Felicitar las fiestas, es lo que toca

por José Luis Pedreira Massa

 

Lunes, 20 de diciembre de 2021. Todo llega, un año más transcurrido sin casi nos hayamos percibido. Claro a mi edad el tiempo no corre, vuela y este año ha pasado en reactor. Insisto, no son unas fiestas que me agraden especialmente, pero deben pasarse, como se pueda.

Es un tiempo donde “reina” la alegría, la bondad, el amor y la caridad, las familias se reúnen, los amigos festejan y los cuñados… ¡Ay! Los cuñados… Desde fuera lo que se ve es algo impostado, artificial, un poco forzado.

Algunos podrían pensar que la navidad es algo “de toda la vida” y una “fiesta cristiana”, hasta discutirían con quien fuera por defender ese lugar de la historia y la creencia.

La navidad son unas fiestas “cristianadas” de las Saturnales, unas fiestas paganas que celebraban los romanos en honor a Saturno, dios de la agricultura y la cosecha, se celebraban en unas fechas comprendidas entre los días 17-23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno, período más oscuro del año, cuando el Sol sale más tarde y se pone más pronto.

Era un tiempo en que las labores agrícolas finalizaban y los campesinos y los esclavos podían aplazar el trabajo cotidiano, había menos luz y Navidad, se desplazaban para visitar a sus familiares y amigos, también intercambiaban regalos y celebraban grandes banquetes públicos. En estas fiestas, que se prolongaban durante siete días, los esclavos gozaban de una gran permisividad; podían vestir las ropas de sus señores y ser atendidos por éstos sin recibir ningún castigo.

En el día 25 de diciembre, los romanos celebraban la fiesta del Natalis Solis Invicti, una festividad asociada al nacimiento de Apolo. Ese día 25 de diciembre era considerado como el solsticio de invierno, y los romanos llamaron “bruma”.

Cuando Julio César introdujo su calendario, en el año 45 a. C., el 25 de diciembre fue ubicado entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro Calendario Gregoriano. De esta fiesta, se tomó la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo.

El origen de la Navidad se remonta, por lo menos, al siglo III d. C., ya que las primeras referencias de la celebración, hechas por el historiador Sexto Julio Africano, datan de esa época. Desde aquel entonces, el 25 de diciembre es el día de Navidad para gran parte del mundo cristiano.

Los antecedentes más organizados de la Navidad se sitúan en los años 320-353, durante el papado de Julio I, que fijó la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, lo hizo, a pesar que la creencia general era que Jesucristo nació durante la primavera, se baraja la idea que la intención podría haber sido la de convertir a los paganos romanos en cristianos, asumiendo y cristianizando su fiesta de las saturnales.

Con posterioridad, en el año 440, el Papa León Magno estableció esta fecha para la conmemoración de la Natividad y casi un siglo más tarde, en 529, el emperador Justiniano la declara oficialmente festividad del Imperio.

La primera representación del Belén, que escenificaba el nacimiento de Cristo, la realizó San Francisco de Asís en la Nochebuena de 1223, en una cueva próxima a la ermita de Greccio, en Italia. Mientras que la tradición del árbol de Navidad procede del norte de Europa.

En muchos países la Navidad tiene un origen menos claro y, muchas veces, se relaciona con seres malignos. Krampus es un demonio con largos cuernos y piel de carnero, salido del corazón de las montañas alpinas, y que merodea por las calles austriacas de principios a mediados de diciembre en busca de víctimas para aterrorizar. Krampus es una antigua tradición pagana germánica, extendida por toda la zona alpina.

Curiosamente, la fecha de nacimiento de Jesucristo no es mencionada jamás ni en el Nuevo Testamento ni en el Antiguo, por lo que muchos consideran que comenzó a celebrarse justo en estos días para sustituir la conmemoración de una importante festividad pagana: la fiesta del Nacimiento del Sol Invicto. La fiesta del Nacimiento del Sol Invicto era una de las celebraciones más grandes y “alocadas” del imperio romano, se hacía para conmemorar la llegada del Sol. Para hacerlo, los romanos decoraban sus casas y encendían muchas velas, las cuales simbolizaban la luz. Como se ha señalado anteriormente, en la fiesta del Nacimiento del Sol Invicto también se repartían regalos.

Históricamente existen algunas festividades que coinciden con ese periodo y que tenían un claro carácter pagano. Algunas culturas mencionan en sus rituales astrológicos a algún dios sol; tales como Apolo y Helios (Roma y Grecia); Mitra (Persia); Huilzilopochtli (eTenochtitlan), por citar algunas deidades de las más conocidas. Algunas culturas atribuían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año, y que los días se hacían más largos a medida que el dios se hacía más viejo. En otras culturas se creía que el dios del sol murió ese día, solo para volver a otro ciclo.

Celebración del Capac Raymi, era liderada por el Emperador de los Incas.

En los pueblos de los germanos y escandinavos celebraban el 26 de diciembre el nacimiento de Frey, el dios nórdico del sol naciente, la lluvia y la fertilidad. En esas fiestas adornaban un árbol de hoja perenne, que representaba al Yggdrasil o árbol del Universo, costumbre que se transformó en el árbol de navidad cuando llegó el cristianismo al norte de Europa.

