindicato, estoy en un grupo antifascista en Cádiz, participo en las asociaciones vecinales… y poco a poco va viniendo más gente. Haces una charla y vienen diez personas, pero a lo mejor luego haces otra y ya te vienen quince, y esos quince en la siguiente charla traen a tres más… e ir respondiendo dudas, preguntas, debatiendo…

Desde luego, no coger a alguien que cobra 800 euros y vota al PP y decirle que es tonto por hacerlo.

AD: Sí, como hizo Juan Carlos Monedero tras las elecciones madrileñas.

PM: ¿Monedero por qué no se calla? Y Echenique también. Se podrían callar un poco. ¿No dejó Podemos Monedero hace ya años? Estuvo en primera línea de despedida de Pablo Iglesias. Después de haberle criticado hasta la saciedad, estaba justo detrás de Pablo Iglesias. Monedero, ¡vete a tu casa! Lo único que está haciendo Monedero es hacer daño. Te lo pido por favor, cállate un rato.

Y Echenique y toda esta gente. ¿Tú te crees que se puede decir que “un obrero que cobra 900 euros al mes y ha votado a Ayuso no es precisamente Einstein”?

AD: Sí, muy desafortunado.

PM: Que se dejen Twitter un año aunque sea, por favor.

AD: Muchas veces, al margen de errores cometidos, se aplauden y comparten tuits por una cuestión emocional, donde dos bandos políticos están continuamente atacándose, y sin querer caemos en los marcos de la extrema derecha.

PM: Exactamente, sobre todo en redes, tenemos que dejar de comprarle el discurso a la extrema derecha. Por ejemplo, la ultraderecha lanza un hashtag, tú te metes en él y la mayoría de tuits son gente de izquierdas criticando el hashtag… pero utilizándolo.

Dejad de comprar los marcos a la extrema derecha. Por favor, no hagáis caso a Alvise. Está todo el mundo contestando a Alvise, que está ahí en su casa diciendo tonterías. ¡No le hagáis caso!¡No le retuiteéis, no le contestéis, no le mencionéis!

Saca Vox un hashtag, por ejemplo, #COLETASRATA. Te metes en el hashtag y todo el mundo “qué vergüenza lo de Vox llamado a Pablo Iglesias #COLETASRATA”. ¡Si lo estás difundiendo tú, amigo! No difundas el mensaje de la extrema derecha. Sin darnos cuenta, somos nosotros los que hacemos de altavoz de la extrema derecha.

AD: Como pasó también con lo de “comunismo o libertad”.

PM: Sí, que Podemos le dio la vuelta y lo reutilizó planteando lo de “fascismo o democracia”. Compraron exactamente el mismo marco de la ultraderecha. Al final el PP y Vox van marcando el paso y los demás van detrás siguiéndolo. La derecha va marcando la agenda política y la izquierda detrás como gallinas.

Saca Vox la gilipollez esta del “pin parental”. ¿Cuánto estuvimos hablando en redes sociales del “pin parental”? Seis meses con el “pin parental”. ¡No le hagáis caso!

AD: Es complicado rebatir y contraargumentar a la extrema derecha sin caer en su marco, sobre todo porque tiene más medios y más recursos.

PM: Será complicado, pero ellos nunca lo hacen. La extrema derecha nunca cae en los marcos mentales de la izquierda. Nunca veo a Alvise hablar de lo que habla la gente de izquierdas. Yo veo a Alvise con su discurso. Sigue adelante con él y no se para ni un solo segundo.

AD: ¿La izquierda tiene discurso?

PM: (silencio) Touché.

AD: (ríe)

PM: No obstante, al menos no le compremos todos los marcos a la extrema derecha. Vamos a hablar de lo nuestro, que la extrema derecha cada semana va a soltar una burrada nueva para que le hagan caso. Es como un niño pequeño de tres años que patalea: si no le haces caso, deja de patalear.

AD: A raíz de esta cuestión, ¿tú eres más de Vallecas o de Orcasitas?

PM: Yo soy de Cádiz.

AD: (ríe) Pero, entiendes la pregunta, ¿no?

PM: Sí, sí. Estando en Madrid he visitado Vallecas muchas veces. Orcasitas no lo conozco tanto, pero soy más de Vallecas en todos los sentidos.

AD: La pregunta viene por el mitin que montó Vox en Vallecas buscando la provocación…

PM: Sí, yo soy más de Vallecas. Entiendo perfectamente que esto es una idea que no compra mucha gente, pero yo soy de los que piensan que a la extrema derecha hay que combatirla a hostias en las calles cada vez que aparece.

