La América de Trump: Charles Rhines, un asesino homosexual, será ejecutado en Dakota del Sur porque la cadena perpetua en una prisión de hombres sería «algo que disfrutaría»

No se trata de una de las fake news contra las que el presidente Donald Trump mantiene su tan estrambótica como hipócrita cruzada. Charles Rhines, declarado culpable de asesinato por un jurado en Dakota del Sur (EEUU), ha sido condenado a muerte por ser gay. Así de claro. Su condición homosexual ha sido considerada por los miembros del jurado relevante para decidir su muerte en lugar de otra condena, la cadena perpetua, pues una vida de reclusión en un penal rodeado de hombres vendría a ser poco menos que un regalo de la administración americana para el asesino.

Además, el pasado lunes el Tribunal Supremo anunció que no impedirá que Dakota del Sur mate a Rhines. Y ello a pesar de que algunos de los miembros del jurado que le impusieron la pena de muerte no ocultan que  su decisión busca evitar precisamente que la cadena perpetua en una prisión para hombres se convierta en algo que “disfrutaría como homosexual”.

La homosexualidad de Rhines estuvo presente durante las deliberaciones del jurado. “Había mucho disgusto» al respecto, dijo uno de sus miembros a petición del tribunal. Otro dijo que sabiendo que era gay “no debería poder pasar su vida con hombres en la cárcel». Y un tercero admitió  jurado que no acabar con la vida del sentenciado supondría enviarlo “adonde quisiera ir».

Los hechos han sido dados a conocer a través de una tribuna firmada el pasado martes por Ría Tabacco Mar, un conocida abogada y activista de los derechos del colectivo LGTBI en The New York Times. Según su relato, los jueces rechazaron una súplica de condenado y permitieron su sentencia de muerte, a pesar de la “inquietante evidencia” de que pudo haber sido el resultado de una clara actitud LGTBIfóbica. El tribunal que revisó la sentencia no está obligado a dar explicaciones de por qué rechaza la revisión de la sentencia, pero Tabacco Mar no tiene dudas al respecto: se trata de un mensaje profundamente preocupante sobre el valor que se le da al colectivo LGTBI.

Tabacco Mar recuerda que, aunque en EEUU las deliberaciones de los miembros del jurado se consideran “sacrosantas”, el año pasado la Corte Suprema estableció una importante excepción para los casos de parcialidad racial en la sala del jurado. En un caso de discriminación racial, hubo pruebas de que el jurado decidió condenar a un hombre acusado de contacto sexual ilegal y acoso porque «es mexicano y los hombres mexicanos toman lo que quieran», en palabras de un miembro del jurado. El Tribunal Supremo consideró acertadamente que tal animus racial interfería con el derecho de la persona acusada a un juicio justo e imparcial.

Esa excepción debería ser también de aplicación el caso de Rhines, pues parece claro que su orientación homosexual ha contaminado la toma de decisiones del jurado que ha decidido acabar con su vida para que no la viva rodeado de hombres en una prisión federal. Tabacco Mar  también recuerda que los Estados Unidos se vieron obligados a establecer garantías especiales para garantizar que el secular racismo que aún persiste en el ADN de tantos ciudadanos del “país de las libertades” no interfiera en los procesos judiciales contra la población negra, especialmente.

En Dakota del Sur, ser homosexual  parece haber sido determinante para decidir entre la vida y la muerte de Charles Rhines, algo difícil de encajar, por lo que, en opinión de la activista Tabacco Mar, la Corte Suprema del país debería actuar cuanto antes y establecer que la condena esta muerte responde a un claro prejuicio contra las personas LGTBI, que no debe jugar ningún papel en el sistema de justicia penal de Estados Unidos. La abogada se muestra convencida de que la Corte recibirá más solicitudes para revisar condenas o sentencias envenenadas por LGTBIfobia. “Sin embargo”, asegura, “probablemente lleguen demasiado tarde para el Sr. Rhines”.

Es la América de Donald Trump.