Con la mirada en el vacío

por María Ángeles Solís

 

 

Las piedras que gritan mientras la umbría del silencio

 acaricia los árboles escuetos, desnudos,

 ante la inmensidad del cielo escondido entre ramas.

¿Subir o bajar? Con la mirada perdida,

vislumbrando esperanzas que quedaron en el camino,

que buscaron la soledad para sobrevivir

y aquel profundo aleteo del pasado que te subió al cielo.

Escucha el murmullo de esas piedras,

otros viven en la ignorancia absurda de la fama vacía

que se plasma en papel infame.

No importa si subes… no importa si bajas…

porque tú tienes alma aunque los cobardes no la puedan ver,

no te pueden sentir…

ese es el precio que han de pagar los miserables:

la oquedad de los peldaños vacíos.

Pero la piedra es firme, dura, como tu corazón.

Te mataron con las mentiras pero tú echaste a volar.

Y, allá en las inmensidades, empezaste a brillar como sólo tú sabes.

Puedes callar para siempre o gritar la verdad.

Pero serviría de poco. La infamia encontró lugar

en lo que fue tu mundo y allí se aposentó.

Sigue tu camino, deja atrás las mentiras

que te aprisionaron en aquella jaula de barrotes de oro.

Vuela, vuela… y sé feliz. Tu alma lo merece.

Puedes subir o puedes bajar. Pero tu mirada perdida en el vacío

me dice que los recuerdos aún duelen.

Y me veo reflejada en ti, como un espejo lleno de azogue

que reproduce escenas del pasado.

Dame la mano y volemos juntas.

Compartimos el alma, compartimos el alma limpia,

compartimos el corazón que nos rompió la infamia…

pero, sobre todo, compartimos toda esa vida que tenemos por delante.

Este muro de piedra no cederá, porque es fuerte y lleva ahí siglos.

Si la misma infamia que nos mató nos hizo volver a volar,

dejemos que el olvido se trague el rastro

de todo miserable que rozó nuestras alas para hacerlas sangrar.


María Ángeles Solís. Escritora por pasión, ganó en 2003 el Premio de Poesía Federico Mayor Zaragoza, convocado por el Grupo Literario “El Olivo". Aunque la pasión había nacido antes. Cuando aprendió a hablar, su primera frase seguida fue una copla flamenca. En permanente formación literaria, estudia a fondo las fuentes de los sabios flamencólogos. Colaboradora en diversas revistas culturales, como Claustro Poético o La Mar de Onuba. Ha colaborado en varios libros del escritor madrileño Nicolás Ferrando.

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