‘Causas y azares’, por Javier Polo Brazo

por Javier Polo

Jueves, 7 de abril de 2022. Hay ocasiones en las que el azar juega tan importante papel que hasta dudamos de si algo que ocurre casualmente no se trata en realidad de un hecho cuidadosamente preparado. Este que les voy a narrar es una de esas casualidades que es capaz de generar algo más que una bonita historia.

El que escribe estas líneas, junto con su hermana, acaba de editar un libro de fotografías llamado Sevilla íntima que es una suerte de “inventario sociológico” de la ciudad del Guadalquivir, mediante los testimonios en primera persona de sus propios vecinos. A la presentación de ese libro y de la exposición homónima, que se produjo en Sevilla el pasado seis de abril acudió Estrella Rodríguez. Esta mujer es una de esas personas que pasan desapercibidas aunque no es precisamente una persona anónima. Ha sido Directora General de Integración de los Inmigrantes en dos periodos distintos que suman más de nueve años en total y, en la actualidad, es la Directora de Estudios e Innovación de la Cruz Roja Española. Estrella, como digo, acudió a la presentación del libro aprovechando que estaba en Sevilla. Venía de un reciente viaje a Canarias donde la Cruz Roja está implementando un precioso proyecto sobre inmigrantes desaparecidos en su travesía desde África, del que no les puedo contar más.

A ese mismo acto acudió Mamadou Bailo, un joven inmigrante que vive en la ciudad, donde llegó hace tres años, tras un largo viaje desde su Guinea natal atravesando tres países y que acabó en una travesía en patera que a punto estuvo de costarle la vida en las aguas del Estrecho de Gibraltar, donde fue rescatado por Salvamento Marítimo y atendido por la Cruz Roja. En aquellos días era menor de edad, por lo que fue derivado a distintos centros de menores hasta que cumplió los 18 años.

El azar unió a Estrella y Mamadou en un acto social en Sevilla. Ese azar que también hizo que el mismo día de junio de 2018, cuando ella tomaba posesión de su segundo periodo como máxima responsable de las políticas de integración del Gobierno de España, Mamadou era rescatado y acogido por las autoridades españolas en Tarifa. La primavera sevillana permitió que se conocieran y que pudieran hablar de ese día y de tantos otros, desde los dos planos de una misma realidad, la del desespero que te hace buscar fuera las oportunidades que nunca tendrás en tu país y la de la impotencia de quien procura una acogida digna y humana en un país con recursos finitos.

Fue un encuentro largo, sereno, relajado, profundo… y yo que asistí a parte de él debo añadir que precioso. Tanto que lo vamos a repetir en mayo, en Tarifa. Ambos, además, se han prestado en grabarlo para que forme parte del documental “El océano de Gibraltar” que estrenaremos en octubre de este año.

Pero el día tuvo nuevos azares. Al terminar el acto nos fuimos a tomar un aperitivo en esta primera tarde que podíamos llamar primaveral, tras más de un semana de temporales y lluvias. Pero Mamadou es musulmán practicante y acabamos de entrar en su mes sagrado, en el Ramadán. Por lo que él no pudo acompañarnos en la primera ronda del aperitivo, el sol no se había puesto aún. Nuevamente el azar hizo que otro asistente al acto, Alfonso Cruz, que es Diputado de Juventud de la Hermandad del Baratillo le ofreciera acompañarlo hasta la capilla de su hermandad, próxima al bar que habíamos escogido, para hacer alguno de los infinitos recados que las hermandades tienen en estos días de cuaresma. Aunque a priori no deja de ser peculiar un joven musulmán practicante en una capilla a escasos días de una Semana Santa anhelada tras dos años de pandemia, resultó que generó curiosidad dentro del grupo joven de la hermandad y ya se están coordinando para mantener un encuentro más sereno, tras las festividades, donde poder hablar de la fe, también desde dos de sus múltiples caras. Encuentro al que insistiré para que me dejen acudir, aunque sea desde detrás de una mirilla.

La noche acabó con todos los protagonistas, que se presumían antagonistas, cenando en una noche de primavera de esta Sevilla íntima y poliédrica. Una noche que ya tiene nuevas convocatorias, una en la costa de Tarifa a orillas de ese mar que tantas muertes anónimas ha costado; otra en una casa hermandad donde se generará un singular y enriquecedor debate. Por mi parte, prometo contarles la continuación de esta historia de azares, si ustedes me lo permiten.

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