«En Huelva hay trabajadores en una industria que mueve 600 millones de dólares y viven como animales», el Relator de la ONU Alston sobre los asentamientos

«No sé quién tiene que coger la batuta en este asunto, pero alguien debe hacerlo», dice el experto de Naciones Unidas.

Huelva, 9 de febrero de 2020. «En Huelva me reuní con trabajadores que vivían en un asentamiento de migrantes en condiciones que rivalizan con las peores que he visto en cualquier parte del mundo». El Relator Espacial de Extrema Pobreza y Derechos Humanos, Philip Alston abre con esta duras palabras el espacio dedicado en su Informe Preliminar para Naciones Unidas, el abogado australiano profesor de la Universidad de Nueva que ha estudiado diversos focos de pobreza y marginalidad de España para informar a las Naciones Unidas. Bregado en la ONU como relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias durante otros seis años, ha conocido los peores momentos de países como Sri Lanka, Nigeria, Afganistán o Ecuador.

Sin embargo, lo visto de primera mano en el asentamiento chabolista de trabajadores agrícolas visitado en Lepe superó todas sus expectativas sobre lo que esperaba encontrar en España, y el caso que mas ha destacado en las multitud de entrevistas que ha concedido desde el pasado viernes. Especialmente por tratarse de pequeñas ciudades de infraviviendas habitadas por personas con empleo, trabajadores de una industria próspera como la de los frutos rojos. «Están a kilómetros de distancia del agua y viven sin electricidad o saneamiento adecuado», denunciaba el viernes Alston, quien destacaba que «muchos han vivido allí durante años y pueden pagar un alquiler, pero dijeron que nadie los aceptará como inquilinos». El relator también destacó las condiciones sociolaborales de los chabolistas, de los que dijo que algunos ganan «tan solo 30 euros por día, y casi no tienen acceso a ningún tipo de apoyo gubernamental».

«Una persona me dijo que cuando hay trabajo, España necesita inmigrantes, pero que nadie está interesado en sus condiciones de vida». Según los datos recabados por el Relator entre 2.300 y 2.500 personas (otras fuentes de asociaciones que trabajan en el terreno con los chabolistas llegan a triplicar esa cifra) «viven en condiciones similares durante la temporada de fresas», asevera Alston, quien no duda el situar en el crecimiento de industria agrícola en los últimos veinte años el origen del chabolismo en la provincia de Huelva.

El Relator no sabe cómo encajar que una industria que se nutre de la mano de obra que reside en los asentamientos Huelva y exporta más de 500 millones de euros de frutos rojos cada año, permanezca impasible ante el miserable estado en el que sus trabajadores pasan a vida cuando no están el tajo.

«No sé quién tomara la iniciativa, pero tiene que hacerlo»

Respecto de a quién corresponde tomar medias urgentes para erradicar el fenómeno del chabolismo laboral emergido al amparo del crecimiento del sector agrícola onubense, el Relator Alston se quejó de que lamentablemente, la responsabilidad es de todos y es de nadie», y reveló enojado que en sus contactos con cargos de todas las administraciones, «todos señalan con el dedo hacia el otro». No obstante, el experto de Naciones Unidas consideró «esencial» que actúen el Ayuntamiento y el gobierno regional, y sostuvo que «el Gobierno nacional debe  usar Inspectores de Trabajo y otro tipo de medidas».

Además, en la rueda de prensa celebrada en Madrid el pasado viernes, Alston hizo un llamamiento explícito a los empresarios de los frutos rojos para que no miren hacia otro lado ante el problema del chabolismo, que al Relator lo dejo «pasmado». Alston recordó que los migrantes que viene en los asentamientos son trabajadores de su industria que mueve más de 600 millones de dólares solo en fresas, y «la gente vive como animales».

En este sentido, Philip Alston anuncia en su Informe Preliminar que planea preguntar sobre ello a Driscoll’s, la multinacional norteamericana que comercializa buena parte de los frutos rojos cultivados en Huelva. El Relator recuerda que Driscoll’s tiene un conjunto de normas laborales que se aplican a todos los trabajadores en nuestra cadena de suministro, sin distinción. «Dado que las condiciones que observé en Huelva son simplemente inhumanas, y dado el dominio de esta corporación multinacional en la industria local y global de la fresa», dice Alston en el documento presentado el viernes, «planeo preguntarles qué están haciendo para monitorear y mejorar las condiciones laborales en esta área».

De lo que no tiene duda el Relator de Naciones Unidas es que los asentamientos chabolistas de trabajadores son una anomalía del sistema económico que debe ser atajada con urgencia, aunque mantenga pocas esperanzas sobre ello. «Yo no sé quién debe coger a batuta en este asunto, pero alguien tiene que hacerlo».


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