La economía sostenible, los costes laborales y las materias primas disparan los precios mundiales

Se necesitan 700.000 trabajadores en el sector de la construcción
por Francisco Villanueva

 

Viernes,26 de noviembre de 2021.  La Tierra se agota y lo saben ya hasta los más radicales negacionistas. El desafío del cambio climático o “calentamiento de la atmósfera” es que el sistema global superaría en dos grados centígrados los niveles de la etapa pre-industrial (1851) en 2050.

Esto es lo que afirma el Panel Intergubernamental de científicos y especialistas convocados por Naciones Unidas, lo que significa que se impone inexorablemente la búsqueda de una nueva forma de producir centrada en la sustentabilidad, que es el mayor crecimiento con menor emisión de dióxido de carbono (CO2), y no simplemente en el alza sistemática de la acumulación capitalista, como ha ocurrido hasta ahora.

Las manifestaciones contra el calentamiento global realizadas en Bruselas en simultáneo con la Conferencia sobre el Cambio Climático que se realizó en Glasgow apuntan que la concienciación del problema global es un hecho.

La clave de todo lo que está pasando en nuestro mundo empresarial es que se modifica, en síntesis, la globalización fundada en la disminución de la estructura de costes, sobre todo laborales, a través de un incremento cada vez más acentuado de la productividad; y surge en su lugar un nuevo sistema productivo, cuyo objetivo es combinar el alza sistemática de la productividad, que es la razón de ser del capitalismo desde la Primera Revolución Industrial (1780/1840), con una producción de baja intensidad en la emisión de dióxido de carbono (CO2), que es sinónimo de sustentabilidad.

Este es el significado de la actual Revolución Industrial, que es la digitalización completa de la manufactura y los servicios, convirtiéndolas en una sola realidad virtual plenamente integrada de alcance global, que es lo que está ocurriendo ya en el mundo avanzado, con un adelantamiento de entre 6 y 8 años del cronograma de este nuevo salto tecnológico provocado por la pandemia del coronavirus y la explosión del teletrabajo, o trabajo digital a distancia. Esto a su vez ha desatado un salto de productividad de más de 15% en los últimos 2 años, en un ejemplo notable de aceleración del sistema.

Es lo que permite enfrentar los mayores costes de producción que acarrea la búsqueda de una economía sustentable, con los consiguientes menores márgenes de ganancia, con un cambio tecnológico que lleva a reformular completamente la acumulación del capitalismo del siglo XXI.

Esta etapa de mayores costes ya ha comenzado, a través del aumento fenomenal que han experimentado todas las materias primas sin excepción, como consecuencia de la emergencia en gran escala de un nuevo Superciclo de los commodities en los últimos 24 meses. Las materias primas tuvieron un esplendor en 2001, como consecuencia de la irrupción de China/India/Asia en el mercado mundial, y tuvo una duración de una década (2001/2011).

El nuevo Superciclo de los “commodities” es arrastrado por el precio récord de los minerales, sobre todo del cobre, que es el insumo fundamental del cambio tecnológico necesario para reducir sistemáticamente la emisión de dióxido de carbono en la industria y que por eso puede durar tres veces más que el primero (2020/2050).

El precio del petróleo se ha multiplicado por cuatro en un año, y ha trepado a más de 85 dólares el barril, mientras que el gas natural que es su contrapartida, ha crecido siete veces en ese periodo; el 700%…!.

Por eso el costo del transporte marítimo, por donde transcurre más de 80% del comercio internacional, literalmente ha explotado, y ha aumentado casi 300% en los últimos 12 meses, lo que significa que el precio del transporte de los contenedores ha crecido 10 veces en esta etapa.

Esta es la razón por la que faltan casi 600.000 camioneros en EE.UU., y más de 400.000 en Europa, incluyendo a Gran Bretaña; y esta es la causa también por la que los puertos de la Costa Oeste norteamericana, sobre todo los dos principales que son Los Ángeles y Long Beach, muestran retrasos de 15/17 días en la descarga de contenedores, que provienen esencialmente de China, que es la principal socia comercial de la economía estadounidense; y lo mismo ocurre con los grandes puertos europeos, Rotterdam y Hamburgo en primer lugar, así como los de Southampton y Londres en el Reino Unido.

Los costos laborales en la República Popular, y en general en Asia, han aumentado por encima del promedio mundial en los últimos 2 años (4,5% anual), debido a que ahora crece sobre la base del consumo doméstico (97% del total); y esto ocurre en una economía mundial absolutamente integrada por el proceso de digitalización, donde la estructura de costos tiende a ser una sola a partir de la pauta más avanzada en todas partes al mismo tiempo.

Lo que importa en una economía de este tipo en relación a la venta de sus productos no es su precio, sino su calidad (marcas, trazabilidad, efecto sobre la salud y el medio ambiente); y esto se debe a que sus principales consumidores son hoy los integrantes de una nueva clase media china/asiática en primer lugar, dotada de una extraordinaria capacidad de gasto surgida de unos crecientes y cada vez más elevados niveles de ingreso.

De ahí que se pueda afirmar que esta nueva economía de la sustentabilidad debido a la cada vez menor emisión de dióxido de carbono coincide con una nueva revolución industrial de altísimo nivel de productividad, ambas guiadas por un fenomenal boom de consumo proveniente sobre todo de Asia, el continente donde habita más de la mitad de la población del planeta.

Se trata de un fenómeno circular, en suma, que crece en forma de espiral, propio de la época.

Francisco Villanueva Navas, analista de La Mar de Onuba es economista y periodista financiero.

@FranciscoVill87

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