Mira, leí un artículo vuestro de Al Descubierto que está precisamente en contra de esto. Pues yo estoy en la posición radicalmente contraria a ese artículo. Pienso que a la extrema derecha en las calles se la combate a hostias. Y esta ha sido una de las claves del antifascismo para derrotar a Amanecer Dorado en Grecia: la lucha en las calles.

AD: Eso es verdad, de hecho, lo mencionamos en el artículo. De todas formas, más que una postura en contra, buscábamos incitar un poco a la reflexión. No tenemos una postura fija. Al final la extrema derecha busca provocar y no siempre responder es lo más adecuado. Viendo que en Orcasitas se ignoró a Vox y pasó todo muy desapercibido, como mínimo plantearse que también puede ser una opción.

PM: Entiendo lo que dices y entiendo a mucha gente que tiene esta postura. Pero es que me he enfrentado en las calles a la extrema derecha y, personalmente, no me parece una buena idea.

Cuando la extrema derecha dice que un barrio es un “estercolero multicultural”, lo suyo es que cuando vaya a ese barrio es que se le complique. Y repito que es una estrategia que contra Amanecer Dorado en Grecia fue clave.

AD: Eso es cierto.

PM: Con esto tampoco me quiero poner en contra de nadie, pero en Grecia por ejemplo una de las estrategias fue enfrentarse a Amanecer Dorado en las calles haciendo tiroteos al azar, sin apuntar a nadie en concreto, creo que le llegaron a dar a uno en la pierna como mucho, pero buscando con ello que la extrema derecha sintiera el miedo. Que pensaran “si le han pegado un tiro a este que no saben ni quien es, van a venir a por nosotros”. El antifascismo en Grecia estuvo en las calles todos los días.

Organizaba la extrema derecha una concentración en un centro de menores inmigrantes y los antifascistas hacían cordones de seguridad y fascista que aparecía por allí, cuatro palos que se llevaba en la cabeza.

AD: Para eso habría que tener una organización antifascista potente, mucha disciplina…

PM: Entiendo perfectamente a la gente que dice que no hay que hacerles caso. Y seguramente lo de Vallecas haya beneficiado a la extrema derecha. Aunque yo creo que esperaban mejores resultados electorales.

Por otro lado, yo no sería capaz de decirle a nadie de un barrio que se quedara en su casa. Entiendo a quien prefiera hacerlo así, pero yo no le voy a decir a nadie cómo tiene que enfrentarse a la extrema derecha en su barrio.

AD: Eso es lo que decía mucha gente de Vallecas, que no convirtiéramos lo sucedido en un debate, que al fin y al cabo es su barrio.

PM: Es que darle lecciones de lucha antifascista al barrio de Vallecas, en fin, un poquito de respeto, que a lo mejor ellos ya saben cómo. Pero bueno, todo mi cariño y mi afecto también a la gente de Orcasitas. Ellos decidieron eso y está perfecto también. Tampoco les voy a dar lecciones a ellos. Cada barrio lucha como le parece.

Mira, ¿Vallecas u Orcasitas? Me quedo con los dos.

AD: PabloMM, ¿cómo te gustaría enfocar tu activismo en el futuro? A raíz de la popularidad en ciertas plataformas, hay personas que saltan a otras, como Twitch, YouTube… ¿Te planteas algo así u otro proyecto futuro, como un libro…?

PM: Tengo firmado un contrato con una editorial para escribir un libro pero no tengo tiempo para hacerlo.

A todos los periodistas que lean esta entrevista que se animen a hacer un periodismo valiente, que van a vivir siempre en la precariedad y justos para llegar a fin de mes, pero que esto es un oficio muy bonito, uno de los más bonitos del mundo.

En cuanto a saltar a otras plataformas: no. De hecho, me planteo cada día más el dejar las redes sociales. Cada vez las soporto menos, las llevo peor, las aguanto menos… y si eso sucede, seguiré haciendo lo mismo: en mi periódico, en el activismo de mi barrio y echando una mano en lo que pueda.

Ahora estoy muy centrado en las manifestaciones de mis compañeros de Airbus que están luchando por conservar la planta, apoyando, difundiendo y acudiendo a las convocatorias, y seguiré en mi barrio con mi gente intentando que la extrema derecha no llegue hasta aquí. Conseguir aunque sea una pequeña Galia.

