Las carnes vegetales ganan terreno en el mercado alimenticio global

por Francisco Villanueva

 

Viernes, 14 de enero de 2022. ¿Por qué las denominadas carnes vegetales son cada vez más atractivas para los consumidores? Este enamoramiento se debe a la suma de varios factores: un considerable aumento de la población vegana, una mayor concienciación sobre los beneficios nutricionales de la proteína vegetal en sustitución de la animal y un incremento de la importancia de llevar una vida saludable. Lo cierto es que en EE.UU. y Europa se aprecia un notable cambio de tendencia. Las carnes vegetales ocupan cada vez más espacio en los lineales de los supermercados y los pronósticos auguran un espléndido futuro en los próximos seis años.

El tofu, la soja texturizada y el seitán son las más conocidas. Son muy versátiles. Ofrecen múltiples posibilidades para su consumo. La marca vegana Heura es otra opción para quienes no quieren abandonar la sensación de estar comiendo carne de pollo o ternera.

La carne vegetal o vegana es un alimento que sustituye a la carne animal. Se elabora a partir de ingredientes como el seitán, el tofu o la soja texturizada. Es una fuente excelente de obtención de proteínas de origen vegetal, cuya ingesta es recomendada preferentemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) frente a las de origen animal; en concreto, aconseja una distribución porcentual de consumo del 75-25. Además, la carne vegetal aporta al organismo carbohidratos, fibra, minerales y vitaminas, entre otros nutrientes.

Una de las características de la carne vegetal es su similitud en sabor y textura con la carne animal. Esta particularidad hace que su incorporación a las dietas de aquellas personas a las que les cuesta renunciar a la proteína animal sea más sencilla. Además, estas carnes vegetales pueden utilizarse para elaborar infinidad de recetas, ya que combinan magníficamente con otros ingredientes.

Además como siempre, cambian los hábitos alimentarios en China y se eleva el consumo de las carnes vegetales en una etapa previa y reciente de apogeo de la carne de cerdo en la República Popular ha dado paso a un brutal cambio de tendencia y tiene un significado global e indica lo que se avecina en el mundo.

El precio de la carne de cerdo en China cayó 54% en los últimos 6 meses, y se redujo a 3,12 dólares por kilogramo, lo que significa que ha llegado aproximadamente al mismo nivel que tenía antes del estallido de la “fiebre porcina” en agosto de 2018. Esta peste devastó el stock de cerdos de la República Popular, y lo redujo a la mitad en menos de un año, con una pérdida de más de 400 millones de cabezas. El resultado de este tremendo virus fueron precios récord de la carne de cerdo que llegaron a triplicarse respecto de los niveles de 2018.

La “fiebre porcina” originada en la República Popular se extendió de inmediato al resto de los países asiáticos ocasionando pérdidas de más de 30% en las Filipinas, Indonesia, Corea del Sur y Malasia. En toda la etapa inicial de la epidemia no había otra forma de combatirla que eliminando el ganado porcino afectado, o incluso en riesgo de serlo. Esto golpeó el mercado de agroalimentos en el mundo, debido al papel crucial de China en la demanda global agroalimentaria.

La respuesta a estos catastróficos resultados de la epidemia de “fiebre porcina” fue una fenomenal sobreproducción incentivada por los precios récord que se extendieron por más de un año y medio. En ese momento, el stock de cerdos de la República Popular llegó a superar los 2.000 millones de cabezas.

Ahora este ciclo de sobreproducción ha concluido, y los precios han disminuido hasta alcanzar los niveles previos al estallido. Pero muy significativamente no ha ocurrido lo mismo con la demanda de carne porcina que se ha mantenido muy alejada de los niveles extraordinarios que tenía históricamente hasta entonces.

Todo parece indicar que ha ocurrido un cambio probablemente irreversible en la cultura dietaría de la República Popular, con una búsqueda de otras proteínas cárnicas, como la carne vacuna, la aviaria, o el consumo de pescado, incluyendo las carnes alternativas de base vegetal que hoy nos ocupan.

Hay que advertir que el cambio de hábitos alimentarios de la clase media de la República Popular tiene por necesidad un significado global, e indica con precisión lo que se avecina en el mundo en materia de consumo de alimentos.

La única forma que tienen los grandes países productores de agroalimentos, es adecuarse deliberadamente a los cambios de tendencia en el mundo. Es un ejercicio de ajuste lúcido a las nuevas circunstancias; y en este sentido lo esencial es advertir la emergencia en gran escala de las proteínas de base vegetal, surgidas de los laboratorios, y no de los campos.

El promedio histórico del consumo de carnes de China ascendió a 57 kg por habitante y año, de los cuales tres cuartas partes eran carne de cerdo.

Por eso la República Popular era de lejos la mayor consumidora de carne de cerdo del mundo, que abarcaba más de la mitad del total global. Esta tendencia es la que parece haber quedado definitivamente atrás; y ahora ha emergido una nueva pauta alimentaria en China, seguramente vinculada a la nueva clase media de 440 millones de integrantes con niveles de ingresos comparables a los norteamericanos (35.000 / 45.000 dólares anuales).

Esto sucede cuando el ingreso per cápita de su población de 1.440 millones de habitantes ya ha superado 10.000 dólares por año. Y crece 8.1% anual.

Es altamente revelador lo que sucede con el éxito de las carnes de base vegetal, cuyo consumo ha aumentado más de 30% en los últimos 2 años, sobre todo en la nueva clase media motivada fundamentalmente por la búsqueda de un alto estándar de salud y de calidad en los hábitos alimentarios.

Es la misma preocupación que tiene la clase media en todas partes del mundo avanzado, así como en amplios sectores del emergente, que no sólo busca incorporar nuevos hábitos de alimentación, sino también del deporte y los ejercicios físicos.

De ahí la proliferación tanto en China como en el resto del mundo de gimnasios ultramodernos, equipados con los aparatos de última generación. Estos cambios son en el fondo expresiones de una modificación cultural, que por su magnitud y profundidad pueden caracterizarse como tendencia de civilización.

Esto coincide con una disminución del precio de las carnes vegetales en la República Popular, con caídas de más de 20% /30% en los últimos 24 meses, lo que asegura su consumo más allá de la clase media, en la inmensa masa de la población China cuyos ingresos per cápita ya son superiores a 10.000 dólares anuales.

En breve síntesis, la etapa de apogeo de la carne de cerdo en China ha quedado definitivamente atrás.

Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba es economista y periodista financiero.
@FranciscoVill87

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