Los aztecas celebraban durante el invierno, el advenimiento de Huitzillopochtti, dios del sol y de la guerra, en el mes Panquetzaliztli, que equivaldría aproximadamente al período del 7 al 26 de diciembre de nuestro calendario. Aprovechando la coincidencia de fechas, los primeros evangelizadores, los religiosos agustinos, promovieron la celebración de la Navidad y así desapareció el dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas.

Los incas celebraban el renacimiento de Inti o el dios Sol, la fiesta era llamada Cápac Raymi o Fiesta del sol poderoso que. por su extensión, también abarcaba y daba nombre al mes, que era el primer mes del calendario inca. Esta fiesta se correspondía con el Inti Raymi que se celebraba en el mes de junio, el 23 de diciembre es el solsticio de verano austral y el Inti Raymi sucede en el solsticio de invierno austral. En el solsticio de verano austral el Sol alcanza su mayor poder, es viejo y muere, pero vuelve a nacer para alcanzar su madurez en junio, luego declina hasta diciembre, y así se completaría el ciclo de vida del Sol austral. Esta fiesta tenía una ceremonia de iniciación en la vida adulta de los varones jóvenes del imperio, dicha iniciación era conocida como Warachikuy.

Con lo expuesto nos queda claro que el origen de la fiesta es una celebración pagana, por ello me reconcilio un poco conmigo mismo y lo comparto con todos ustedes, incluso con el director de la publicación. Estamos en esta particular forma y manera de celebrar el nacimiento del dios sol, tras la noche oscura de los meses precedentes. A partir de ahora el sol resurge, por ello se celebra el solsticio de invierno, el momento en que reina la noche sobre la luz.

Así que cada uno se ampare en la versión de las celebraciones y fiestas según se posicione, frente a las creencias o frente al solsticio. Se unifica en la celebración de comidas y festejos familiares, eso nos va bien. Pero… he revisado detenidamente y los datos históricos no aportan nada acerca de la aparición y función de los cuñados, si alguien lo encuentra ruego nos lo haga saber, estar así justo antes de los festejos es un sin vivir.

También se expresa que el origen del arbolito es nórdico, así como que Papá Noé viene de Laponia. Son tradiciones nórdicas y pensábamos que su origen era el “Imperio”, pues no es así. Menos mal, ya era hora que este tipo de tradiciones no fuera del “amigo americano”.

Ya podemos ir haciendo los paquetitos que contengan las cosas a superar como son las guerras que siguen o que nos amenazan, la pandemia y su destrucción que se reactiva, que sepamos reconocer la necesidad de colaborar solidariamente para que en todos los continentes y países se pueda acceder a la vacunación, los “negacionistas” deben dejar de hacer el lelo para que todos posamos beneficiarnos de la ciencia. La insidia y el estigma de los padecimientos mentales pueden ser liquidados, entre todos y con actitud más positiva y proactiva hacia la recuperación y los derechos humanos.

No estaría mal meter en el sobre de los olvidos los malos modales de nuestros representantes políticos. La política debe volver a ser una dedicación noble para solventar problemas de la ciudadanía, si este es el objetivo fundamental no debe primar la confrontación escasamente educada y en exceso bronca. Debemos tirar los insultos, puesto que informa acerca de quien los emite y describen escasamente acerca de a quién se dirigen. Rebajar la crispación y retomar un debate sereno y razonable, es un deber y representa tener respeto y educación acerca de lo que se representa y a quien se dirige.

También he escrito mis peticiones para que lleguen a Laponia, ahora es más fácil porque lo he hecho por mail, aunque siempre voy retrasado, lo he conseguido hacer. He pedido el fin de la pandemia y que los responsables obren con racionalidad y fundamento. Que sepamos relacionarnos con educación y respeto, incluidos los que se encuentran distantes de nuestros planteamientos. Que el hambre de la infancia sea algo del pasado, la pobreza infantil es una realidad y debe ser abordada con decisión y sin demora, negarlo no es razonable.

¿Será posible que el uso de las tecnologías, aún siendo asequibles, sea razonable y su utilización no sea para acosar u otros usos poco edificantes? Que las figuras parentales recobren su autoridad y prestigio para la educación y toma de decisiones con sus hijos e hijas.

Sería buena idea que la educación sexual fuera un hecho, para que la pornografía no ocupe ese lugar de enseñanza y, menos aún, si se hace sin el control parental y se realiza por el excesivo uso de las tecnologías.

Que la diversidad sexual, en orientación e identidad, sea un hecho aceptado y no estigmatice a estas personas y menos aún sean agredidos en palabra o por agresiones físicas o por marginación social y relacional.

A esa persona especial, la quiero decir que sí, pero que la cobardía o intimidación no sea óbice para cercenar los sentimientos por mor que pudiera parecer poco habitual.

A mis seres queridos, decirles: os quiero, basta con esto.

A todos ustedes les deseo felices fiestas y que el año 2022 sea venturoso y se colmen sus deseos de paz, salud y amor.

El Dr. José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).

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