El “milagro” del sudor de San Sebastián de Zufre en 1698

por Antonio Fernández Tristancho.

Un documento del siglo XVII recuperado por el historiador Santiago González rescata el ‘vulgo de sangre’ de la imagen zufreña

Junto con San Miguel, San Sebastián fue uno de los Patrones Protectores de la Villa de Zufre. Su culto está datado documentalmente en la población al menos desde mediados del siglo XV, y a él recurrían los vecinos durante las oleadas epidémicas que azotaron estas tierras desde la reconquista. Su ermita está situada en el arrabal de la villa y, como era costumbre, en una de las entradas naturales al recinto urbano, en este caso junto al camino que partiendo de Zufre se adentraba en la Sierra a través de Higuera de la Sierra y La Umbría.

Contó el Patrón con una Cofradía, al menos desde el siglo XVI, que en 1655 acogía a 35 hermanos y cuyo gobierno lo regentaba un alcalde de cofradía, un mayordomo y un prioste. Fue una entidad muy activa y comprometida con la promoción de la devoción hacia el Santo.

Dentro de este contexto socio-religioso tiene lugar a finales del siglo XVII uno de los sucesos más significativos en la historia religiosa de Zufre, el llamado ‘vulgo de sangre’ o sudor milagroso que empapó la imagen de San Sebastián.

El lunes 3 de febrero de 1698 Isidoro Félix Pacheco, Notario Público y Apostólico de la Vicaría de Zufre, da testimonio de un suceso acaecido a las once de la mañana de dicho día cuando miembros de la Cofradía de San Sebastián se acercan a la Ermita del Santo para preparar, como era costumbre, los actos previos a su salida procesional.

El presunto sudor milagroso de la talla será uno de los episodios más sorprendentes en la historia religiosa de la comunidad, y en él se vieron envueltos los personajes más destacables de la villa en la época. Así lo reflejo el escribano Pacheco al escribir que » …a los señores que el presente bieren como a lunes tres deste presente mes de Febrero deste año de mill y seiszientos y nobenta y ocho de las onze deste dicho dia poco más o menos, entre en la hermita del Glorioso martir San Sebastian extramuros desta Villa … y bide la ymagen del glorioso Santo, puesta en unas andas en el suelo de dicha hermita junto al Altar que ai en ella y me dixo dicho Sr. Vicario que tomase una bela enzendida y biese y rexistrase la ymajen del glorioso Martir San Sebastian y beria como todo su cuerpo y demas partes del estaban sudando agua naturalmente y viéndolo referido tome una bela enzendida y rexistre y mire mui bien la ymajen del glorioso martir San Sebastián…»

El caso motivó la apertura por parte de las autoridades Arzobispales de Sevilla de un expediente en el que se tomaron testimonios a todos los personajes implicados, entre otros, Joseph Domínguez y Garzón, Ana Ruíz Rufo viuda, Isabel Ruiz Rufon mujer de Francisco Alvaro el Viejo y Catalina Ruiz. El expediente concluyó con una extensa declaración de los personajes implicados y se certificó el suceso al que calificaron como milagroso.

Al margen de esta consideración religiosa, no deja de ser sorprendente que en principio una causa vanal, la humedad que registra la cara de la imagen, pueda llegar a ser un acontecimiento tan destacado para la sociedad de la época y se le otorgasen magnitudes sobrenaturales. Sobre todo, cuando un leve estudio de las condiciones a través de los estados de cuentas o de una mínima observación, habrían acreditado que la ermita del Santo, muy diferente a la fisonomía de hoy en día, estaba plagada de goteras y que su interior estaba cubierto con un suelo de velas.

Según Santiago González Flores, investigador que ha aportado los documentos que fundamentan este estudio, “la justificación por buscar la intercesión milagrosa a toda costa no puede responder a una trasgresión interior”. En su opinión, la consecuencia del suceso es que “un pueblo buscó y finalmente exigió la presencia de lo milagroso en su comunidad”.

Antonio F. Tristancho es un comunicador rural. Conoce cada palmo de La Sierra y lo refleja en sus reportajes y crónicas, plagadas de recuerdos y emociones. Abogado, asesor, gestor cultural, periodista, community manager y experto en turismo, entre otras experiencias, se considera, ante todo, un serrano que siempre tiene presente a su comarca y a sus gentes.
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