De la narrativa de Silvera al cante flamenco de Moguer

Francisco Silvera llega temprano a la cita, poco después de las ocho. Saluda rápido, se mueve mucho, se niega a sentarse. Trae una cartera en la que no caben demasiados libros pero sí los necesarios: “El Libro de los silencios” y algunos más. Pregunta un par de veces a qué hora empezamos, con esa disponibilidad propia de quien ha recorrido 30 kilómetros para bajar a la ciudad a ofrecernos su voz y su obra. La noche recién ha caído sobre las calles cuando comienza el evento, al filo de las nueve. Le presenta Francis Vaz que habla del día lunes que arde como el petróleo y aullamos por su transcurso como una rueda herida citando a Neruda, reivindica la esencia de la Tertulia Trastero Dispar-Arte en este su tercer año y su apuesta por el diálogo cultural, por la emoción compartida, por retorcerle el cuello al negro cisne del lunes haciendo que lo que supure por la grieta de la vida sea la cultura; y nos habla de Silvera, de su narrativa y de su extensa obra publicada que parece ser sólo una muestra, como los árboles, de lo que tiene sepultado. Luego el autor invitado toma la palabra.

Toma la palabra y enredado en las mil sogas del verbo se nos entrega a tumba abierta durante más de una hora, de pié y a pecho descubierto. Primero presenta su libro, literalmente, el libro como producto físico, como objeto de culto, mientras nos cuenta su pasión por la edición, su preocupación por la tipografía, por la anchura de los márgenes, por el tamaño de la letra. No se cansará de decir que en el Arte la forma y el fondo son las dos caras de una misma moneda: “en edición diferente los libros dicen cosas diferentes”. Y el Bar Trastero se llena de la voz de un autor que reconoce sus deudas y reivindica a los suyos: Antonio Carvajal, Muñoz Rojas, Azorín, Rafael Guillén, Clara Janés, Victoria Atencia, Pérez de Ayala, Juan Ramón Jiménez, Gabriel Miró y hasta Fray Luis de Granada y su “Guía de Pecadores” Tiene claro que la Literatura como disciplina artística se nutre de lo ya escrito, que no hay Arte fácil… y la noche transcurre plácida, mansamente, escuchando a un autor que sabe de dónde viene, que confiesa que no le interesa el mundo urbano, que proclama la necesidad de aproximarse a la naturaleza, a la vida del campo, a lo salvaje y eso es lo que hace en “El Libro de los Silencios” a través del personaje de Lorenzo.

Antes de irse lee fragmentos de otras obras, habla de forma caudalosa, crítica los límites entre los géneros, apostasía de la mayoría de la narrativa actual, proclama el valor de la prosa y la necesidad de dotar a la prosa de un ritmo interno, señala la dificultad de narrar la inacción y persiste hasta el final refugiado en ese humor tan típico que se aproxima al sarcasmo tan propio de los escépticos del mundo contemporáneo que acaba convirtiéndose en una crítica ácida y casi ácrata de lo existente. Escuchándole es fácil llegar a la conclusión que en su bagaje, como pone en su nota biográfica, hay un torrente de mil músicas escoltándole cuando escribe o cuando corrige, como hay millones de lecturas desde Horacio hasta el presente. Se despide con relatos al hilo de las músicas de los oficios de tinieblas tras haberse paseado por su infancia de niño de barrio que atravesaba todos los días uno de tantos muros que dividen nuestras ciudades, y hasta es posible imaginarle paseando por el campo lastimado por la constatación de los muros y vallas contemporáneos, por esos elementos de segregación económica y social visibles o invisibles, por las miles de concertinas que cercan hoy día a millones de personajes de carne y hueso.

Cuando él termina, el público pregunta. Entre otros Juan Cobos Wilkins, que nos acompaña esta noche, dialoga con el autor, y el Bar Trastero se llena de otros nombres, se cita a Jesús Carrasco -el autor de “Intemperie”- y otros tantos. Poco después el autor se despide y marcha huyendo del centro urbano. Esta noche de otoño presenta leves notas de humedad y un ligero aroma retronasal a Tertulia bien hecha, a conciencia plena de que como decimos en la presentación de nuestra Tercera Temporada, en Dispar-Arte trabajamos por traer a un puñado de los mejores. Uno de ellos ya ha estado aquí, se llama Francisco Silvera, tiene un extraordinario dominio del léxico y como los artistas de verdad te obligan a repensar quien eres y qué haces. No se prodiga demasiado. Autores como él nos ayudan a hacer camino, a no caer en el error de arar siempre el mismo surco. Dormiremos sabiendo que ha sido un privilegio.

Una noche de lunes, antes inhóspitos y deprimentes, ahora cordiales en la curiosidad del saber y de la cultura en el Trastero. Noches de lunes en Dispar-Arte que desean tu complicidad, que seas partícipe de la regeneradora aventura cultural onubense que proponemos y, por ello, te invitamos a venir el próximo lunes, 8 de octubre, en el que la música de la guitarra y el cajón flamenco volará entre las maderas y fotografías colgadas en la pared del local, y el cante visceral de los nuevos valores de la Escuela de la Peña Flamenca de Moguer pondrán el broche de arte y calidad a la noche tediosa de los lunes de antaño. En tu Tertulia, sobre el escenario del bar Trastero, actuarán las jóvenes promesas del cante, Marta López y Remedios Junquera y la figura emergente de la guitarra Álvaro Domínguez. Además de los nuevos valores que emergen con fuerza y pasión en esta escuela de raigambre y solera, colaboran en el acto el Profesor de cante Jeromo Segura, el profesor de guitarra (e integrante del grupo Planeta Jondo) Francis Gómez y el cajón flamenco David Soriano. Una noche distinta, en la que la juventud de los nuevos valores y la tradición del Flamenco de Moguer se aúnan para el goce y el deleite gratuito de cuantos quieran asistir.

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