No me veo en Twitch. Me pilla mayor. TikTok pues menos aún. Con modas como la que vi el otro día, ¿cómo era? Un vídeo sobre el reggaeton antifascista, o la cumbia antifascista… (ríe)

AD: Sí, pero Vox es el partido que más seguidores tiene en TikTok. Hay también mucho debate sobre cómo dirigirse a la generación centenial, de si hay que hablarles más en su lenguaje, como usar el rap, el trap o el reggaeton por ejemplo, pues al fin y al cabo también son productos que surgen de la propia clase obrera.

PM: Desde mi punto de vista: confiad en la gente joven. Yo siempre confío en la gente joven. Si la pirámide poblacional estuviera invertida y hubiese mucha más gente joven, la izquierda tendría mucho más poder. Se ve en los datos y estadísticas de voto.

Por lo tanto, confiemos en la gente joven. Las nuevas generaciones están más preparadas para asumir cambios, vienen con ideas nuevas y aunque Vox tenga presencia en las redes sociales y tenga muchos seguidores jóvenes, yo estoy en los barrios y en los colectivos hay gente muy joven, chavales de 16, 17 y 18 años, muy concienciada.

Todas las generaciones se piensan que la gente joven es lo peor. Me pasaba a mí cuando era joven y lo sigo viendo ahora.

¿Que hay que luchar en todos los campos? Estoy de acuerdo. Pero confío en la capacidad de la gente joven.

AD: Has comentado que tienes un contrato para escribir un libro. ¿Puedes adelantarnos algo?

PM: Hace poco participé en un libro que se llama Hoy es mañana, que es el libro más feo que te puedes encontrar en la librería porque la portada parece un folleto del Media Markt.

PM: Te enseñaría un ejemplar, pero me he deshecho de todos. No tengo ni uno.

Participé en ese libro, que éramos diez personas, de la editorial Milenio, como Julen Bollaín, Paula Fraga… diez personas jóvenes que escribimos un texto de cien paginitas y tal. Y después con esa misma editorial firmé un contrato para hacer un ensayo político, un libro ya completo.

Pero lo he dejado aparcado porque no tengo tiempo. Casi todo mi tiempo lo consume Kamchatka, la cooperativa de medios a la que pertenezco. Pero la idea es escribirlo, me gustaría mucho hacerlo.

AD: Para finalizar, PabloMM, ¿hay algo que te gustaría añadir?

PM: A todos los periodistas que lean esta entrevista que se animen a hacer un periodismo valiente, que van a vivir siempre en la precariedad y justos para llegar a fin de mes, pero que esto es un oficio muy bonito, uno de los más bonitos del mundo, pero que hay que hacerlo bien.

También les diría que no sean neutrales, que tomen partido, que no sean indiferentes ante el sufrimiento, que se pongan del lado de la gente que lo pasa peor y que se animen a montar iniciativas como Kamchatka o como Al Descubierto, que es una página que a mí me encanta…

AD: ¡Muchas gracias, PabloMM!

PM: … y que luchen por dignificar esta profesión como está haciendo otra gente a través de medios alternativos, escribiendo en su tiempo libre, sacando tiempo de donde no lo tiene, gastando tiempo y dinero para decir lo que piensa, porque lo merece, de verdad.

Es un oficio precioso. Que la gente no se desanime y que siga intentándolo. Que vean iniciativas como Al Descubierto, que las apoyen y las lean. Tendrán menos dinero, pero dormirán más tranquilos. Eso no se paga.

AD: Pues muchas gracias, PabloMM, no tenemos palabras para agradecerte esta entrevista. Hemos tocado temas muy interesantes y hemos estado muy a gusto en todo momento. Aunque en algunos puntos has sido pesimista, has acabado con un mensaje muy positivo…

PM: Soy muy positivo. Mucho. Creo que llegarán tiempos mejores. Ahora estamos viendo tiempos muy oscuros pero hay que seguir dando la batalla siempre. Ganes o pierdas, como decía José Luis Sampedro. Las batallas hay que darlas siempre se ganen o se pierdan. Hay que darlas por el mero hecho de estar ahí. Hay gente que lo necesita, que lo está pasando mal. Hay que estar ahí por ellos.

Vendrán tiempos mejores. Así que a pelear.

AD: Eso esperemos. ¡Un verdadero placer y nos vemos en las redes!

PM: ¡Nos vemos!

Adrián Juste es Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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