Macron se convierte en el primer presidente reelegido en Francia en las dos últimas décadas

por Pablo Elorduy

Domingo, 24 de abril de 2022. Sin sorpresa, sin vuelco de última hora. Emmanuel Macron ha ganado la segunda vuelta de las elecciones francesas y será el presidente durante los próximos cinco años. Los datos de los sondeos, adelantados a las 20h, han confirmado lo que habían anunciado los sondeos que, en los últimos días, habían ampliado el margen de Macron sobre la candidata de Agrupación Nacional (RN), Marine Le Pen, que vuelve a fracasar en su intento de llegar al Elíseo, como ya le pasara en la segunda vuelta de 2017.

El recuento se extenderá durante toda la noche pero los sondeos en Francia son considerados el pistoletazo de salida para el reconocimiento de la derrota del bando perdedor y de la apertura del champán en la sede de La República en Marcha desde las 20h de hoy, 24 de abril. La propia Le Pen ha reconocido la derrota a las 20:30h. La hija del fundador del FN, que ha tratado de limar las expresiones externas más vinculadas a la extrema derecha pero que llevaba en su programa un discurso antimigración y de persecución administrativa de los musulmanes franceses, ha aumentado su apoyo electoral respecto a 2017 pero se ha topado con el muro del 50%. Le Pen ha asegurado que la progresión en los últimos cinco años “es una victoria”, pero los sondeos son claros: la extrema derecha no gobernará en Francia, todavía.

Con la victoria de Macron respira el proyecto de la Unión Europea, tensado de nuevo desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, que veía en la posible llegada de Le Pen al Elíseo una nueva amenaza. Aunque el euroescepticismo de RN se ha difuminado con el tiempo —y acelerado a raíz de la pandemia— los vínculos de la líder del partido de ultraderecha con Vladimir Putin, y con la Rusia de los “oligarcas” —de los que su partido obtuvo un crédito de 13,8 millones— son suficientemente notorios para incomodar a la Comisión Europea y dislocar al Consejo Europeo, instituciones en las que Macron es sin embargo un activo de primer orden.

Pese a que la victoria de Macron tiene la letra pequeña de la baja participación —la abstención se estima dos puntos por encima que hace cinco años y la cifra oficial de las 17h era la más baja de los últimos 20 años— y del menor margen con el que ha superado a Le Pen, a la que en 2017 sacó nada menos que 33 puntos porcentuales en la segunda vuelta, el político de Amiens ha conseguido capitalizar el miedo al abismo que supone una victoria de la extrema derecha en Francia. Se convierte en el primer presidente que es reelegido desde Jacques Chirac, que dejó el cargo en 2007.

El nuevo centro francés

Sale adelante Macron con menos margen y pese a haber fagocitado dos espacios electorales que hasta hace una década eran hegemónicos en la Quinta República. Los socialistas, el PSF, fueron los últimos en ocupar el Elíseo. Hace cinco años se despedía del poder François Hollande, tras derrotar a Nicolás Sarkozy en segunda vuelta. Tras la primera vuelta de 2022, es difícil pensar que el PSF vuelva a tener opciones de Gobierno en un país que ha visto cómo La República en Marcha, el partido creado a imagen y semejanza de un solo candidato, Macron, ocupaba el espacio del centro en cuestión de cinco años.

El espacio de la centroderecha, ocupado por las distintas mutaciones del gaullismo y victorioso hasta 2012 de la mano de Jacques Chirac y del propio Sarkozy, se encuentra asimismo por debajo del 5% del apoyo electoral y sus tradicionales votantes han oscilado entre la emergencia del centro liberal de Macron y el ultraconservadurismo de Le Pen.

Como representante del centro político, la carrera de Macron en el Elíseo ha estado marcada por la búsqueda de consensos en materia internacional y por la mano dura, cuando no la violencia abierta y hostil, contra las protestas que han salpicado su mandato.

En 2019, el periodista David Dufresne recopiló hasta 843 casos de abusos policiales evidentes contra el movimiento de los Chalecos Amarillos, una protesta mestiza y heterogénea que entre 2018 y 2019 pudo confrontar con la agenda de recortes del liberal Macron. Solo hasta abril 2019, el balance de aquellas protestas era de un muerto, tres personas en coma, cinco que perdieron una mano, 23 que perdieron un ojo y 800 condenadas a tiempo de prisión.

Le Pen no ha explotado por motivos obvios la carta antirrepresiva pero sí ha volcado su campaña electoral en la denuncia del elitismo de Macron, cabeza visible de una casta política simbolizada en la Escuela Nacional de Administración (ENA), una “escuela del poder” de formación de élites. No ha sido suficiente en esta ocasión para ganar, pero Macron no se ha sacudido la imagen de ser el “presidente de los ricos”. Un estudio de 2020 del Observatorio francés de Condiciones Económicas explicaba que “de los 17.000 millones de euros distribuidos a los hogares desde el inicio del período de cinco años [tras la victoria electoral de 2017], más de una cuarta parte (…) se destinaron a los ingresos del 5% de los hogares más ricos”.

Sin embargo, pese a la evidente desafección de amplias capas de la sociedad francesa hacia Macron por su clasismo —“Macron es el programa económico de Le Pen con el añadido del menosprecio de clase, mientras que Le Pen es el programa de Macron con el añadido del menosprecio de raza”, dijo el tercero en liza en la primera vuelta, Jean Luc Mélenchon—, es poco probable que con los resultados de la noche electoral consolidados se detecte un trasvase significativo de votos desde la Francia Insumisa a la República en Marcha.

Manuel Cervera-Marzal, profesor en la Universidad de Lieja explicaba en la previa de las elecciones de Enric Bonet en El Salto que “debemos coger con pinzas todos aquellos sondeos que dicen que un 20% de los votantes de Mélenchon podría apoyar a la candidata de la extrema derecha en la segunda vuelta. Hace cinco años también se hablaba de la misma posibilidad y al final solo el 7% de ellos respaldaron a Le Pen”.

Tras los resultados de la primera vuelta, el Macron “elitista” tuvo que cambiar el guion y hacer guiños a la sorprendente base electoral de una Francia Insumisa que se quedó a apenas 400.000 votos de pasar a segunda vuelta electoral por primera vez. Macron, ha tratado de desdibujar el programa que lanzó el 17 de marzo, que propone alargar la edad de jubilación de 62 a 65 años y condicionar una renta mínima al hecho de trabajar o formarse durante 15 o 20 horas.

Hoy, la victoria de Macron abre una serie de incógnitas acerca de si se lanzará a la consecución de esos objetivos o si suavizará su imagen de presidente neoliberal con la agenda de los millonarios como programa. De momento, para que se establezca definitivamente la base de la próxima legislatura, Macron y el resto del país deberán esperar a las Elecciones Legislativas que tendrán lugar el 12 y el 19 de junio de este mismo año, a las que se presenta su primer ministro desde 2020, Jean Castex, y a las que la izquierda de Mélenchon acude con la intención de convertirse en primera fuerza para forzar un cambio radical en la V República Francesa.


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